Martes de Feria
Steve, Kareen y otros en el real de AlmanjáyarSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Martes de Feria
Steve, Kareen y otros en el real de AlmanjáyarEl real de Almanjáyar encarna el martes la transición en sí mismo. Es uno de los días más calmados de la semana festiva. Muchas de las grandes recepciones tienen lugar el lunes, y el martes queda para comidas de amigos sin la presión de las masas que caracteriza el tramo final del ciclo ferial. Cuando llegamos, la noria está parada y muchos tenderetes están echados. Cuatro aficionados trasiegan vino dulce en Los Mellizos y uno pasa delante del Parque Norte de Bomberos con una sensación rara, ya que la última vez que cruzó su umbral fue para ponerse una vacuna. La primera dosis, concretamente. Me siento un poco perdido; no recuerdo la última vez que estuve aquí.
Atravesamos la portada –tan conceptualmente impecable como barata y gris, dicho sea esto en sentido literal–, para enfilar la calle principal, ocupada a primera hora de la tarde por personas de mediana edad y algunas de pequeña edad con toque de queda. Basta verles las caras para saber que algunas de ellas vienen por primera vez solas a la feria. Una aventura, descubrir esta ciudad súbita llena de música y sonrisas.
Llegados a la plaza de los Caseteros, encrucijada mágica donde se asientan décadas de historia a la sombra del toldo, adivinamos tras la reja a Manuel Puentedura, en su rincón de la caseta de la Casa de Motril en Granada. Por él no pasan los años, aunque seguro que él opina de otra manera. Para quien, más de dos décadas atrás, pasó alguna larga noche con Tomás García –el modisto de Lola Flores– y él mismo, el encuentro encierra no poca ternura. Con un espeto de sardinas en las manos, cuenta cómo consiguió la privilegiada ubicación dentro del ferial de esta 'embajada' motrileña en la capital, después de la deserción de CajaGranada.
Aspira a que la feria quede como está, aunque echa de menos, hombre práctico como es, algo que parece que se conseguirá pronto: que haya calles de servicio entre las casetas. Tras la desaparición del albero –gran noticia para quienes tenemos problemas con el polvo en suspensión–, parece una iniciativa de lo más razonable. Personas como Manuel tienen que ser eternas, porque representan el auténtico espíritu de esta celebración: amistad y hospitalidad sin impostura, clasismo ni apariencia.
Los coches de caballos vienen y van. Parados en la calle principal hay tres que hoy han venido tirados por sus respectivas parejas de mulas desde Pinos Puente. Concretamente, del Picadero Nuestra Señora del Rocío. Al pescante de uno de ellos está Jesús González, que lleva las riendas de dos mulas impecables en su aspecto, una de cinco u otra de seis años. Viéndolas tan saludables, uno se pregunta cuánto comen. «Entre las dos, una alpaca de heno al día, al margen de pienso y grano», comenta su cuidador y cochero. Viven casi como toros de lidia, trabajan una semana al año –en su caso, conservan el lomo intacto– y el resto del tiempo, pastan, retozan y miran la vida pasar. Qué envidia.
Entre las casetas pasean viandantes muy diversos. Algunos se ve que no son habituales, lo cual es fantástico. Steve y Kareen, británicos, han venido desde Órgiva, donde llevan viviendo diez años, en un 'cortijo' donde tienen olivos, verduras y algunos animales. Les acompaña su consuegra María José, que es de Maracena y acaba de guisarles un arroz como Dios manda, con el que ambos se han chupado los dedos. Ahora, caminan embelesados por los coches de mulas y caballos, los trajes y los sombreros, que les encantan. Aprecian la algarabía moderada, en el más puro 'british style'. Da gusto verles en feliz compañía. «Son estupendos», dicen los consuegros españoles de sus homólogos ingleses.
En la caseta del PSOE se refleja en buena medida el resultado de las recientes elecciones. Los fieles perseveran. Nos encontramos a Justo Rodríguez, histórico jugador de aquel no menos histórico Huétor Tájar que jugara en Liga Asobal. Y junto a él, nombres que un día fueron portada, como Cándida Martínez, Mariano Gutiérrez Terrón o Pedro Benzal; otros que lo siguen siendo, como José Entrena o Inmaculada López Calahorro; otros que, con el rostro joven, siguen pensando que lo serán. Y otros muchos que estaban, ya no están, lo cual es sintomático también. La vida es una feria.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
Fernando Morales y Álex Sánchez
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.