María Paredes Moya
Martes, 19 de noviembre 2024, 23:08
Quienes han podido ver ya la película aseguran que respira la esencia de Berlanga y Buñuel. Y así es. Elena Manrique realiza una crítica, a la vez ácida y divertida, de la alta sociedad, y quizás también de algunos clichés de la ciudadanía española, y lo hace en una ambientación y con unos personajes disparatados, con un guión cargado de ironía, que engancha desde el primer momento.
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La directora ha presentado la película 'Fin de fiesta' en FICAL, dentro del certamen nacional Ópera Prima, y lo ha hecho acompañada por Sonia Barba, todo un descubrimiento, y Beatriz Arjona y su mirada cinematográfica. Les han arropado la diputada de Cultura, Cine e Identidad Almeriense, Almudena Morales, y el director de FICAL, Enrique Iznaola. La diputada ha destacado «cómo ha sabido reflejar con ironía y comedia un perfil de la sociedad». Mientras que Enrique Iznaola ha valorado «el bagaje de productora, y ahora como directora de Elena Manrique», cuya ópera prima ha recibido el premio a la 'Mejor Dirección' en la SEMINCI.
Elena Manrique explicaba ayer que «la historia se centra en un inmigrante que se cuela en una casa noble donde había esta señora bipolar. Que tiene que ver con la bipolaridad del primer mundo y el capricho que abunda en el primer mundo. Esconde a la africana, que se convierte en su juguete. Y aparece un tercer personaje con el que he querido reivindicar la solidaridad que existe entre las clases obreras». Un guión basado en un hecho verídico. «He veraneado muchos años en El Palmar en Cádiz, y ahí veraneaba un amigo.
Esto era junio, había aparecido una patera, y vieron que en su jardín había un chico subsahariano. Mis amigos, que son muy civilizados, le dejaron dormir esa noche, y llevaron a la estación. Cuando me lo contaron, se me quedó en la mente y de ahí surge el guión. Lo que he querido hacer es una especie de estudio sobre las clases altas. Ella representa a la vieja Europa. Lupe, a las clases trabajadoras que están cansadas de la situación, y la que viene de fuera es el elemento transformador para mover el gallinero».
Tras 25 años como productora de éxitos como 'La vida de Adèle', 'Celda 211', 'El laberinto del fauno' o 'El orfanato', entre otros muchos, se adentra en la dirección con 'Fin de fiesta'. La 'premiere' de la película fue nada menos que en el Festival de Toronto. «Es verdad que es una ópera prima que cruza los límites, pero también sabía que en España se iba a entender. Manejamos la ironía perfectamente, estamos muy acostumbrados, pero me daba miedo que en otros países no lo entendieran. Pero en Toronto la respuesta fue mi positiva. Aunque tengo una amplia experiencia como productora, a veces cuando empiezas una nueva vía, como es mi ópera prima, sientes el síndrome del impostor, y en Toronto me quité todos mis miedos».
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La historia surge de un hecho real que le sucedió a sus amigos, pero la decisión de abordar el proyecto nace en la pandemia del Covid. «Me separé de mi pareja en enero de 2020, se paralizó un proyecto como productora y nos confinaron. Y ahí fue donde decidí iniciar el guión, o lo hago o se me cae el mundo encima, y la primera versión ya la tenía cuando terminó el confinamiento».
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