R. I.
Almería
Martes, 11 de mayo 2021, 01:24
Como si se tratase de una metáfora frente a esta nueva etapa que nos acerca a la normalidad, las XXXVII Jornadas de Teatro del Siglo de Oro se despidieron al aire libre. Era una forma de volver a respirar con mascarilla y distancia del reencuentro ... con la vida. El viento se manifestó, igual en un intento de nostalgia no quería que la fiesta áurea acabase, pero no impidió que los artistas cumplieran con su cometido. 'Almería baila' reunió a la agrupación Essentia Ministriles de la Orquesta Ciudad de Almería y a bailarinas locales de diferentes estilos con el objetivo de clausurar la presente edición en un Anfiteatro de la Rambla coloreado de contrastes y fusiones.
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Sonaba el corneto y la flauta de pico de Manuel Vicente Pascual, la chirimía de Jacobo Díaz, la percusión de José Manuel Casas, el sacabuche alto de Carmelo Sosa y el sacabuche tenor de Francisco Blay Martínez. El repertorio propio de los ministeriales, agrupaciones muy populares que acompañaban los actos sacros y profanos, nos anunciaba una fiesta en la que la danza materializaría el júbilo de la ciudad. De gran versatilidad, los músicos intercalaron su voz y supieron aliarse con el movimiento de la danza contemporánea y urbana de Alicia Lara, el profundo carácter español de la
intervención de Arantxa Guerrero y los pasos orientales de Cristina Samaniego y sus alumnas que tintaron el lugar de colores y exotismo. Entre todos hicieron que la música y la danza se pusiera al servicio del teatro en un acto de multidisciplinaridad y generosidad que marcaba el carácter tan especial de esta edición.
La última jornada quiso que el público familiar se despidiese del teatro por la mañana. La compañía Arbolé Teatro presentó Mi primer Quijote, una obra que permitiría a los más pequeños conocer las disparatadas aventuras de Don Quijote y Sancho. La imaginación no encontraba límites en una escenografía diseñada con bloques de espuma foam, que a través de sencillos movimientos coreografiados podían tomar la forma de barcos o incluso de los famosos molinos de la obra de Cervantes. La fantasía a la que invitaban los actores, Iñaqui Juárez y Eva García, dejó fluir en la Sala EMMA algunos de los episodios más divertidos de la historia, dramatizados por el acompañamiento de la viola de gamba de Luis Miguel Sanz Mayo.
«Este nueve de mayo, el primer día tras el estado de alarma, se echa el telón de una edición histórica en la que el reencuentro con el teatro del Siglo de Oro español también ha significado un reencuentro con esa cultura que el público y los artistas anhelaban», afirmaba Gemma Giménez. La directora ha resaltado la manera en la que toda la ciudad se ha volcado con este festival, que ha constituido además un ejemplo de seguridad en los espacios culturales.
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Las XXXVII Jornadas de Teatro del Siglo de Oro son fruto de un trabajo en equipo entre el Ayuntamiento de Almería, la Universidad de Almería, Diputación, el Ayuntamiento de Roquetas de Mar y la Junta de Andalucía. A ello se han sumado empresas, colectivos y agentes culturales que confían en la vital importancia de esta cita teatral para la cultura de nuestra ciudad.
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