El estudio del compositor Álvaro Cámara, nacido en Bailén pero granadino de adopción hace unos años, refleja tanto su pasado como su presente. Compone sentado en una silla coronada por la máscara de Loky, está rodeado de Lilo, Stitch y otros personajes de Disney y ... Star Wars –ha dedicado un rincón a Grogu, el niño de 'The mandalorian'–, bajo las manos tiene un teclado y al lado diversos instrumentos de percusión. El último premio que ha añadido a su extensísimo palmarés es el de ganador del III Concurso de Marchas Procesionales organizado por la Federación Granadina de Bandas, una pieza aún sin título y que se estrenará el próximo día 16. Pero semiescondida en un rincón, precisamente al lado de Grogu, está la placa que le acredita como finalista de los Premios Internacionales de Música Marvin Hamlisch de Nueva York. Es tremendamente modesto, pero su ya ingente trayectoria compositiva no lo es tanto. Su penúltima creación es el álbum 'Muqarna', cuyo adelanto ya se puede escuchar en Spotify con cuatro temas: 'Cuentos de la Alhambra', 'Lágrima del Genil', 'Sacromonte' y 'MaeRtes', este último una muy interesante descripción sonora de una noche de fiesta en Granada.
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Álvaro Cámara se mueve de marcha a 'marcha' con la misma soltura, siguiendo la estela de una familia que lleva mucho tiempo vinculada a la música. Tanto su abuelo como su padre y su hermana se han dedicado a ello, algunos como semiprofesionales y otros como aficionados. Uno de sus primeros recuerdos es verse delante de una 'batería' de tambores de detergente armado con los palitroques del algodón de azúcar, haciendo música. «Luego, comenzaron a comprarme baterías de juguete, porque veían que tenía afición», dice con humor.
Tras estudiar Percusión y realizar su máster de fin de estudios en Jaén, se trasladó a Granada para formarse en Composición y aquí vive con su pareja, en un pueblo del área metropolitana. Pero su carrera como autor comenzó mucho antes, cuando a los 13 años estrenó su primera marcha procesional, 'Amarrado a una columna', a partir de un ejercicio de Armonía realizado en el conservatorio, y que dedicó a una imagen piadosa de su ciudad natal. En paralelo, desarrolló una gran afición por la música de cine, y comenzó a experimentar con la posibilidad de crear bandas sonoras. «Después de las clases, por las tardes, utilizaba los medios informáticos a mi alcance para jugar con melodías y sonidos», afirma.
El inicio de sus estudios de Composición en el Victoria Eugenia transformó su actividad creadora mucho más en serio. Compaginando clases con enseñanza en las escuelas de música de Alhendín –cuya banda municipal también dirige–, Huétor Santillán y Cúllar Vega, ha ido creciendo como autor, a veces en circunstancias difíciles desde lo emocional, como cuando falleció su primo, dedicatario de la marcha 'En tu nombre'. Otros títulos como 'Adonai' le abrieron la puerta al mundo de los concursos, donde pronto destacó por la calidad de sus composiciones. No es de extrañar, por ello, que ganara el Concurso de Marchas de Almería José Berenguel Escámez en su primera intentona, con la melodía conocida ahora como 'Mater almeriensis'. Un éxito que repitió cuatro años después, y que se une a galardones por música procesional o de cine en lugares tan distantes como Montreal (Canadá), donde obtuvo el tercer premio e el Concurso Internacional de Música para Cortometrajes, o Los Ángeles (EE UU), donde alcanzó el premio a la Mejor Interpretación en Directo y la Mejor Canción en el apartado de Música Ambiental / Instrumental en los Akademia Music Awards.
El palmarés de Álvaro Cámara es un acicate para seguir componiendo, pero tiene los pies muy en el suelo. «Sé que para crear con libertad es preciso, hoy por hoy, tener un trabajo que te ofrezca seguridad económica, y que además te llene», afirma. Por ello, en su horizonte inmediato está el convertirse en nuevo integrante de la Banda Municipal de Música de Granada, una formación que conoce muy bien, y que, afirma, tiene en su nuevo director, Ángel López Carreño, a una persona cercana, con la que comparte afinidades, entre ellas la música de cine.
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Precisamente, la pasión por lo épico le llevó a componer su primer poema sinfónico, en torno al acontecimiento más importante de la historia de su ciudad de origen: la batalla contra los franceses, librada en 1808. «Es una obra que recorre tanto la jornada previa al enfrentamiento como lo acaecido durante la jornada bélica. Tiene un fuerte componente audiovisual, conectado con mi particular forma de ver la música, y el aprovechamiento de los recursos tímbricos de una banda de música, para la que está compuesta, me permite un amplio margen para la experimentación», afirma.
Durante su carrera, ha puesto música a diversos documentales y cortometrajes que se han visto a nivel internacional. En la música de cine, sus referentes son autores como John Williams, Ludwig Göransson o Bear McCreary, responsable este último del 'score' de 'Los anillos del poder'. En su esfera como compositor de marchas procesionales, se muestra especialmente orgulloso de haber obtenido el primer premio en el concurso de Fegraband, por el reto que le ha supuesto al tener que analizar la obra de Francisco Higuero, 'Soledad y descendimiento', imprimiéndole un aura algo distinta, pero coherente con la obra de origen. Con este bagaje, la impresión es que tenemos Álvaro Cámara para rato. Ojalá la suerte, y la fuerza, le acompañen.
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