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Autor de Trigo limpio, Juan Manuel Gil. Ivan Giménez – Seix Barral
«Lo que veo, siento y vivo es Almería, es raro que en mis novelas no salga»
Juan Manuel Gil | Premio Biblioteca Breve

«Lo que veo, siento y vivo es Almería, es raro que en mis novelas no salga»

Trigo Limpio de Seix Barral se ha convertido en la novela galardonada del almeriense y ya se encuentra disponible en todas las librerías de España

nerea escámez

ALMERÍA

Domingo, 14 de marzo 2021, 23:57

Con una trayectoria literaria impoluta, Juan Manuel Gil (Almería, 1979) es filólogo, profesor de Lengua y Literatura, escritor y poeta, y se ha convertido recientemente en el ganador del Premio de Biblioteca Breve con su novela Trigo limpio, que estuvo dentro de los casi mil manuscritos presentados. La obra premiada vio a la luz el pasado miércoles.

–¿Cómo se vive en medio de todo este inesperado evento vital?

-Encantado con lo que está pasando. Es algo que te paraliza de tanta emoción, en cuestión de días, he tenido mucho feedback con el lector.

-¿Cómo clasificaría Trigo limpio?

-Es una novela con una carga de humor muy importante, tiene un cierto aire detectivesco y es un libro que, a su vez, está lleno de otros libros, esos libros son los libros que nos han marcado en nuestra adolescencia o experiencia lectora.

-¿Y cómo y cuándo surge la idea?

-Tenía el deseo de rendir homenaje a la fascinación que siempre despertó en mí la literatura. Paralelamente, tenía una imagen en mi cabeza que era la de un niño que atravesaba al galope una pista de aterrizaje justo en el momento en el que un avión va a tomar tierra. Cuando hice chocar una cosa con la otra, me senté en el escritorio delante del ordenador y la novela fue avanzando hasta que llegué a la última página.

-¿Cómo es el día a día de una creación como esta?

-A Trigo limpio le he dedicado muchísimas horas, pero, a la vez ha sido un trabajo que he disfrutado. Aproximadamente lo escribí en un año, fue muy intenso porque me coincidió con el confinamiento por la pandemia de la covid-19 y, también, por un permiso por paternidad. He tenido tiempo para estar conmigo, para dedicarme en exclusiva a la lectura y el tiempo que no le dedicaba a mi familia y mi hija se lo dedicaba a la lectura.

-Bendita pandemia...

-Está claro que la he vivido con dureza y crudeza, como toda la sociedad. Al decir que tiene algo positivo quizá es, ciertamente, por la imposición que te traía la pandemia al no poder salir en casa. Este aspecto nos obligaba a refugiarnos a cosas que te hacían sobrellevar los días de la mejor manera y yo siempre he recurrido desde que soy niño, a los libros.

-¿Por qué Trigo limpio?

-El nombre tiene un sentido pleno. Tiene su carga irónica y humorística. Es una novela de espejismos. Los personajes no son lo que parecen, porque existe confusión entre el autor y el personaje y el protagonista; también, la acción que está plenamente asentada de repente da un giro inesperado y te lleva hacia otro lado y por eso, me di cuenta de que nadie era Trigo limpio en esta novela, todos tenían algo que ocultar.

-¿Por qué ese juego entre el escritor y el narrador?

-Es un juego totalmente intencionado, yo juego entre el autor, el narrador y el personaje principal porque creo que esa confusión genera un espacio muy interesante para el lector porque consigue hacerse la pregunta de si el punto de vista del narrador coincide con el del autor… Conforme va progresando la historia, uno de mis objetivos fundamentales es que al lector le deje de importar qué es verdad y qué es mentira y se deje seducir por la novela, por la historia que estoy contando.

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JUAN MANUEL GIL

-El telón de foto es el Aeropuerto de Almería. ¿Tiene algo de autobiográfico?

-No solamente soy de Almería, es que soy de El Alquián, un barrio pegado al aeropuerto y este lugar ha sido un elemento que tuve presente siempre porque para mi barrio, el aeropuerto es una herida que no ha dejado de sangrar nunca. Ha estado ahí recordándonos que el futuro del barrio se truncó cuando decidieron ampliar la pista del aeropuerto… lo tuve muy presente y son esas cosas que me acompañan y no he sido capaz de sacarme de la cabeza, escribir sobre ello es el único mecanismo que encuentro para exorcizarlo junto a mi imagen del niño corriendo por la pista de aterrizaje, más el dolor que supuso esta ampliación. Lo que es a todas luces para un barrio como El Alquián un lugar negativo por el ruido, contaminación acústica, el queroseno o porque impide el crecimiento del barrio… los chicos de allí, lo convierten en algo contrario, en esa máquina mágica que permite vivir aventuras y que traslada a un sitio de ciencia ficción.

