Verónica Forqué, Roberto Álamo, Julián López y Andrea Duro coronan Fical con anécdotas y vivencias

El Teatro Cervantes recibió el sábado por la tarde, tras la gala de clausura de Fical, la última mesa redonda de la edición de 2020

MARÍA PAREDES MOYA

ALMERÍA

Domingo, 22 de noviembre 2020, 12:44

Como los bises de un concierto o un bonus track de un álbum musical, el Festival Internacional de Cine de Almería (Fical) tuvo la tarde del sábado un fantástico y distendido epílogo en el Teatro Cervantes con el que cerrar las actividades del programa con ... una mesa redonda de Movistar +, que contó con la participación de cuatro reconocidos actores. Intérpretes que, curiosamente, no se conocían entre ellos y que representan a distintas generaciones y formas de llegar a la profesión, como son Verónica Forqué, Roberto Álamo, Julián López y Andrea Duro.

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La sesión fue, ante todo, una mesa redonda más humana que otra cosa. De hecho, el elenco habló de cómo han pasado los meses de confinamiento y la posterior desescalada y también revivieron los momentos más icónicos de su carrera, como las emociones de su primera remuneración como intérpretes o los recuerdos más mágicos, divertidos o incómodos que les ha brindado su carrera.

Verónica Forqué aseguró que, laboralmente, prefiere tener la incertidumbre de saber qué vendrá de poco a poco «y no tener muchos proyectos cerrados para todo el año, que el factor sorpresa se diluye». Roberto Álamo, por su parte, lamentó «ante todo el no poder tener cerca a los seres queridos» y reivindicó la importancia «del afecto demostrado». Julián López comentó que «ha servido para darse cuenta de que no hacen falta tantas cosas para vivir», mientras que Andrea Duro se quejó de que «profesionalmente era un buen momento y este parón e incertidumbre en un momento laboral bueno genera algo de inquietud».

En cuanto a qué serían en la vida de no dedicarse a la interpretación, Forqué recordó que de pequeña quería ser «enfermera y sevillana». Lo primero, para ayudar a la gente, así que daría clases de teatro en la cárcel, mayores o personas con discapacidad; y sevillana, porque le gustaba «lo artista». Roberto Álamo evocó su primer día como delineante y cómo salió del estudio cuando se vio como uno más, con bata blanca y en la mesa de dibujo;y comentó la reciente publicación de su libro de poemas 'Amantes venía de amar', del que al final de la mesa leyó uno de ellos.

En la parte cómica, Julián López presumió de su habilidad adquirida a la hora de cocinar lentejas pero, más serio, puso en valor el poder de la música como generador de emociones. Y, Andrea Duro afirmó que «seguro que tendría que ver con algún tipo de arte, seguramente escribir».

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En cuanto a las primeras remuneraciones, de todo un poco. Desde las bien pagadas 500 pesetas a la semana de Verónica Forqué en 1975 con la compañía de Nuria Isbert, a los 600 euros por sesión de Andrea Duro con 15 años, pasando por las mutiladas de 11 a 2 frases de Roberto Álamo en 'La Casa de los Líos'. «Arturo Fernández reescribió esa parte y me dejó solo dos», recordó entre risas. Aquello le valió 93.000 de las antiguas pesetas, que se gastó al día siguiente en una guitarra Yamaha. En el caso de Julián López, casi que le salió a pagar, porque fueron 60 euros en el año 2000, en una especie de piloto similar a lo que sería después 'La Hora Chanante', «pero claro, tuve que ir desde El Provencio a Madrid. Perdí seguro».

Para terminar, en lo que podría encuadrarse como 'recuerdo mágico-inolvidable', Julián López rememoró cómo acabó cenando en una mesa sólo, «como los niños en las bodas», mientras Javier Cámara y su admirado Édgar Ramírez hablaban «de cosas de mayores». Roberto Álamo detalló cómo su hermana consiguió reunir a más de 40 excompañeros de colegio en una función de 'Urtaín' hasta el punto de hacerle creer que había perdido la cabeza.

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Finalmente, Verónica Forqué y Andrea Duro relataron momentos 'premonitorios'. «En el 86 sentí que el papel de 'Ay Carmela' iba a ser mío y así lo hice», dijo la primera, mientras que la segunda recibió una llamada de su representante cuando ella iba a hacer lo propio a cuenta del papel vacante en 'La Catedral del Mar', además de agradecer «el lado bueno de la fama» cuando una adolescente la reconfortó en silencio, «pese a reconocerme, en un momento en el que estaba llorando desconsolada por una ruptura».

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