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Alberti, poeta de lo cercanoLa Facultad de Ciencias de la Educación ha sido el escenario en que ha arrancado el Congreso Internacional 'Y sobre el ancla una estrella', en torno a la figura de Rafael Alberti, en el centenario de la publicación del poemario 'Marinero en tierra' y el ... vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento. Al acto inaugural, con un público que ha abarrotado el espacio, ha acudido la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, y en él, la catedrática de la UGR y directora del Congreso, Remedios Sánchez, ha afirmado que la obra de Alberti «se escribe para el futuro». Del mismo modo, ha animado a defender la obra del poeta porque es justo, parafraseando al propio Alberti, cuando dijo: «Creo en lo que hago porque es justo». Sánchez citó, para ilustrar su intervención, la 'Nana de la cigüeña' de 'Marinero en tierra': «Que no me digan a mí /que el canto de la cigüeña / no es bueno para dormir./ Si la cigüeña canta / arriba en el campanario,/ que no me digan a mi / que no es del cielo su canto».
Manuel Gahete, en representación de la Asociación Colegial de Escritores, destacó que el congreso no es solo un reconocimiento a la poesía de Alberti, sino a la de toda una generación luminosa de poetas y escritores andaluces. «Este congreso marcará un antes y un después en el conocimiento de la obra del poeta», aseguró. Su condición de diputado en las primeras cortes de la democracia tras la muerte del dictador fue un símbolo, dijo, de la reconciliación entre españoles. «Fue un mago del lenguaje y de las emociones individuales y colectivas. Basta leer cualquiera de sus libros para descubrir a un autor que comenzó su trayectoria con 'Marinero en tierra', que fuera Premio Nacional».
Finalmente, Patricia del Pozo quiso destacar la gran repercusión que va a tener el Congreso. «Es el momento de que nos acerquemos a la figura del poeta de la mano de Remedios Sánchez y María Asunción Mateo, dos mujeres que juntas son la bomba», dijo con humor. Destacó el legado de la Generación del 27, y la oportunidad que ofrece el evento para dar a conocer la obra del gaditano, un legado para el presente y el futuro. «Este congreso es una masterclass sobre Alberti», añadió. Otros intervinientes en el acto fueron Francisco Cañadas, de Fundación Unicaja; Marga Sánchez, vicerrectora de la UGR, y Katia Caballero, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación.
A continuación, comenzó su disertación María Asunción Mateo, profesora y viuda de Alberti. «Para Rafael, Federico era Granada», dijo para empezar. Recordó la carta que le escribiera desde Italia, en la que evocó una visita imposible a la Residencia de Estudiantes, a la búsqueda del amigo desaparecido. Recién llegado del exilio, entró en Granada, rememoró, y este congreso va a reivindicar al hombre con el que, dijo, «pasé los mejores años de mi vida». Sobre 'Marinero en tierra', destacó sus tintes autobiográficos, y una muestra más de su mirada, privilegiada, a la cual no escapaba nada de su entorno. «Rafael decía que nunca se iba a morir, y durante casi 20 años me lo creí», señaló Mateo, «pero es que Rafael nació para que su obra no muriera nunca». También repasó lo que sobre su obra dijeron contemporáneos como Vicente Aleixandre, José Bergamín y Pablo Neruda. Opiniones cargadas de cariño tanto como de lirismo, que le emparentaron con los grandes nombres de la literatura española.
Sus construcciones sintácticas, de clara ascendencia barroca –«todos los andaluces somos gongorinos», decía- son prolijas en descripciones que poco a poco toman tierra en una sociedad en cambio vertiginoso, en el caso de 'Marinero en tierra'. «Alberti juega con las palabras, con grandes hallazgos formales, como ese darle cuerda al sol que se ha parado». La belleza formal se apoderó de él hasta petrificarle el sentimiento, como él mismo dijo. Tan joven, fue con 'Marinero en tierra' un innovador de la lengua al nivel de Quevedo o Lope, como dijo Carlos Bousoño. Su deseo, encontrar las palabras que fueran la voz primera de la tierra. Un lenguaje total, desesperadamente buscado, que luchó por la perfección bajo el magisterio de Juan Ramón Jiménez.
Gran lector, desde Hesiodo a Rubén Darío, siempre con el mar como fondo, la trayectoria de Alberti revela un autor conectado con lo popular. «Le aburrían las charlas filológicas; nunca soportó la grandilocuencia intelectual», recordó Mateo. «Más que una sociedad sin clases, deberíamos luchar por una sociedad sin reuniones», citó con humor. Fue la suya una conferencia llena de anécdotas, que ofreció una visión de conjunto a propósito de la obra del gaditano, incluyendo su profunda conciencia social y política.
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