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Alejandro Gorafe, ante algunas de las piezas expuestas. J. A. M.
Alejandro Gorafe provoca la sonrisa del público en una retrospectiva

Alejandro Gorafe provoca la sonrisa del público en una retrospectiva

El artista plástico establece en la Corrala de Santiago un juego con el espectador modificando objetos cotidianos con maestría

Domingo, 7 de mayo 2023, 23:28

Alejandro Gorafe no deja a nadie indiferente. Es un provocador nato, escondido tras una sonrisa y una bonhomía que le acompañan desde la cuna y que desarman a quien se le acerca. En la Corrala de Santiago, exhibe una treintena de obras en la muestra 'A mi manera' (My Way). Normal el título, ya que Gorafe tiene también algo de imprevisible, y no sería extraño que se arrancara por Sinatra en cualquier momento, bajo la mirada del periodista y la de Baldo Sancal, testigo no mudo –afortunadamente– de la entrevista. Aunque quien visite la exposición –abierta hasta el 18 de mayo, todos los días de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas– quizá no tenga la suerte de que el autor le acompañe, también es un gran entretenimiento 'jugar al solitario' ante las piezas, todas ellas extraídas del universo más prosaico y elevadas a la categoría de arte tanto por las manos como por la, en ocasiones aviesa, intención de Gorafe.

«Algunas de las obras datan de los años 90, mientras que otras las terminé ayer, como quien dice», introduce el artista. «Todas tienen en común que son objetos manipulados, y de ellas se desprende un lenguaje poético, surrealista, muy cercano a mi manera de ver el mundo».

En cuanto a las temáticas, el granadino se centra fundamentalmente en tres, de las cuales destaca su posición a veces antagónica. Por un lado, el hogar, y más concretamente, la cocina; por otro, el deporte, y en tercer lugar, la mística. «En realidad, mi obra es contradictoria en muchas ocasiones. En cada pieza, trato de ensamblar objetos que no tienen nada que ver, para provocar la sonrisa o la complicidad cuando el visitante lee la cartela», destaca. Así, nada más entrar en la sala de exposiciones de La Corrala, se observa en una vitrina una piedra con una pluma insertada. Al margen de la dificultad del acto creativo en sí, la cartela aclara la intención. 'Aerolito' se llama la obra. Una piedra que ha venido volando, improbablemente sustentada por la pluma, pero en el mundo de los sueños, y la escritura, todo es posible. Si no, que le pregunten a Lope, Quevedo o Cervantes, cuya pluma conmovió hasta a las piedras.

En 'Antinoo', se evoca al amante de Adriano con una cabeza de maniquí cuyo pelo es acaracolado, hasta el punto de estar formada por caracoles, degustados en su día por el propio Gorafe y procedentes del Bar Cristóbal. «Estaban buenísimos», dice con su habitual 'animus iocandi'. Justo al lado, un peto con aureola hecho a su medida, que le convierte –a él y a cualguiera al que le entre el adminículo– en 'santo subito'. «El hábito hace al monje, lo tengo claro. Y con esta obra también indago en el mundo de los superhéroes, que han sustituido a los santos en muchos casos como ejemplo de virtudes», asegura el artista. Bajo otra campana de cristal se encuentra 'Sor Marie Brizard', con factura perfectamente deducible del título, y que es un homenaje a Juan de Loxa, muy amigo de los juegos en que lo divino y lo más humanamente profano se daban la mano, cuando no otras cosas.

Mística, deporte y cocina, los tres ejes de la muestra. J. A. M.

Un trofeo cuya parte superior es un cenicero y cuya leyenda es «Al muy noble deporte de fumar» pone a tiro la pregunta. ¿Qué es esto, humor, ironía, provocación, juego, de todo un poco? «Sí, de todo un poco. Ytambién apelación a los recuerdos, a los felices y a los que aún nos aterrorizan». En medio de la sala, está 'La semilla del diablo', con triple lectura: un grupo de bombonas de cámping previamente vaciadas que evocan por igual a las llamas del infierno, a las minas subacuáticas por su forma, e incluso al buen hacer del butanero, si se apura el argumento. «Las bombonas llegaron a mi poder accidentalmente», recuerda Gorafe. «Y digo esto porque se cayeron de un camión accidentado en la carretera de Santa Fe. Cuando las vi tiradas, y al no estar el camión por allí, las recogí, las vacié y generé esta estructura».

Anhelos

Vivencias de infancia –en 'Fantasía espacial'–; mitos recreados con un colador chino, un espejo, la parte superior de un flexo de los de antes y la tapa de un infiernillo –el resultado se llama 'Narciso'–; un 'Escudo protector' que es casi un rosetón de catedral gótica construido a base de 'blísters' de pastillas analgésicas guardadas por Juanita durante décadas tras haber sido consumidas;un nautilus perfecto para crear 'La concha del ermitaño' con una mano de maniquí que asoma sus dedos cuales patas de cangrejo; 'Batwoman', una maniquí que tiene brazos de batidora de montar claras por apéndices manuales... «Una heroína del hogar», dice el autor sonriendo.... La gozosa calentura de Alejandro Gorafe es capaz de provocar carcajadas si se saca punta al lápiz con la mente abierta.

En la pared del ala corta de la sala se puede observar la única pieza más o menos canónica de la exposición: un cuadro formado cual puzle por seis obras de otros tantos maestros, de extracción diversa:Jesús Conde, Juan Vida, Valentín Albardíaz, José Manuel Darro, Claudio Sánchez Muros y Xaverio. «Quería hacer una composición de color, pero cada uno hizo lo que le apeteció», dice, cómplice. El resultado final, como el resto de la exposición, es deliciosamente heterodoxo.

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