Sevillanas, rebujito y marmitako, el menú del Corpus más 'euskaldún'

El bueno de Sebas lleva en la provincia la friolera de 15 años. En Loja despacha recetas desde su farmacia, pero en Almanjáyar es capaz de dar de comer a cientos de granadinos hambrientos. «¿Qué le voy a hacer? ¡Si soy de Bilbao!», ríe mientras se señala el mandil. Concretamente, el lauburu. Un símbolo de su Euskadi natal que luce con orgullo. Igual que haría un granadino en el extranjero con los piononos o el mirador de San Nicolás.

Sebas forma parte de la Asociación Gastronómica Sukaldeak junto a ilustres personalidades de la hostelería granadina. Hace poco mencionó lo bien que le salía el marmitako, que había ganado un concurso en las fiestas bilbaínas y todo. Con la mala suerte de que sus compañeros estaban delante. «Pues cocínanos este Corpus», le retaron. «¡Boh!», contestó. Se prendió la llama.

Cogió el perolón, buscó los avíos y el resto es historia. Preparó un guiso con bonito, cebolla, patata, pimiento y carne de piquillo para 120 comensales porque la feria de Granada no podía perderse un buen marmitako. «Querían integrarme en la caseta y no me quedó más remedio. Ya que hay que cocinar, me da igual si es para mil. Estaba riquísimo», añade.

Cómo estaría el plato que no había quien se levantara a bailar en la sobremesa. Ya lo dicen las madres. Antes del baño, la digestión. En Los 17, primero el baile, que viene el marmitako de Sebas. 'On egin' (Buen provecho).