May R. Ayamonte en la carrera del Darro de Granada. P. M.

«La literatura es una herramienta para poder cambiar el mundo»

La novelista tendrá un encuentro con lectores almerienses el viernes 21 de junio en el marco del Aula de Cultura IDEAL, patrocinado por Fundación Unicaja

Miguel Cárceles

Almería

Domingo, 16 de junio 2024, 11:18

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May R. Ayamonte, andaluza de bandera, vuelve a la carga con el tercer volumen de su trilogía de novela negra protagonizada por Jimena Cruz, 'Los hijos malditos'. De nuevo se desarrolla en una Granada monumental y misteriosa que, a su juicio, es una herramienta ambiental de alto valor. El viernes 21 de junio protagonizará el Aula de Cultura de IDEAL, con el patrocinio de la Fundación Unicaja. Un evento que tendrá lugar a las 19.30 horas en el salón de actos del Centro Cultural Fundación Unicaja de Almería. La entrada es libre hasta completar aforo.

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–La trilogía de Jimena Cruz, que cierra con 'Los hijos malditos', se desarrolla en Granada ¿Qué tiene de mágica esa ciudad para inspirar tanta literatura?

–Tiene varias cosas. Por un lado, siempre lo destaco, Granada está en Andalucía. Y cuando generamos cultura y queremos que tenga acento andaluz probablemente es de las primeras ciudades que se nos vienen a la mente cuando pensamos en la ambientación de una novela. Eso pasa porque tiene una carga patrimonial bestial que te permite jugar muchísimo con las tramas de tus historias. Además, cuando escribes novelas que tienen cierta perspectiva histórica te gusta hablar de patrimonio. Granada tiene todos esos elementos y te permite construir una buena historia.

–¿Cómo está siendo la acogida de esta última novela?

–Pues muy buena. La verdad que yo empecé escribiendo novela negras sin saber qué iba a pasar porque venía de literatura juvenil. Y sobre todo el miedo era con la primera, con 'Las niñas salvajes'. Pero lo cierto es que funcionó muy bien, mucho mejor de lo que nosotros pensábamos que podía haber funcionado. Y eso ayudó a la actitud con lo que la gente recibió el resto de libros. Tanto 'Las aguas sagradas' como 'Los hijos malditos'. Del tercero de momento todo lo que recibo es muy bueno. La gente está muy contenta y quizás lo que más me critica es que termine, la gente tiene ganas de más. Pero es verdad que yo como autora necesito un descanso.

–¿Cuál es el público más agradecido de los que ha testeado hasta el momento? ¿El de literatura negra o el público joven, el prescrito?

–Es muy distinto. El público juvenil es un público mucho más fan, que vive mucho más la literatura que lee, que se siente identificado con los personajes, que vive el conflicto. Y eso luego traspasa el papel. Cuando tú te encuentras con esos lectores, hay una especie de magia inevitable que probablemente está vinculada a las primeras experiencias conociendo escritores, enganchándose con universos literarios. El público adulto es distinto, es un público que ya ha leído mucho, que probablemente ha hecho muchos encuentros con autores. Y es un público que quizás te transmite con más fuerza la crítica, tanto positiva como negativa. A mí me gustan ambas cosas. Sí te puedo decir que el público de lo juvenil al que escribo ahora, de esta literatura prescriptora, es muy diferente al público juvenil al que yo estaba acostumbrada. Porque los chavales que me ven en las clases de lengua no eligen tu libro sino que les ponen el libro como lectura obligatoria o recomendada.

–Esta última novela comienza en los años 80. Una época a la que últimamente estamos viendo recurrir mucho a autores andaluces. 'Mosturito' de Daniel Ruiz, 'Vozdevieja' de Elisa Victoria... ¿No se han explicado aún esos 80 con un lenguaje andaluz?

