La Tarasca luce cada año el que, sin lugar a dudas, es el traje más comentado de toda la ciudad. También el secreto que mejor se guarda hasta que se abren las puertas del Ayuntamiento en la mañana de un miércoles como este.
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La historia de la moda en nuestro país bien podría escribirse siguiendo los modelos que la popular maniquí granadina ha lucido desde finales del siglo XIX. Y es que en tantos años de Corpus ha habido tiempo para todo tipo de ropa, desde trajes de fiesta o volantes hasta, incluso, salir vestida de esquiadora como si fuera a descender por las pistas de Sierra Nevada. Su vestuario ha sorprendido siempre, unas veces por su color, otras por sus formas, en ocasiones por el tocado o sombrero y, en alguna ocasión, por todo a la vez.
Personaje singular y curioso, la Tarasca cada año despierta cientos de comentarios y críticas a raíz de la ropa que luce. A pesar de ello, los más afamados diseñadores y modistas de la ciudad sueñan con vestirla alguna vez, siendo todo un privilegio para ellos ser llamados para vestir al maniquí que sobre el dragó desfila cada miércoles y jueves de feria.
El personaje de la Tarasca era una figura corriente en muchas otras celebraciones siglos atrás, remontándose sus orígenes incluso a las antiguas culturas de Babilonia, Egipto y Grecia. Hasta nuestros días ha llegado esta extraña figura mezclada con leyendas religiosas de santas que vencen a espantosos dragones, como el caso de Santa Marta que venció a un monstruo en Tarascón (Francia). En concreto, la tradición dice que los habitantes de ésta ciudad de la Provenza estaban atemorizados por culpa de un dragón alado y que pidieron a Dios que les ayudará. Dios envió entonces a Marta, una joven mujer que luchó contra el monstruo venciéndolo, lo que hizo que todos los habitantes de Tarascón se convirtieran al cristianismo y en recuerdo de la hazaña comenzaran a procesionar la figura de un monstruo encadenado a los pies de una dama.
El nombre de Tarasca hace alusión a ese monstruo. De todos modos, no falta quien ve en la figura de la Tarasca la representación del bien y del mal, de las contradicciones: el dragón monstruoso frente a la belleza de la mujer, la fiera rendida ante la sencillez de una persona...
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Tanto la figura del dragón como la del maniquí han variado con el paso de los años, ya que pronto comenzaron los granadinos a acompañar las fiestas del Corpus con la procesión de esta figura acompañada de gigantes, cabezudos y diablillos. De hecho, una real cédula fechada el 21 de julio de 1780 prohibe la salida de 'gigantones, gigantilla y Tarasca'.
Como anécdota quedan dos años en los que, en el último momento, la maniquí tuvo que cambiarse y no sacar el traje inicialmente previsto. El motivo fue que se filtraron a la prensa las fotografías del vestido que iba a lucir, y al salir publicadas en las páginas de IDEAL en una mañana como la de hoy, rápidamente se decidía cambiarle el traje para que la sorpresa siempre fuera total.
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De todos modos, al final, y luzca lo que luzca, habrá algún granadino, o granadina, que con un poco de malafollá diga aquello de que 'vas vestido más feo que la Tarasca'.
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