Alonso Cano, el gran maestro granadino del barroco, residió en Madrid durante un par de etapas de su biografía. En la segunda de ellas, entre 1646 y 1652, recibió el encargo de un particular –se desconoce su nombre– para pintar un Cristo muerto sostenido por ... un ángel. Ese impresionante lienzo, propiedad delMuseo del Prado, se podrá ver temporalmente en la sala dos del Museo de Bellas Artes de Granada desde el 29 de abril al 26 de mayo. Estamos, sin lugar a dudas, ante uno de los principales acontecimientos relacionados con el patrimonio artístico en 2024. Un año en el que también está previsto, precisamente, el desarrollo de dos grandes exposiciones de seguidores de Cano con motivo del aniversario de su fallecimiento, una de Torcuato Ruiz del Peral en el propio Museo de Bellas Artes y otra, sobre la que no han trascendido más datos, sobre José de Mora en la Catedral.
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Hay muchos expertos sobre la vida, obra y milagros de Alonso Cano, que nació y murió en Granada entre 1601 y 1667. Uno de los más destacados es David Martín, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Granada, que ha estudiado con detalle este cuadro de 1,79 por 1,20 metros realizado por Cano en 1646, según los datos que aporta el propio Prado. «Esta escena, reproducida por Cano a partir de una estampa de Hendrick Goltzius, tiene un carácter devocional y representa a Cristo sostenido por un ángel tras el descendimiento de la cruz», explica Martín.
Entre las grandes singularidades de este Alonso Cano, cabe destacar la ausencia de sangre y de heridas –tan solo las perforaciones de los pies y muy levemente la lanzada en el costado–. «Iconográficamente –dice Martín– se sitúa en un momento en el que el Señor ha sido lavado para proceder a su entierro». De ahí que en el ángulo inferior izquierdo aparezca una zafa de cobre dorado que podemos intuir que se ha utilizado para eso, para limpiar el cuerpo.Junto a él, los tres clavos de Cristo y la corona de espinas. El Señor fue enterrado según el rito judío, lo que implica que el cadáver estuviera completamente aseado.
«La tez del Señor es blanquecina, una de las características de Cano que hicieron suya escultores como el propio José de Mora, pero envuelto en la condición de ser humano», asegura David Martín. La presencia del ángel recuerda que estamos ante la divinidad. «Es un concepto del humanismo barroco», subraya. El Señor se presenta como adormecido cuando realmente está muerto. En este punto conviene recordar que el Santo Entierro se desarrolló en tres fases.La primera es el descendimiento;la segunda, la Madre sosteniendo a su Hijo –esto acaba en la Piedad y en la Virgen de las Angustias–; y la tercera, el depósito del Señor en la piedra de la unción. En este último acto podríamos ubicar este 'Cristo muerto sostenido por un ángel' que veremos en Granada durante varias semanas.
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Hay otras cuantas lecturas interesantes. Alonso Cano es arriesgado en la forma de mostrar la anatomía masculina. «Es muy real», resumeMartín.Respecto a la atmósfera, el tránsito del oscuro al claro en el fondo muestra el paso del sacrificio a la resurrección. «Estamos ante un paisaje cercano al Gólgota». Y si se fijan bien, detrás, en la parte derecha, apreciarán una fortificación y unas montañas que, a juicio de DavidMartín, podrían ser las Torres Bermejas y Sierra Elvira. «Es la forma en la que Cano deja patente su autoría, ya que no aparece firma». Granada como metáfora de Jerusalén.
La trazabilidad de este óleo desde que salió del caballete de Alonso Cano en Madrid está más o menos clara.Tan solo se desconoce el paganini del que partió el encargo inicial en 1646. Se ha propuesto que respondiera a las práticas de los jesuitas o que pudiera tener una connotación eucarística.
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Sí existe constancia documental de que esta pintura formó parte del marqués de la Ensenada en el siglo XVIII. Fue adquirida por el rey Carlos III en 1769 y, posteriormente, se integró en las colecciones reales españolas, donde ingresó en el Prado. Fuentes de la pinacoteca madrileña aclaran que «fue una composición de bastante éxito, pues se conocen otras copias y versiones». Una de ellas, por cierto, expuesta en las paredes del Prado –la que viajará hasta Granada se encuentra habitualmente en los almacenes–. También se tiene constancia de otros ejemplares en posesión de coleccionistas como José Lezama.
'Cristo muerto sostenido por un ángel' se exhibirá en el espacio destinado a Alonso Cano en el Museo de Bellas Artes junto a la Virgen del Lucero, la Virgen de los Navegantes y San Jerónimo Penitente, entre otras. Este préstamo eventual forma parte de un programa del Prado que se denomina 'El arte que conecta', cuyo objetivo es llevar las creaciones de grandes maestros a ciudades que dispongan de equipamientos, como el Museo de Bellas Artes, que garanticen que los fondos se mantengan en unas condiciones ambientales y de seguridad idóneas.
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Alonso Cano, íntimo amigo de Velázquez, fue un genio en vida. Ahora el Prado le rinde un merecido tributo 372 años después de su fallecimiento.
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