Corpus de Granada
Como agua caída del cieloSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Corpus de Granada
Como agua caída del cieloFrancisco Martínez Perea
Jueves, 8 de junio 2023
La primera corrida de abono de la feria de 2023 tenía tres reclamos poderosos vestidos de luces, 'Morante de la Puebla', 'El Fandi' y Alejandro Talavante, y un aliciente añadido en los chiqueros de la plaza, donde esperaban su turno los demandados toros de la ... ganadería de Zalduendo, que suelen rendir culto a la bravura encastada y gozan, por tanto, de justa fama.
A todo ello había que sumar los esplendores de una festividad que se vive en Granada de forma especial, la del Corpus Christi –uno de los tres jueves del año que lucen más que el sol, según se dice–, el ambiente propio de la plaza en tarde de grandes expectativas y la generalizada ilusión de que toros y toreros asumieran su papel estelar sin escatimar nada.
Es verdad que como invitado no deseado se sumó también la incierta previsión meteorológica, con amenaza de lluvia, pero el refranero, que es sabio, dice que vale más el agua del cielo que todo el riego y ayer ese agua, amenaza permanente en las horas previas a la corrida y durante su desarrollo, se transformó a la postre en una precipitación de arte, valor y raza. Los aficionados fijaron muchas veces su mirada en el cielo, pero terminaron sucumbiendo al atractivo del ruedo, donde el agua de la lluvia de las horas previas sirvió de abono a muchas emociones.
Por fortuna para los aficionados, que cubrieron más de tres cuartos del aforo, todo pudo desarrollarse según el guión previsto, relato que dejaba margen para algunas licencias que suelen producirse cuando actúan determinados espadas y el arte de torear, tan difícil y complejo, se matrimonia más con las musas que con la técnica, algo que en el caso de José Antonio Morante de la Puebla, uno de los grandes genios del toreo actual y diríamos que de todos los tiempos, es parte consustancial de su marcada personalidad artística, elevada a los altares de la tauromaquia tras su histórica y memorable faena en la pasada Feria de Abril, premiada con un rabo, trofeo que no se concedía en la Real Maestranza sevillana desde 1971.
El veterano diestro, que ha acreditado a lo largo de su extensa carrera tanto valor como el que más y cualidades propias que lo diferencian del resto, no tiene más patrón que los dictados de su inspiración, variable en función del toro, de sus ganas y, por tanto, de las posibilidades de poder o no afrontar peleas que conduzcan al triunfo, sabedor, eso sí, de que puede llenar de contenido una tarde con un solo lance, algún que otro muletazo, un remate pinturero o cualquier otro detalle de viejas tauromaquias. Para bien o para mal –y esa es su grandeza– le basta con ser fiel a sí mismo y ejercer de Morante para ganarse el fervoroso apoyo de sus incondicionales, que son legión, o el enfado indulgente de los que le piden todo aquello que no siempre puede ofrecer.
Sin medias tintas
Ciertamente no suele haber medias tintas en la ofrenda artística de este excepcional creador de emociones y en la tarde de ayer el cero y el infinito casi van de la mano. Porque el de la Puebla se esforzó frente al que abrió plaza, escaso de fuerzas, con el que no terminó de acoplarse, aunque regaló varios lances de cartel y pases sueltos enjundiosos –una oreja recompensó su labor– y se estrelló contra la falta absoluta de raza del cuarto, un toro protestado ante el que el maestro sevillano se esforzó en vano por torear despacio y con gusto.
Tenía ganas Morante, pero el toro había renunciado a embestir y no cabían milagros ni existen musas capaces de alentar sentimientos ni de arreglar lo imposible. Una pena.
'El Fandi', suma y sigue
'El Fandi', que reaparecía tras más de un mes alejado de los ruedos por una hernia lumbar que le obligó a pasar por el quirófano, no tuvo que escudriñar en los sentimientos más ocultos –que también los tiene– ni apelar a las musas para conquistar una tarde más a su público y a su plaza. El granadino, con una enorme capacidad lidiadora, poder y entrega admirable, salió a revienta calderas y tiró con generosidad de recursos técnicos y artísticos para redondear una tarde importante, una más, en la Monumental de Frascuelo, en la que suma con la de ayer cincuenta y una puertas grandes y ha protagonizado grandes gestas.
David, que sigue siendo uno de los mejores referentes del toreo total, estuvo pletórico con sus dos oponentes. Con el buen tercero, bravo y con transmisión, firmó una faena completísima, con un recibo capotero extraordinario, por su variedad y gusto –porta gayola, largas cambiadas y verónicas de rodillas– un vistoso quite por caleserinas, tercio de banderillas insuperable, marca de la casa, series con la muleta de mucho mando, temple, ligazón y apreturas y un epílogo imponente con la espada. Un Fandi arrollador, fiel a su estilo y muy motivado, que se superó con el quinto, otro toro colaborador, al que entendió a la perfección y con el que volvió a lucirse en los tres tercios. El recibo tuvo las largas de rigor y verónicas cadenciosas y sentidas, con los palos dejó tres pares espectaculares y con la franela fue desgranando una faena de largo metraje, pausada y sentida, en la que hubo series de trazo grueso y momentos de alto voltaje en lo emocional, con el torero roto y el público entregado a su ídolo. Otra monumental estocada le permitió cortar dos nuevas orejas que sumar a las otras dos de su primer toro, incrementando de la mejor forma su récord de triunfos en el coso capitalino. Tras veintitrés años de alternativa, el granadino sigue con la misma ambición y afición de siempre, lo que dice mucho de su indomable raza. Grande, muy grande, 'El Fandi'.
Alejandro Talavante, que sustituyó a José María Manzanares, a punto de operarse de otra hernia, en este caso cervical, no pudo desplegar toda su personal e impactante tauromaquia con ninguno de sus toros, algo bronco el primero y no sobrado de raza el otro. Terminó por imponerse a los dos poniendo al servicio de la causa técnica y torería, pero el Talavante de la quietud asombrosa y el valor por arrobas, el que minimiza los terrenos y hace grande en el ruedo el universo de lo casi imposible, el que para el tiempo entre los pitones y convierte el riesgo, siempre latente, en una danza multicolor de sensaciones, el que reduce lo excepcional a la nada y hace de la nada un monumento, quedó para mejor ocasión. Parece que, tras los altibajos de la pasada campaña, la de su retorno vuelve a ser más reconocible, pero ayer no pudo reivindicarse como solo saben hacerlo las figuras diferenciales, con la contundencia de los hechos y sin dejar margen para las dudas. Los toros no se lo permitieron.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.