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MARÍA DOLORES MARTINEZ
GRANADA
Viernes, 21 de junio 2019, 15:39
Rogelio Pérez es una de las personas que mejor conocen al maestro José Tomás. No sólo es su galeno y el director de la Fundación que lleva su nombre, sino que también comparte con él los valores de solidaridad y ayuda que impulsan cada una ... de las actividades que desarrollan desde 2009. El certamen de novilladas en clase práctica, celebrado estos tres últimos días en la Monumental de Frascuelo y patrocinado por esta Fundación, ha supuesto un logro más entre los muchos conseguidos pero, igualmente, «algo histórico y una experiencia única», como él mismo lo califica.
–¿Cuándo comienza su relación con el maestro José Tomás?
–A través de quien fue su apoderado, Antonio Corbacho, con quien tenía una relación de amistad y profesional. Sobre el año 2009 José Tomás decide crear su fundación y me pide que se la dirija. A partir de ahí la relación se hizo más profesional. En el año 2010 estábamos en México con un tema de la fundación y vino la cogida que tuvo en Aguascalientes. A partir de ese momento lo acompaño a todos los sitios donde torea y la relación es más estrecha como médico y como director de su fundación.
–Estamos acostumbrados a ver a José Tomás como un mito y un figurón del toreo, con esa aureola tan especial que él tiene, acentuada por la distancia que ha marcado desde hace años con los medios, pero ¿cómo es como persona y como paciente?
–Como persona no es correcto que yo lo califique porque, lógicamente, mi versión no va ser imparcial. Como paciente, todos los toreros en general son especiales. No son personas normales porque esa profesión exige otra forma de ser y una personalidad distinta y eso se refleja también a la hora de tener un padecimiento.
–El Certamen de novilladas en clase práctica que hemos presenciado en estos días representa sólo una parte de las actividades que desarrolla la Fundación. ¿Qué otros fines centran su atención?
–Los fines más importantes son la educación en valores de los jóvenes, la educación de forma generalizada y la ayuda a los colectivos más desfavorecidos. El primer proyecto que pusimos en marcha fue sobre la igualdad y la violencia de género. Esto tuvo muchísimo éxito, tanto en Madrid como a nivel de Andalucía. Nos dirigimos a los jóvenes de tercero de la ESO y la estructura terminaba con un concurso de redacción para que los chicos trabajaran y se expresaran sobre ese tema. Fue una experiencia muy interesante y cada vez iba creciendo más. Vino la crisis económica y José Tomás decidió que lo más importante en ese momento era ayudar a las personas que peor lo estaban pasando en sus necesidades más elementales, como la alimentación. Cambiamos el orden de prioridades y ayudamos a unos comedores sociales de Madrid, en concreto el Ave María y el Santiago Masarnau. Fue una experiencia extraordinariamente gratificante. Pudimos comprobar la cantidad de gente que lo estaba pasando mal y lo bueno que es que haya personas que hagan esa labor y puedas ir a comer sin pedirte ninguna explicación. En esa misma línea nos situamos en varios pueblos de la sierra norte de Madrid, como Galapagar, Colmenarejo, Valdemorillo y Navalagamella. A partir de la infraestructura que la Cruz Roja ya tenía allí estuvimos apoyando a la población en cuanto a alimentación. No se puede decir que alguien haya pasado allí necesidad. También ayudamos al Banco de Alimentos de Madrid, primero con alimentos infantiles y luego la dotamos con una cámara de congelación porque hasta ese momento no podían recibir ni distribuir alimentos congelados, como carne y pescados, para poder suministrar una dieta adecuada. Desde entonces han sido cientos de toneladas de alimentos los que han podido repartir. El Banco de Alimentos es una institución que está en toda España y que merece nuestra confianza. Por eso en estas novilladas hemos querido que sean ellos los beneficiarios.
–Esto por lo que respecta a España, pero la fundación también desarrolla su actividad en México…
–José Tomás se hizo torero en México y la fundación está ahora construyendo y reconstruyendo casas de gente necesitada, que las perdieron con el terremoto de 2017, en una zona de indios mixteca. En México también creamos mil becas de estudio en Aguascalientes para alumnos que, teniendo excelencia academia, no tuvieran recursos. Hay muchos proyectos de ese tipo. Por lo que respecta al certamen, hemos celebrado la segunda edición y con él se está ayudando a los chicos que se inician en esto de la tauromaquia. Esto es muy complicado y toda la ayuda que se pueda prestar es poca. Con ello se ha ayudado también al Banco de Alimentos y también se ha puesto de manifiesto el aspecto solidario que ha tenido desde siempre el mundo del toro porque, por la forma de vivir y la forma de ser del torero, siempre ha tenido la solidaridad por montera. También se le ha dado la oportunidad a familias enteras y a la gente joven de que vengan a la plaza y conozcan la tauromaquia por sus inicios. Que ellos vean la primera lección que reciben los toreros. Nos ha llenado de orgullo ver los tendidos llenos de familias, jóvenes y niños en estos días y ver también que habían pasado una tarde festiva y agradable. Estamos muy contentos con esa respuesta.
–Cuando se presentó el cartel del certamen en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago usted manifestaba que a la hora de seleccionar a los alumnos de las escuelas participantes no sólo se había tenido en cuenta el bagaje y personalidad artística de cada torero sino, curiosamente, también rasgos de la propia persona.
–Para valorar a cualquier profesional, y en este caso a un torero, hay que tener en cuenta los conocimientos técnicos y eso es imprescindible. Pero eso no es suficiente, ya que en todas las profesiones hay otros datos que te apuntan a que esa persona vale para ese oficio y, en el caso del toreo, mucho más. Esta profesión te pide mucho. Que en un momento determinado puedas con el miedo, que puedas vencer al instinto de conservación, que sepas transmitir al público lo que estás haciendo. La tauromaquia no es sólo un oficio. Es un arte en su expresión más plena. Se necesita conocer todo lo que se pueda de esa persona, más allá del manejo y la destreza que tenga con los trastos. Por tanto, la selección y la calificación la hicimos bajo ese prisma de verlo todo en su conjunto.
–¿Qué ha representado para el maestro José Tomás y para la propia Fundación verse anunciados este año conjuntamente en una ciudad y en una plaza como la de Granada?
–Lógicamente, parte de la culpa de que el certamen haya venido a Granada la tiene el hecho de que José Tomás toree aquí este año. Siempre se crea muchísima expectación allá por donde va, pero Granada tiene unas connotaciones en sí misma que la hacen merecedora de este certamen. Primero, porque es una ciudad que tiene su encanto y que siempre ha vivido al lado y frente a la Universidad. Son alumnos de escuelas taurinas y la clase práctica es una enseñanza más. Por eso me parecía que era el sitio ideal. Además, los alumnos y los banderilleros se han quedado en el Colegio Mayor San Bartolomé y Santiago, se han vestido allí y han salido del colegio cada tarde. Para ellos ha sido una vivencia especial. También para los propios universitarios que están allí. Ha sido algo histórico y una experiencia única para todos los que se congregaban en torno a un colegio que tiene 350 años de historia. Y eso no es algo que se improvise, porque sólo está en Granada, allí estudió gente ilustre y todo eso tiene su mensaje. Así me lo han transmitido los alumnos y los directores de las escuelas.
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