Miércoles, 15 de junio 2022, 23:35
Y al quinto día de Corpus, el calor descansó. O al menos lo suficiente como para que el ferial de Granada se llenara antes del festivo. Como si la Tarasca lo hubiera invocado a lomos de su dragón, las nubes cubrieron el cielo de la ... capital para atraer a los más calurosos. Hasta una agradable brisa de aire fresco recorrió la feria durante la tarde.
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«Esto es otra cosa. Me está entrando hasta repelús», se oía en mitad de la calle Zambra. Algo inaudito después de las primeras jornadas de sol abrasador. Pero el 'fresquito' no fastidió la caja de los caseteros. Ni mucho menos. En la Casa de Motril corría el ron como el agua. «Haznos una foto», me pedía una familia. Aunque no llevaba la cámara de IDEAL al hombro, accedí. «Todo sea por que me caiga un palito gratis», me dije.
No fue así. Pero como los motrileños son tan buena gente, ahí anduvo fino Manuel. Como Juan Tamariz, se sacó una jarra y unas copitas de la manga. «Que no os falte de na», me espetó clavando sus ojos en los míos. En un abrir y cerrar de ojos, ya no había ron. Faltó el violín tras el truco del prestidigitador.
Cosa de magia (o brujería) también era cómo un chaval se desplazaba por el ferial con una pierna prácticamente 'enyesada'. Su principal ayuda era una muleta. Como recién salido del hospital, subía la entrada del Corpus con brío. «Que me cierran las escaleras del 'infierno'», pensaría. En realidad, no, pero ojalá. Que 'mala follá'.
En los columpios no cabía un alma. Ninguna más aparte de la mía, que se me salía por la boca cada vez que el 'Inverter' daba la vuelta con una veintena de criaturas colgando del cielo. Un milagro (llamado física) evitaba su caída mientras el chillido se escuchaba desde la estación de autobuses. «No me monto yo ahí ni harto de vino», pensé entonces y sigo pensando. Tampoco de ron.
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Al mismo tiempo, tuvo lugar un pequeño susto en la zona de las casetas. El Tendío sufrió un pequeño fuego al incendiarse una caja exterior de luces, lo que provocó un apagón del resto de puestos. No hubo que lamentar heridos y la actuación de los Bomberos fue muy rápida. La fiesta se reanudó a los veinte minutos, salvo en La Gota, donde tuvieron que cenar a oscuras. Más romántico.
En Carambirubí reinaba el reggeaton. Del nuevo y del añejo. Una de Sebastián Yatra, otra de Pitbull. Una de Osuna, otra de Gente de Zona. Desde luego, que la Danza Kuduro siga bailándose en España casi diez años después sí que es un milagro. También una pesadilla del 'electrolatino'. Pronto en Benidorm.
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La juerga siguió por toda la calle La Caña y por todo el Corpus. La feria llega al ecuador y hay que aprovechar cada momento. El chato de vino al inicio y el palito de ron al final. Cerveza y rebujito en mitad. Que no falte una papa 'asá' para llenar el estómago. La feria no hace milagros.
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