Un trampantojo para dar de comer y maravillar a todo el Corpus

Un año más -tres después del último Corpus por la pandemia- la gastronomía local ha lucido su amplio abanico de propuestas en un divertido concurso en la caseta del Ayuntamiento de Granada. Desde platos tradicionales como el remojón o la morcilla hasta otras elaboraciones más cercanas a la vanguardia. Los churros con chocolate tampoco han faltado. O eso parecía.

Nada como terminar una noche de Corpus emborrizado hasta las cejas de albero en un puesto de churros. El chocolate corre por las venas como sangría. Bien, pues exactamente eso es lo que han pensado en el Casa Julio de Bibrambla. Participando por la caseta de la Cueva de Curro, estos hosteleros del Centro se han llevado el galardón a la tapa más original. ¿Originales unos churros, porras o tejeringos?

Basta con darle un mordisco a la masa para llevarse una sorpresa. Lo que allí se almuerza no es mera masa frita, sino rabo de toro estofado. Se trata de un creativo trampantojo «en honor a las tradiciones feriantes y a lo mejor de la gastronomía granadina», señala Francisco Javier Iáñez, uno de los chefs autores de la obra.

«Prueba el chocolate», me dicen. Pero el sabor no es dulce. Es una crema de judías pintas, que presenta un color marrón idéntico al del chocolate. Los asistentes ríen con el invento y felicitan a sus creadores. Tampoco dejan nada en el plato para la prensa, caninos testigos de feria. Tocará visitar Casa Julio para almorzar un buen desayuno. Eso sí, unidades limitadas. Los excesos para el Corpus. Siempre de la mano de un buen chocolate.