Ana Belén cantaba en 'Peces de ciudad' que «En Macondo comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver». Sin embargo el cantante y escritor Gaël Faye (Premio Goncourt de los Estudiantes, 2016) no opinaba lo mismo a través del niño protagonista de la novela 'Pequeño país' (publicada por la editorial Salamandra y traducida por José Manuel Fajardo), cuando dos décadas después de abandonar Burundi por el conflicto entre hutus y tutsis decide regresar a ese Macondo particular.
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El autor francés nos presenta a Gaby, un niño de 10 años hijo de una ruandesa tutsi y de un empresario francés, que vive feliz en Buyumbura junto a su hermana y sus amigos experimentando todo tipo de aventuras en donde el olor dulce de los mangos, el rosa exuberante de las buganvillas y el sonido terroso de las termitas en los días de lluvia se abrazaban en el África de los grandes lagos.
Este paraíso empieza a resquebrajarse cuando los padres de Gaby se separan y poco después se destruye en miles de pedazos cuando estalla la guerra civil entre hutus y tutsis por motivos étnicos y comienza uno de los genocidios más crueles de la historia africana. El protagonista lo relata así: «Quería meterme en un agujero de ratón, refugiarme en una madriguera, protegerme del mundo al final de mi callejón, perderme entre recuerdos hermosos, habitar en tiernas novelas, vivir dentro de los libros».
Con un tono intimista, Faye nos presenta a una serie de personajes entrañables que orbitan dentro del universo de Gaby como Gino, Armand o la señora Economopoulos, siendo esta última la que comparte algunas de las escenas más entrañables con el pequeño burundés y la que le transmite la pasión por los libros, refugio al que Gaby acude en más de una ocasión como con la poesía, «La poesía no es información. Sin embargo, es lo único que el ser humano retendrá de su paso por la tierra».
El lector se encontrará con una novela breve de carácter autobiográfico y con una narración fluida con un marcado lirismo, no olvidemos la faceta de letrista y compositor del autor, que a pesar de la temática tan dura que aborda, la belleza de esas verdes tierras, la nostalgia de una infancia plena y el amor a la familia y a los amigos se harán un hueco en nuestro corazón y se quedarán para siempre en el recuerdo.
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La prosa de Gaël Faye se mueve en una línea fina entre la sonoridad de la poesía y la narrativa ágil, invitándonos a que busquemos en los sentimientos y sensaciones de nuestra niñez del pasado y dejando claro que a algunos 'Macondos' sí se debe tratar de volver: «Cuando se abandona un lugar, se dedica un tiempo a decirle adiós a la gente, a las cosas, a los sitios que uno ama. Pero yo no abandoné el país, huí de él. Dejé la puerta abierta de par en par detrás de mí y partí sin mirar atrás».
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