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Andrés Neuman. Mireya López
«María Moliner puede ser la mejor lexicógrafa de la historia»

«María Moliner puede ser la mejor lexicógrafa de la historia»

El escritor bonaerense presentará este martes su última obra: 'Hasta que empiece a brillar', en la que recorre la historia de María Moliner

David Roth

Almería

Sábado, 15 de marzo 2025, 23:43

Este martes 18 de marzo, el escritor Andrés Neuman visitará el Aula de Cultura de IDEAL Almería, en el Centro Cultural Fundación Unicaja, un evento patrocinado por Fundación Unicaja, para presentar su última novela, 'Hasta que empiece a brillar', una obra que recorre la vida de María Moliner a través de su relación con las palabras y su brillante Diccionario de uso del español.

–¿Cómo surge el libro?

—La idea nació del amor que siempre he sentido por el diccionario de María Moliner y de una sensación de gratitud hacia su autora. También me movía la curiosidad por enigmas de su vida, que sabemos muy poco sobre ella. Me fascinaba ese fenómeno casi fantástico de cómo esta obra monumental ha terminado por inmortalizar y, a la vez, devorar a su autora. Yo estudié Filología y siempre me ha apasionado la lingüística, así que pasé muchos años investigando sobre la vida de María Moliner. Descubrí que había tenido una existencia apasionante y tristísima, pero siempre atravesada por la dignidad, el trabajo y la generosidad. Y me sorprendió darme cuenta de que, antes de sentarse a escribir su diccionario —tarea que le llevó 16 años—, su vida ya era digna de una novela.

—¿En qué momento del proceso se dio cuenta de que su diccionario contenía una especie de relato autobiográfico?

—Fue algo progresivo. A lo largo de los años de trabajo en la novela, se fue revelando esa relación sigilosa pero constante entre la vida de María Moliner y su diccionario. El libro busca contar su trayectoria personal y profesional para comprender qué la condujo a la escritura del diccionario y nos revela esta obra sobre su autora.

—Se suele hablar del componente autobiográfico en literatura, ¿pero en un diccionario?

—Nuestro uso del lenguaje incluye nuestra sensibilidad y nuestra identidad. No hay dos personas que hablen igual. Cada uno tiene un léxico colectivo y un vocabulario íntimo, fruto de sus experiencias. María Moliner, además de filóloga y bibliotecaria, fue madre y abuela, y esto influyó en su concepto del lenguaje. Pero hay otro punto: la mayoría de los diccionarios son obras colectivas y de muchas manos a lo largo de siglos. Pero el Diccionario de uso del español es el trabajo de una sola persona, con un criterio coherente y unas convicciones muy personales. Es una contestación al canon lingüístico de la época.

«Durante la República, tuvo un papel clave en las Misiones Pedagógicas, fundando bibliotecas rurales y viajando a pueblos recónditos para llevar libros»

—¿En qué sentido es una contestación al diccionario académico?

—El Moliner es una larga, sutil e incansable contestación al diccionario de la Real Academia Española. María Moliner discrepaba con muchas de sus definiciones y se propuso mejorarlas. Un ejemplo precioso de esto es cómo ella incluye la acepción desobediente de «contestar», que no figuraba en el DRAE. En su diccionario, escribe: «Haz lo que te dicen y no contestes». Con esta sutil ironía, pasó 16 años contestándole al diccionario académico. Para comprender mejor su trabajo, me compré una edición de segunda mano del DRAE de 1956, el que más consultó Moliner. Y me puse a leer ambos en paralelo. Fue impactante ver hasta qué punto su diccionario es, por un lado, una obra independiente y maravillosa, y por otro, una lucha contra la definición oficial de las palabras.

—¿Cómo era ella para embarcarse en un proyecto tan titánico?

—Eso es lo que más me fascinaba. ¿Qué clase de persona hay que ser para, en plena madurez, con cuatro hijos criados y en medio de la dictadura, decidir escribir sola un diccionario de 80.000 palabras? Solo acometer esa tarea ya la convierte en alguien excepcional, pero concluirla con semejante brillantez es casi milagroso. Desde niña, tuvo una voracidad de vida y una curiosidad ilimitada. Su padre abandonó a la familia cuando ella tenía 12 años y, desde entonces, trabajó sin descanso para mantenerse y financiar sus estudios. Fue la primera profesora universitaria en Murcia, una de las primeras estudiantes de la Universidad de Zaragoza, funcionaria de carrera cuando pocas mujeres lo eran. Durante la República, tuvo un papel clave en las Misiones Pedagógicas, fundando bibliotecas rurales y viajando personalmente a pueblos recónditos para llevar libros. Y, en casa, su vida también giraba en torno al conocimiento: su marido fue un destacado físico que tradujo a Einstein en España. En su baño, como suelo decir, se «duchaban» ciencias y letras cada día.

