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El escritor jienense David Uclés visitará hoy la Feria del Libro de Almería, en donde presentará su última obra, 'La península de las casas vacías'. J. M. Rodríguez
«El libro, cuando se publica, es ya del lector, no del autor»

David Uclés Escritor

«El libro, cuando se publica, es ya del lector, no del autor»

El autor baezano presenta hoy su libro 'La península de las casas vacías' en la Feria del Librod e Almería en un acto del Centro Andaluz de las Letras

Miguel Cárceles

Almería

Viernes, 4 de abril 2025, 23:20

Ser andaluz de Jaén le imprime –dice– un carácter específico por vivir en un entorno sureño y rural. Es desde esa visión, desde un amor específicamente aguerrido a la Andalucía de campo, que David Uclés (1990, Úbeda) parió, tras varias intentonas infructuosas, la obra 'La península de las casas vacías'(Siruela), una novela que presentará hoy, de la mano del Centro Andaluz de las Letras, a las 19.30 horas, en el Salón de actos de la Delegación del Gobierno de la Junta en Almería.

–Su obra es un viaje a la guerra civil y a la posguerra. ¿En qué resulta novedosa su obra?

–Pues, por un par de motivos. Que es la primera vez que saca una ficción que narra toda la guerra, una historia que pasa por todos los hitos de la Guerra Civil. El lector puede recorrer todo el conflicto con una sola lectura. Y el segundo, que está narrado desde el realismo mágico, que es un género poco frecuentado en nuestro país.

–¿Qué reflexión deben hacer los lectores a la hora de leer su obra?

–No me atrevería a decir qué reflexión han de tener porque cada lector es libre de tener la propia y todas son válidas, además. Yo respeto todo tipo de lectura.De hecho, desde que se publica el libro ya no me pertenece a mí, les pertenece a ellos.

–Es el reflejo de una época de conflicto. Y ahora estamos en una época de inestabilidad. ¿Le aporta esto una mayor actualidad?

–Sí, porque sobre todo, más que por el conflicto interno español, por cómo se comportaban los países democráticos en aquel entonces, cuando el golpe de Estado fascista del 36. Es decir, la novela muestra cómo un país con un sistema democrático, que no era perfecto pero era democrático, pues no tuvo el apoyo de ningún otro país democrático en Europa ni del mundo. Y eso pues está ocurriendo hoy día. También puede hacernos reflexionar en cuanto a Gaza y también al conflicto de Ucrania. La guerra civil española fue muy compleja. No fue tan simple como muchos dicen. Fue la antesala de la Segunda Guerra Mundial.

–¿Cuál ha sido el mayor desafío al que han enfrentado durante el proceso creativo?

–Organizar todo una y otra vez. El libro tenía unas mil páginas y lo aparcaba, hacía unos periodos de descanso de un año. Empezó hace 15 años. Y retomarlo siempre era muy difícil. La última vez me costó mucho. Me dije: «es la última vez que lo intento». No podía estar dedicándole todo mi vida a una tesis que no sé si me va a dar plaza hoy.

–¿Y cómo ha influido su experiencia personal o su entorno en el proceso?

–Ha influido más el proceso en mí que yo en el proceso. Me mudaba a ciudades para escribir el libro, para mejorarlo. Estuve en Euskadi, Cataluña, Galicia... buscando siempre inspirarme en esos territorios. El proyecto modeló mi último año y mi recorrido.

–¿Cómo es su rutina de escritura?

–No hay, no existe. No tengo rutina ni conmigo mismo. Me acuesto cada día a una hora, me levanto a otra, como cada día a una hora... Cuando escribo, escribo todo el rato. Pero ahora mismo no estoy escribiendo por la promoción.

–¿Y es un escritor brújula o un escritor mapa?

–¿En qué consiste?

–Se suele decir que un escritor mapa es alguien que tiene la estructura del libro pensada desde antes de escribirlo. Y un escritor brújula es aquel que se suele dejar guiar por el instinto durante el propio proceso creativo.

–Mapa, mapa. No puedo escribir nada sin una estructura y sin un título incluso. Nada de nada, ni una palabra. Me apetece hacer alguna vez el otro ejercicio alguna vez a ver qué sale. Pero es que tengo muy en cuenta al lector. Yo no escribo por mí y por descubrir qué puede salir de mí. Escribo para que el otro me lea.

–Es un proceso creativo bastante parecido al del periodista.

–Y el del fotógrafo. De repente dices, «venga, por las circunstancias del tema voy a tener que escribir sobre la guerra sin ser yo nada belicista, sin haber leído yo novela histórica». Y te tienes que meter a ello. Eso le pasa mucho al periodista.

–Escribiendo sobre la guerra civil cabe la posibilidad de que el interlocutor, el lector, pues se sienta interpelado también a su experiencia personal. Eso no ocurre tanto cuando se ve la obra traducida a otro idioma. ¿Cómo cree que será la experiencia?

–La obra se está traduciendo ahora a varios idiomas. Cuando lo escribí pensaba que no se iba a publicar nunca, pero por si se publicaba alguna vez sí que tenía presente también al lector internacional. Tenía esperanza de que ya que es un viaje por toda Iberia le sirviera incluso más al lector extranjero que al nacional.

–¿Qué libro le ha marcado a usted a la hora de ser escritor?

–Cualquiera de Saramago. Me atrevería a decir que solo lo suyo.

–Como andaluz, ¿tenemos ya quien nos cuente?

–Pues sí. Yo mismo necesitaba que la tierra jienense tuviera más repercusión en el mundo literario. Andalucía está presente en mi libro, pero sobre todo lo que está presente es Jaén. El libro es una carta de amor a Jaén y a Iberia. Y luego, claro, Jaén podría ser casi Jándula, que es mi Macondo. Puede ser un trasunto de cualquier pueblo andaluz rural de interior. Y ahí entran muchas provincias. La literatura, sobre todo en cuanto a la Guerra [Civil], en muchas ocasiones se ha mostrado cómo era en Madrid o en Barcelona y muy pocas en las provincias.

–¿Cómo equilibra la ficción y la realidad en la obra?

–Teniendo en cuenta siempre una cosa, y es el respeto. Respetando la memoria, es decir, no tergiverso nada, ningún testimonio. Porque la memoria de todas las personas que aparecen en la novela para mí es importante. Y respetando la propia historia, no inventándome nada, no tergiversando nada, no manipulando nada. Es que con esa norma puedes narrar bajo el realismo mágico, la fantasía, el mundo onírico, el surrealismo, cualquier cosa.

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