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Alejandro Talavante fue 'magno' ayer en el coso almeriense, sobre todo en el primer toro, pero el acierto que tuvo en el segundo, en una faena de mismo corte, pero con menos 'condimentos, le faltó para haber cuajado una primera faena completísima, tanto con el percal como con la muleta. Con una oreja en el esportón, no renunció a nada en el segundo, si bien hubo trazos de 'desvarío' que le quitaron relumbrón a lo expresado. Mató bien y el presidente sacó la vara de medir de los dos días previos, en los que dio orejas a precio de saldo.
La ficha de la corrida
Plaza de toros de Almería: Tercera del abono de Feria con tres cuartos de plaza.
Rejoneador: Guillermo Hermoso de Mendoza, mató al segundo intento a su primero, silencio y un rejón y descabello, una oreja y fuerte petición.
Toreros: Morante de la Puebla (gris plomo y oro), pinchazo y estocada, una oreja, y tres pinchazos y estocada, ovación. Alejandro Talavante (berenjena y oro), pinchazo y estocada, una oreja con fuerte petición de la segunda, y estocada, dos orejas.
Ganaderías: Se lidiaron dos toros de Romao Tenorio, primero y cuarto; tres de Domingo Hernàndez y uno (5º) de Núñez del Cuvillo, parejos de presentación, pero desiguales en el comportamiento.
Presidencia: Francisco Javier Torres actuó como presidente, asesorado por Ramón Magaña, en la parte artística, y Juan Bosques, en la veterinaria.
Valoradas fueron las que cortaron Morante, con una faena a sus dos enemigos de mucha enjundia y torería, aunque 'echada por tierra' con la espada, y Hermoso de Mendoza, que sacó partido a sus dos enemigos, aunque sólo tocó pelo en su segundo, desarrollando mejor las suertes.
Poderío
Buen recibo capoteril el de Alejandro Talavante que compuso un primer terco con el percal variado y lucido, mostrando la torería del diestro extremeño, que utilizó idéntica característica para dejarlo en el caballo. No 'cedió' protagonismo al percal para lucirse en un quite con 'tres en uno', iniciado con ajustadas chicuelinas.
No probó con la muleta. Las faenas al uso siempre son con la mano 'buena'. Sin embargo, Talavante quiso hacerlo con la 'siniestra' y no con la 'diestra' para sacar un buen inicio que dio paso a una faena variada, arrastrando la muleta más de un palmo por el albero, sintiéndose cómodo y poderoso a la vez. Toreo de mando y de pellizco en las artes. Todo a su debido tiempo, le dio al burel descanso para enjaretar una notable faena por el pitón izquierdo con naturales de cartel, con despaciosidad y temple a partes iguales. Entre tanda y tanda tiempo para pensar, para manejar la tarde. En la puerta de chiqueros, vacunó al de Domingo Hernández con otra serie de poderío, de abrumador dominio con un trasteo de mérito, con manoletinas con gusto.
Con el sexto de la tarde, Talavante repitió gusto por el buen trato de los engaños. Sin 'detenerse' el de Domingo Hernández, el pacense lo fue probando y 'aclimatando' para, con la franela, instrumentar una jugosa faena con muletazos en los que exigió al morlaco, que descabalgó al piquero en la primera intentona. Volvió a insistir con el dominio, con los dos pitones. La primera por el izquierdo, dejó naturales cargados, con mucha enjundia y mayúscula torería. Eléctrico en los cambios de mano, encadenó tandas por los dos pitones, con unas formas exquisitas, fruto de la lucidez con la que interpretó el toreo. La variedad apareció en el epílogo de la faena, con molinetes y pases cambiados por detrás para ir buscando el sitio, tras cerrar sin ayuda antes de coger la espada.
De menos a más
Guillermo Hermoso de Mendoza, a lomos de Jíbaro, atemperó a su primero, 'toreándolo' con la drupa al a distancia, encelándolo antes de poner el primer rejón de castigo con solvencia. Con Martin cho, se lució con una banderilla y un cite en el centro del ruedo, exprimiendo al burel, citando a dos pistas y banderilleando al quiebro, saliendo airoso de los envites. Jerez fue el tercero, que buscó el encuentro con riesgo para poner una tercera banderilla y encelar al de Romao Tenorio que empezó a quedarse, con Guillermo exponiendo en exceso y 'dejándose' tocar por los pitones de Lameiro.
El último tercio lo cerró con el tordo Justiciero, entrando en las distancias cortas, para colocar dos rosas y lucirse con un buen par de banderillas. Al tercer rejonazo logró su propósito.
Con Alquimista y Ecuador metió a su segundo en el camino. Con el primero a costa de 'dejarse' querer en el primer tramo de la lidia y con el segundo para lucirse en banderillas al quiebro con un poderoso primer intento, siempre a la distancia corta de los cuartos traseros de su montura. Con 'Extraño' banderilleo con lucimiento, citando a dos pistas para encelar al de Romao, citándolo por dentro. Como en el primero, las rosas fueron montando a Justiciero, una montura bulliciosa para las distancias cortas, con las que puso un buen par y con el que clavó un rejón que le obligó a descabellar.
La firma
A Morante le faltó la firma. En su primero, fue de menos a más con una faena muy torera de 'cabo a rabo'. El de la Puebla exhibió el toreo al compás en cada pase, con los aficionados sin rechistar, escuchando el sonido que surgía del acompasado toreo a la verónica sólo como él sabe hacerlo. Y si hubo gusto en el recibo, también surgió en el quite, que ya despertó los olés de los tendidos. O no vio toro o quiso guardarse la faena para él. Brillante en los muletazos de inicio de faena entre las tablas y la raya de picadores, movió la mano con temple y compás, embelesando a toro y público con el pausado mover de la franela. Morante cuajó a su primero con un toreo hondo, sin rectificar, bajando la mano.
A la misma altura, sacó naturales protestados por el astado, que remataba con la carea alta. Morante lo fue manejando a su antojo, con un cambio de mano para volver con clase y gusto por el pitón derecho, con airosos remates de pecho. No debió conformarse por lo hecho con la izquierda, que volvió a ella; el de Domingo Hernández levantaba la cara y Morante de la Puebla lo 'engañaba' poniéndole la muleta a la distancia por si hacía el ademán de rajarse, que no lo hizo distraído por los vuelos de una muleta que se movió con sentido. Con la espada en la mano remató la faena con ceñidos derechazos.
Al quinto de la tarde, lo recibió el sevillano con exquisitez a la hora de lancear con el percal a un 'vivo' de Núñez del Cuvillo. Exigiéndose, agarrado en tablas, compuso una faena con pases por alto, firmes y largos, y un detalloso remate de tanda. Se le vio con ganas al cigarrero, que compuso faena por ambos pitones. Poco a poco fue tapando los vicios del andarín quinto, con la franela en la izquierda y con 'Tabacalero' quedándose corto en algunos momentos de la serie. Por el pitón derecho fue más 'franco' en la embestida, acompañando el acompasado movimiento del diestro con la muleta en la diestra, pero desafortunado con el estoque.
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