Francisco Martínez Perea
Sábado, 19 de junio 2021, 01:43
Ni el público ni la afición granadina respondió en la medida esperada en la tarde-noche de ayer, en la que la aplazada feria taurina del Corpus ofrecía en su segundo acto un mano a mano entre Julián López 'El Juli' y el ídolo local ... David Fandila 'El Fandi' como homenaje a los veinte años de alternativa de éste último, efemérides que no pudo celebrarse en Granada en 2020 por la dichosa pandemia. El carácter laboral de este atípico viernes de feria sin feria, impidió a muchos amantes del mal llamado arte de Cúchares -que es arte, sin duda, pero mejor representado por otros toreros legendarios- poder estar en la Monumental de Frascuelo a la hora en que sonaron clarines y timbales -ocho y media de la tarde- pero parece también claro, visto lo visto, que la empresa, uno de cuyos socios, Toño Matilla, apodera precisamente al torero local, no acertó a la hora de ubicar este atractivo cartel dentro del serial, sobre todo a raíz del obligado aplazamiento en la fecha original.
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Monumental de Frascuelo Segunda corrida de la aplazada Feria del Corpus. Alrededor de dos tercios de entrada dentro del aforo permitido por las medidas sanitarias.
Ganadería Toros de Victoriano del Río (primero y cuarto) Santiago Domecq (segundo y tercero), Garcigrande, quinto, y Domingo Hernández, sexto, bien presentados en conjunto. Destacaron por su mejor juego el gran tercero y el quinto, noble pero justo de motor.
Matadores Julián López 'El Juli' (verde oliva y oro), palmas, ovación y dos orejas. David Fandila 'El Fandi' (grana y oro), oreja con petición de la segunda, oreja con petición y oreja con petición.
Y hay que lamentar este hecho porque 'El Fandi', el diestro que cambió para bien y de forma definitiva el curso de la historia del toreo local, llegaba a este reencuentro con su plaza y sus más fervientes seguidores con el aval de unos datos que apabullan: 1.416 corridas de toros, 47 toros indultados a lo largo de su carrera -el segundo tras Enrique Ponce en este significativo palmarés- varias temporadas líder del máximo escalafón, récord de triunfos y puertas grandes en la Monumental capitalina, con grandes gestas protagonizadas en su ruedo, algunas de ellas memorables, y un largo etcétera que lo acredita como el torero más importante de todos los tiempos nacido en la capital de la Alhambra, con registros que superan de largo los logrados en su época por el mítico Salvador Sánchez Povedano 'Frascuelo'. Ayer, 18 de junio, David conmemoraba su vigésimo primer aniversario de alternativa en competencia con quien ese mismo día del año 2000 su testigo de doctorado y Granada no estuvo a la altura. Cuesta decir esto, pero es lo cierto.
Tan cierto como que los que hicieron ayer mutis por el foro en el coso capitalino tienen motivos para lamentar su ausencia, porque 'El Juli' y 'El Fandi', que son figuras, ejercen como tales y tienen raza para regalar, depararon bajo los últimos rayos solares, primero, y la luz de la luna después, un espectáculo de altísimo nivel. El todavía joven maestro madrileño, en plenitud de madurez y arte, con un poder extraordinario y una cabeza privilegiada, regaló dos faenas para enmarcar. Con su primer toro, de Victoriano del Río, muy flojo, dejó claro que querer es poder y que tiene recursos sobrados, además de valor por arrobas, para revertir cualquier situación. La estocada, defectuosa, le bajó algo la nota. Con el que salió tercero, de Santiago Domecq, el mejor de los seis lidiados, un toro franco y bravo, exigente por su codicia, 'El Juli' mostró esa su otra cara de torero fácil, elegante y a la vez inspirado. Sacó a relucir sus mejores argumentos artísticos, se gustó en el toreo fundamental, toreó en ocasiones para él y terminó por rendir a los aficionados. De auténtico cartel algunos naturales largos y hondos y de gran plasticidad otros pasajes de su trasteo con la derecha. Fue la suya faena clara de dos orejas, pero la espada volvió a jugarle una mala pasada y el premio quedó reducido a una gran ovación.
Y con el quinto, de Garcigrande, hierro con el que Julián mantiene un verdadero idilio, otra faena de figura, sin dejarse nada y con una entrega admirable. Firme, muy firme, con enorme dominio de los terrenos y una muleta prodigiosa, terminó por marcar los tiempos y someter al toro sin un paso atrás y mucha sabiduría. Su compañero y rival había puesto la tarde cara en los toros previos y el madrileño, que brindó la muerte de este toro a David, sacó a relucir de nuevo todo su arsenal de torería y gallardía. Además, esta vez sí, mató de forma soberana y la presidencia, que supo valorar la tarde del madrileño en su conjunto, terminó por concederle las dos orejas, pedidas unánime y ruidosamente por el público.
'El Fandi' fue en este viernes de reencuentros y celebraciones el de las tardes de triunfo incontestable, que en Granada suelen ser casi todas. Y lo fue, para mayor satisfacción de propios y extraños, en los recibos capoteros, en los quites, con las banderillas, muleta en mano y a la hora de irse detrás de la espada para coronar sus faenas.
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En estado puro, casi inmaculado, el granadino, arrollador, con unas ganas tremendas y todas las virtudes que han hecho de él un torero querido y admirado por los públicos. En su feudo y ante su gente, David no se permitió el menor renuncio. Con su primer toro, de Santiago Domecq, con un punto de genio y muchas teclas que tocar, inició su particular ritual de triunfo con dos largas cambiadas, varias verónicas mecidas y cadenciosas, chicuelinas y airosos remates. Con las banderillas armó un auténtico lío y con la franela supo buscarle las vueltas y ganarle la partida para sumar la primera oreja de la tarde tras una fenomenal estocada. Su segundo toro, de Victoriano del Río, fue engañoso y no terminó nunca de entregarse. Le faltó raza y clase, pero 'El Fandi', con las ideas claras, mucho oficio y sobrados recursos, volvió arrancar otra oreja de mucho mérito. Toreo con ligazón, por momentos con gusto y pisando ese terreno donde se genera la emoción y todo tiene un mérito mayor.
Faena de torero curtido en mil batallas rematada con otra gran estocada, algo que también repitió, en este caso haciendo la suerte al encuentro, para coronar su faena al sexto, un toro de Domingo Hernández que embistió con codicia y transmisión hasta que, superado y vencido en la pelea, cantó la gallina y se rajó. 'El Fandi' lo toreó de capote con galanura y variedad, le hizo un quite espectacular por lopecinas en homenaje a Julián López, su creador, colocó hasta tres pares de banderillas marca de la casa y con la muleta firmó un comienzo de faena vibrante, con dos series de rodillas en redondo sencillamente impresionantes.
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Después, rajado el toro, se fajó con él y completó una faena de enorme riesgo y descomunal entrega, justamente premiada con una nueva oreja que sumar a las dos logradas anteriormente. El diestro local, en su particular suma y sigue de récord Guinnes, alcanzó ayer su Puerta Grande número 48, en este caso compartiendo triunfo con otro recordman de la torería y la raza, el maestro Julián López 'El Juli'.
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