-¿Es en parte una denuncia social?

-No, lo que pasa es que como en la propia vida, en las novelas también hay denuncias de una forma más diseminada en lo que se va contando, obviamente lo que sí hay en la novela es mucho de mí, de aquellas cosas que me trastornaron de joven o me provocaron hacerme muchas preguntas para llegar a lo que soy hoy en día.

-En la obra nos cruzamos con un personaje especialmente paradigmático y central, Huáscar. ¿Cómo lo definiría?

-Probablemente Huáscar sea una piedra enigmática, un mineral que no sabes su nombre y es difícil de clasificar dentro de una caja de minerales. Simboliza el misterio y la fascinación por lo desconocido, también por el amor y el gusto por la oralidad.

-¿Se basa en él por algún personaje literario?

-Para escribir el personaje de Huáscar, me he inspirado en la tradición oral de la literatura. En mi barrio había determinadas personas que, cuando empezaban a hablar, eran capaces de captar la atención de todos y me provocaba una emoción tremenda. Ese personaje es una deformación literaria de los vecinos que tenían la capacidad de atrapar la atención de quién se le pusiera por delante.

-Utiliza su libro como un manual para escribir una novela. ¿Le gustaría erigirse en referente?

-He sido profesor y he impartido talleres de Escritura Creativa. Era un verdadero reto escribir una novela y paralelamente, explicar cómo se escribe. Y sólo puedes hacerlo de un punto de vista paródico. El humor me sirve para desnudar, analizar o acercarme a las preguntas esenciales que me hago en mi día a día. Encuentro la emoción más rápida con él.

-¿Tan fundamental es el humor?

-Sí, en mi faceta como escritor el humor es fundamental y más en la voz narrativa con la que trabajo en los últimos libros. No se puede entender ni esta novela ni la anterior sin la carga humorística. En mi vida personal, el humor es un ingrediente constante que me ayuda a vivir los tiempos que corren de forma más humana y agradable. Es un bálsamo.

-¿Qué efecto en el lector le serviría para sentirse satisfecho?

-Que pasen un rato muy entretenido y placentero. Que jueguen con la estructura, descubran los pasadizos que te llevan de la primera página a la última y viceversa, que vean los pasadizos que conectan a los personajes.

-El Premio Biblioteca Breve es un buen cartel de presentación. Lo han ganado autores como Elvira Sastre, Fernando Aramburu, Javier Calvo… ¿qué supone algo así para usted?

-La realidad es que cuando envié mi novela, nunca creí que tenía la posibilidad de ser galardonado. Cuando dicen el nombre, a partir de ahí, llegan dos cosas: la responsabilidad por el peso una nómina de autores como Juan Marsé, Gonzalo Garcés o Elvira Lindo… y, por otro lado, la emoción, felicidad o euforia que supone, es algo que pocas veces he vivido en mi trayectoria literaria. A veces tengo que sacudir la cabeza por si estoy soñando.

-Es profesor y de Lengua en una sociedad que prefiere jugar a videojuegos que leer. Duro reto.

-La tarea de fomentar la pasión por la lectura no depende solo del profesor. Me gusta contribuir aportando mi granito de arena y la manera más efectiva que encuentro de transmitirle esa pasión es hablarle de la mía, hacerles ver que soy un privilegiado por sentir lo que siento cuando abro un libro. No tiene efecto inmediato y generalizado, pero sí he observado que hay determinados alumnos que activan determinado interés y acaban acercándose a la literatura.

-¿Es una sociedad que no lee, una sociedad enferma?

-Es una sociedad vulnerable y frágil. Una sociedad más fácil de engañar, más autómata, dependiente y difícil de que se revele contra la injusticia, las mentiras, el agravio o cualquier cosa que se vive actualmente. La lectura es un entrenamiento de alta competición para enfrentarte a lo que te ofrece la vida, te da recursos para saber qué hicieron otros que no harías tú y qué hicieron otros que tú harías.

-¿Recuerda el primer libro que cayó en sus manos?

-No, pero sí los que me hicieron decidir que quería hacer esto. Uno es 'La Peste' de Albert Camus. Luego un libro académico que todos hemos leído o esquivado en Bachillerato es 'El Libro del Buen Amor' que me hizo dar cuenta que la literatura tiene dos niveles, lo que dice y lo que esconde.

-¿Algún autor que haya tenido impacto en usted?

-Antonio Orejudo, profesor de la Universidad de Almería, me ha fascinado siempre. No hay ni un solo libro de él que no me guste. Esta novela es muy 'orejudiana' porque guarda mucha deuda con él. La cita inicial con la que empieza el libro es de un libro suyo.