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–En el caso de 'Los hijos malditos', como bien dice, tenemos unos cuantos capítulos que están ambientados en los 80. Y la trama de la novela se vincula a cuestiones que empiezan a pasar en esos años. No sé si es tanto que en los años 80 no se hayan escrito con acento andaluz o el hecho de que hay ciertas cuestiones históricas, incluso patrimoniales a las que nos queremos referir cuando escribimos que están vinculadas a esa década. Lo mismo te puedo decir con 'Las aguas sagradas', eran los años 50, por unas cuestiones muy concretas que pasan en la ciudad de Granada. 'Las niñas salvajes', desde los 70 hasta los 90, por otras cuestiones de memoria histórica. Para mí tiene más que ver con eso.

–¿Es necesario un compromiso social del escritor con el público al que le escribe?

–Sin duda para mí sí es necesario, no solo con la literatura que yo escribo, sino con la literatura que yo leo. Es decir, a mí me interesa la literatura que cumple cierta función social. Me interesa como lectora y me interesa como escritora, porque para mí la literatura es una herramienta más para poder cambiar el mundo y para despertar conciencia. Siempre he leído, aparte por puro placer, porque leo literatura que me sitúa en lugares incómodos y contradictorios, que me hacen reflexionar y me hacen pensar y muchas veces me hacen creer que puede existir un mundo mejor.

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–Jesús Carrasco, Juanma Gil, Daniel Ruiz, usted... ¿Hay una nueva hornada de autores andaluces que escriben Andalucía desde Andalucía y para el resto del mundo?

–No es que estemos viendo una época dorada, porque sigue siendo cierto el hecho de que la mayor parte de los best seller que se dan en el mercado no están ambientados en Andalucía, pero sí que es verdad que estamos viviendo una época en la que cada vez más escritores y escritoras andaluzas empiezan a ambientar sus historias en Andalucía. Creo que es el primer paso para poder llegar a esa época dorada. Pero aún necesitamos que la cultura de este país se pueda consumir con acento andaluz y no suponga un riesgo para el éxito. Y de momento, si te soy sincera, en mi experiencia y en lo que yo veo en el mercado del libro, sigue siendo un riesgo apostar por Andalucía cuando escribe. Lo cual no significa que no lo hagamos. Granada en su momento vivió su época dorada por la literatura. De alguna manera hemos retrocedido mucho esos pasos que se dieron y ahora toca volver a darnos poco a poco.

–Y dentro de esa Andalucía literaria, ¿hay provincias de primera y de segunda?

–Sí, sin duda. Y no solo en lo literario. Solo hay que ver las diferencias que hay entre las ciudades con más privilegio y las que menos o la zona urbana y la zona rural. Teniendo en cuenta que Andalucía nunca va a ser ni ha sido una zona privilegiada, claro está, en literatura, sin duda, hay zonas que ahora mismo están teniendo más producciones culturales. A mí me interesan mucho las cuestiones de patrimonio. Inevitablemente en Granada voy a tener una carga patrimonial que en Ayamonte, en Huelva, que es de donde yo soy, no tengo. Eso no quita que podamos trabajar también por tener otro tipo de novelas dentro de la literatura que estén ambientadas en otras zonas de Andalucía. Porque, por ejemplo, cuando hablamos de novela negra, las cuestiones criminales ocurren en todas partes. Es un trabajo que tenemos que hacer nosotras mismas y esto incluso me lo dirijo a mí misma.

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–María Dueñas se inspiró en el Grupo Salmerón de emigrantes almerienses a Estados Unidos para su obra 'Las hijas del capitán'. Sin embargo, las protagonistas de ficción son malagueñas. ¿Vende menos una trama en Almería que en Málaga o Madrid?

–Tristemente, sí. Es como cuando preguntamos si Andalucía vende menos. Sí, vende menos porque en el ideario colectivo siempre hay elementos comunes. ¿Quién tiene una foto en el mirador de San Nicolás? ¿O quién ha visto la Alhambra? Sin embargo, ¿cuánta gente se ha bañado en las playas de Ayamonte? Inevitablemente, en el ideario colectivo hay muchas más referencias culturales de ciudades que pueden ser más conocidas por su carga patrimonial o porque son capitales. Ahora justo hablábamos de Málaga, queja en Almería o Huelva. Pero es lo mismo que hablábamos de Andalucía a nivel comercial. Se trata de trabajarlo.

