Isabel Escobar canta a Juan José Padilla, acompañado por Alejandro Granados. Rincón de Lydia
Toros

Faena cumbrede Juan José Padilla en el Rincón de Lydia

El diestro jerezano recibió el homenaje del singular cónclave, lleno hasta la bandera, rodeado de una gran emoción

Juanjo Aguilera

Almería

Sábado, 16 de noviembre 2024, 18:38

Es una vez al año, pero Alejandro Granados marca los tiempos de tal manera que consigue que, de una temporada para otra, crezca la admiración y las ganas de que, cuando acabe la cita, sean muchas las personas que preguntan cuándo será la próxima entrega de esos diálogos en torno a una figura del toreo o del mundo de la tauromaquia. Alejandro se encarga de poner la muleta y los taurinos y taurinas de Almería acuden a la llamada para convertir en Rincón de Lydia en un lugar sagrado que le hace ser, por un día, el epicentro de la tauromaquia, no sólo en la capital almeriense.

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Para esta ocasión, el taurino rincón situado en el Barrio Alto de la capital almeriense volvió a ser como una plaza de las de talanqueras, no para utilizarlas como defensa, sino como esas plazas castizas de pueblo en los que los aficionados pueden 'tocar' a su ídolo, al torero, quizás porque el invitado en esta última ocasión era uno de esos toreros que calan y llegan al alma por sus formas. Una persona que no tiene fondo porque se lo ha dejado cada tarde en el albero de las 'mil y una plaza de toros' en las que ha actuado, donde también ha ido dejando trozos de su vida. Juan José Padilla, el 'Ciclón de Jerez', tal vez no esperaba algo parecido a lo que sucedió en este encuentro del pasado fin de semana. Puede que estuviera avisado, pero no dudó en irse a portagayola para componer, con la ayuda de Alejandro y sus colaboradores, una faena sentida, porque hubo hasta lágrimas por la emoción de una conferencia que llevaba en el título el recuerdo y homenaje a su mujer y sus hijos.

Todo

A Padilla nadie le ha dado nada. Él sí ha dado las faenas propias de un tío que no se esconde. Podrá ser más o menos ortodoxo, pero cuando salta al ruedo lo hace para entregarse en cuerpo y alma, como lo hizo en el Rincón de Lydia en una noche, otra, para el recuerdo, que comenzó a las 20.10 horas. Era la novena entrega de esos 'homenajes' taurinos que prepara cada temporada Alejandro Granados en ese templo taurino, un acto que tuvo tal expectación que desde dos horas antes ya había 'aspirantes' a ocupar una del centenar de sillas para ver el espectáculo, sillas que se 'volatilizaron' en media hora. Fue el momento de hacer sonar trompetas y timbales. Lo hizo de una forma 'sui generis' porque fue con dos guitarras de las que Juan de Dios y su hijo Antonio sacaron los mejores acordes.

Padilla, que cogió el percal, hace un brindis a su mujer, que nunca le vio en un plaza Ricón de Lydia

La faena, con Alejandro Granados como 'director de lidia', sacó el toreo puro a la verónica, contando los inicios del diestro jerezano, que fue panadero antes que torero, que 'engatusó' a Lidia, su mujer, regalándole un panecito al día a quien luego sería su suegra. Para entonces ya estaban los pañuelos a la vista en una noche de emociones fuertes. Éstas relucieron, como las lágrimas, cuando entraron la banda de tambores y cornetas de la Virgen del Carmen tocándole una marcha de Semana Santa, con maestro y patio de butacas unidos.

Emotividad

David de María, Manuel Escribano, Fran Rivera, José Manuel Soto y Enrique Romero hablaron de Juan José Padilla a través de la pequeña pantalla, como ha ocurrido en anteriores ocasiones. Sin embargo, el vídeo más emotivo llegó de parte del añorado Edu Mena, que fue preparador del diestro, como también lo había sido de David Bisbal o Rosa y cuyo repentino fallecimiento dejó a Padilla helado, pues eran como hermanos. Y Eduardo estuvo en el ambiente, por la presencia de sus hermanos, y también porque Alejandro se las ingenió para, con inteligencia artificial, traerse a Edu, que aseguró que «no podía faltar a este encuentro, aunque lo haga desde lejos. Quiero que sepas que me siento muy orgulloso y que desde aquí arriba estoy muy pendiente de ti. Es verdad que me fui muy pronto y sin avisar, pero aquí arriba necesitaban ya de mi compañía. Te mereces este premio y todos los que vengan en un futuro. Un fuerte abrazo, amigo. Te quiero», mensaje que provocó el sentimiento de Padilla y de Lidia y de los 100 que tuvieron el privilegio de asistir a un acto singular, como todos los que hace el Rincón de Lydia.

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Esta última entrega habló de la vida de Padilla que no tuvo facilidades, pero es una persona sin dobleces que contó sin tapujos las duras palabras en la enfermería de Zaragoza, donde se le iba la vida y pidió a Dios y al doctor Val Carreres que lo salvara por su mujer y sus hijos. Tanta carga de tensión la solventó Isabel Escobar, que hizo sonar otra maravilla de pasodoble que activó al torero, que no dudó en dar unos lances al compás de la música, como en un principio de faena. Ésta se la brindó a su mujer, situada 'en primera fila'. Alejandro tuvo a bien entregar una montera a Padilla para que efectuara ese brindis nunca antes realizado porque en los más de 20 años de matrimonio nunca se encontró a su mujer en la barrera de una plaza de toros en la que actuara. Pero el Rincón de Lydia –una caja de sorpresas– es, cada año por un día, el mejor de los ruedos, en el que se habla de toros y de la vida. La de Padilla es todo un ejemplo.

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