–¿Un personaje literario que le identifique?

–Un personaje que conoce todo el mundo: El Lazarillo. Es un personaje fascinante, es perfectamente construido y de los primeros personajes de lo que sería más tarde la novela moderna.

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juan manuel gil

-¿De qué tema nunca escribiría en uno de sus libros?

-No me interesa escribir una trama basada en la política, es un tema que narrativamente me deja bastante frío pese a que vi series fascinantes del mundo político. Generalmente es un mundo perverso, de mentira, corrupciones, engaños… Y no me interesa porque ese mundo me tiene desencantado.

–¿Cómo se enfrenta a la hoja en blanco?

–Parto de la disciplina, me pongo un horario. Son horas muy tempranas, suelo escribir desde las 5.30 hasta las 7 u 8 de la mañana, y procuro mantenerlo a diario mientras estoy inmerso en una novela. Respecto a un esquema previo, no suelo hacerlo. Si supiera cómo va a acabar la historia, no la escribiría, ya sabría cómo va a terminar y cómo son sus personajes.

-¿Qué evolución hay del escritor de Un hombre bajo el agua?

-Trigo Limpio es la evolución natural de esa novela. Comparten algo importante como es la voz del narrador, e incluso inquietudes hacia la literatura, por la figura del escritor, su vida doméstica, obviamente en cuanto a trama no tienen nada que ver, pero sí considero que esta novela no habría surgido sin haber escrito Un hombre bajo el agua, y esa sin la anterior.

-De su biblioteca, quédese con una. ¿Cuál elige?

-Trigo Limpio, por todo lo que ha supuesto, la revolución a mi tarea literaria y, por otro lado, es una novela en la que confío ciegamente. Estoy muy ilusionado y tengo ganas de que empiece a llegar al lector e intercambiar impresiones.

-¿Le inspira Almería?

-No sé si me inspira, pero no tengo más remedio ya que vivo aquí. Esta es la gente que conozco, las calles que recorro, los bares… es imposible ponerle dique a eso y lo que veo, siento y vivo es Almería, es raro que en mis novelas no salga, de hecho, en todas aparece en mayor o menor medida porque no concibo mi literatura sin mi vida, y no concibo mi vida sin mi literatura. Esa frontera se diluye y se une. Almería por suerte o por fuerza se convierte en un referente.

-¿Algún sitio para inspirarse?

-Afortunada o desgraciadamente, como escribo a las horas que te comenté, no voy a recorrer las calles, pero para mí, más que un sitio es el momento, las cinco de la mañana, por estar recién levantado en estado de duermevela, tomándote un café, con la casa silenciosa. Te dices: «este momento es solo mío». Ahí es dónde fluyen las ideas.

-¿Cómo es el mundo cultural almeriense?

-Está lleno de talento, pero las cosas se las ponen muy difíciles a ese talento para que se materialice. Almería no es una ciudad con un tejido cultural enorme, pero tenemos nudos culturales que sí tienen bastante fuerza y son poderosos. Las instituciones, independientemente de su color, deberían echar un cable en especial a esa gente joven con tanta idea que no sabe por dónde empezar.

-Y en general, ¿cómo define a la literatura?

-El arte o la tarea de hacerse preguntas e intentar hacerse respuestas. Para mí una novela siempre es una gran pregunta que tiene el autor en la cabeza a la que intenta con mayor o menor éxito darles respuesta. Le puede llevar 200 páginas, una trilogía, lo que sea…

-¿Y la cultura?

-La cultura es eso que nos permite ponernos en la piel del otro, ser tolerantes, cuestionarnos a nosotros mismos, nuestras certezas que creemos inamovibles y la cultura en una sociedad sana y fuerte debe ocupar un lugar central. Estamos muy, muy lejos de eso.

-Me atrevo a citar a Huáscar, personaje de su libro, para preguntarle… ¿Qué le dicen sus sentidos de sus proyectos futuros?

-Mis sentidos me dicen, que después de lo que me ha ocurrido, uno se sienta a escribir con una gran responsabilidad. Pero con alegría, emoción porque hay gente detrás que reconoce tu rigor, tu esfuerzo y tu disciplina. Quizá no es eso por lo que se escribe, pero se agradece porque escribir es una tarea netamente solitaria y hace sentir bien, ahora me siento con más confianza y con el rigor que nunca he sabido desprenderme.

-¿A quién le recomendaría la inmersión en Trigo limpio?

-La recomiendo intensamente a todos. Pero Trigo limpio tiene una lectura que busca experiencia placentera de leer y sentirse fascinado por una historia. Y luego quien quiere ir más allá de quitar capas a una cebolla podrá hacerlo, depende de su bagaje… sin duda, a esta novela se la recomiendo a todo el mundo, lea o no.

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