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–Por el contacto que tiene con jóvenes, ¿qué futuro tiene la literatura?

–Ay, me encanta esa pregunta. Siempre me la hacen una y otra vez y siempre respondo lo mismo. Los datos de venta del sector del libro lo que nos dicen es que la literatura juvenil no sólo fue la única que no cayó en ventas durante la crisis de 2008, sino que además es la que más crece. Es uno de los subgéneros que más factura dentro del sector del libro y está predominantemente leída por jóvenes, lo que significa que los jóvenes sí que leen. Pero, claro, no podemos olvidar que en nuestro país se lee poco y se compra poca literatura. Cuando vemos las cifras que hacen un best seller y cuántos best sellers puede haber al año en España nos damos cuenta que para la población que hay tampoco se lee tanto. Ahora bien, ¿qué hay jóvenes que leen? Hay muchos jóvenes que leen, es lo que hablábamos. Luego dan el paso de un tipo de literatura a otro, vuelven a la juvenil cuando quieren, pero los datos están ahí. Lo cierto es que la literatura juvenil sigue aumentando su venta y es de las líderes del mercado.

–¿Las personas que leen más tienen mayores expectativas sociales en el futuro? ¿Es la lectura un ascensor social?

–Es evidente que consumir cultura probablemente nos abre más puertas en el mundo porque además nos ayuda a nuestro desarrollo cognitivo.

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–¿Qué papel tienen los premios en haber descubierto autores del sur como Juanma Gil o Jesús Carrasco?

–Sin duda, para Juanma un papel fundamental. Los premios de literatura no sólo nos vienen bien en nuestra carrera a nivel monetario o te descubren como autor en el sector del libro, sino que además te dan un punto de calidad. De alguna manera los premios siempre se asocian a autores que tienen cierta calidad literaria. Y han servido para descubrir a muchos autores andaluces. Ahora bien, es quizás un poco triste, porque muchas veces no tenemos las mismas oportunidades que gente de otros sitios, sobre todo cuando nuestras obras están ambientadas aquí en Andalucía.

–¿Qué tres libros recomendaría para este verano?

–Pues por un lado, recomendaría 'Lo que arrastra la lluvia', de Men Marías. Es una autora granadina. Voy a tirar de mi género, porque es el que yo más leo y el que escribo. Esta novela, de hecho, está ambientada en Granada también, justamente en la plaza de Bibrambla, y habla de la floristería, y tiene una serie de referencias muy interesantes a cómo era antes la plaza de Bibrambla. La otra sería Susana Martín Gijón como autora, y me gustaría recomendar 'La Babilonia, 1580'. Su última novela es una novela histórica negra ambientada en Sevilla. Y, de hecho, su última tetralogía también está ambientada en Sevilla. Y la otra autora que me gustaría recomendar para este verano es Marga Sánchez, que tiene un libro que se llama 'Prehistoria de Mujeres'. Ella es granadina, es catedrática de la Universidad de Granada en Arqueología, y presenta en este ensayo, pero es un ensayo, digamos, con un tono narrativo para todos los públicos que nos habla de cuál fue el papel de las mujeres en la prehistoria.

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–Nos recomienda tres libros de mujeres. ¿Tiene poca visibilidad la mujer en la literatura?

–Bueno, sin duda. Seguimos luchando por que nos sigan, nos escuchen y nos coloquen en el mismo sitio que nuestros compañeros. Y yo, de hecho, como autora de alguna manera me siento en deuda con mis compañeras que ayudan a abrir camino. Todas las mujeres que escribimos y que producimos cultura, seguimos abriendo camino. No hemos llegado al sitio deseado.

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