—Su trayectoria la llevó a ser candidata a la Real Academia. ¿Fue el hecho de ser mujer el motivo de su rechazo?

—Se ha hablado mucho de este tema y creo que minimiza la grandeza de María Moliner y su diccionario. Esta polémica es jugosa, pero hay que entenderla en su contexto. Ocurre cuando ella tenía 72 años y no me parece justo que su legado quede reducido a una votación de la Academia. Sería como resumir la vida de Borges diciendo que no ganó el Nobel. No soy amigo de las simplificaciones y procuro evitar los análisis unidimensionales. María Moliner fue una figura llena de matices y equilibrios, lo que también se refleja en su candidatura.

«Es impactante ver hasta qué punto su diccionario es, por un lado, una obra independiente y maravillosa, y por otro, una lucha contra la definición oficial de las palabras»

—Entonces, ¿qué factores influyeron en que no entrara?

—No hay una única razón. Fue un cúmulo de factores. El primero, evidente, es que en más de dos siglos y medio de existencia nunca había ingresado una mujer. No era una norma escrita, pero en la práctica, el sistema de votación lo hacía imposible. Emilia Pardo Bazán ya lo había intentado varias veces con el apoyo de Galdós y Menéndez Pidal, y ni aun así lo logró. Otro factor fue su pasado político. María Moliner había estado vinculada a la República y lo sabía. Durante el franquismo, evitó mencionar su labor cultural de juventud porque era consciente de que eso la perjudicaría, también ante algunos académicos. Muchos lo leyeron tan bien y entendieron su impacto, se sintieron desafiados. Los académicos no estuvieron a la altura de ese desafío y se sintieron amenazados. No es que no lo valoraran, es que lo tomaron demasiado en serio.

—Hay quien se ampara en que la votación la ganó Emilio Alarcos, un gran filólogo.

—Sí, y nadie discute su mérito, pero Alarcos era 20 años más joven. A él aún le quedaban años para entrar en la Academia. María Moliner, con más de 70 años y su obra ya concluida, estaba en un «ahora o nunca». Y lo más revelador es que ni siquiera quedó segunda en la votación, sino tercera. ¿Quién sacó más votos que ella? José García Nieto, poeta y amigo de Cela. Si alguien puede justificar que García Nieto hizo más por la lengua española que María Moliner, que me lo explique.

—¿Generó revuelo en la época?

—Por supuesto. Todavía hoy, cada vez que entra una mujer en la RAE es noticia. Imagínate cuando no había ninguna. La nominación causó un gran debate. Y cuando fue rechazada, también. Pero, aunque no lograra entrar, su candidatura fue un punto de inflexión. Su derrota dejó en evidencia una injusticia histórica y, pocos años después, la puerta se abrió definitivamente con la entrada de Carmen Conde, gran amiga y defensora de Moliner. Contribuyó a cambiar sus reglas de juego. Si esta mujer no merece un monumento, que me expliquen quién sí.

—No puedo evitar hacer un paralelismo con otra figura clave de Almería: Carmen de Burgos.

—Sin duda, aunque pertenecen a generaciones distintas. De Burgos fue una pionera en su tiempo, una almeriense ilustre y adelantada. Se podría decir que pertenece más bien a la generación de la madre de Moliner. Carmen de Burgos nació en la década de 1860 y, si María Moliner tuvo compañeras en su camino, como las 'Sin Sombrero', Carmen de Burgos debió estar aún más sola en su lucha.

—¿Tiene alguna definición que se le haya quedado grabada?

Muchas. Pero hay dos que me conmueven: amor y cuidar. La definición de amor es un auténtico programa de vida: «Sentimiento experimentado por una persona hacia otra que se manifiesta en desear su compañía, alegrarse con lo que es bueno para ella y sufrir con lo que es malo.» Es un prodigio de empatía. No encontrarás algo así en otro diccionario. La de cuidar es sorprendente porque, a diferencia de su método habitual, en esta palabra no pone la acepción más frecuente en primer lugar. Define cuidar como «pensar o discurrir». Y es porque etimológicamente cuidar viene de cogitare, lo mismo que pensar.

—Encierra su sabiduría vital.

Y lo más impresionante es que escribió sola 80.000 definiciones, con una calidad comparable o superior al diccionario de la Real Academia. No hay otro caso en la historia de una mujer que haya creado un diccionario de esta magnitud y podemos estar hablando de la mayor lexicógrafa de la historia en cualquier idioma.

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