
Recta final de la Academia de Órgano
Andrés Molinari
Lunes, 11 de septiembre 2023, 00:38
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Andrés Molinari
Lunes, 11 de septiembre 2023, 00:38
Anoche enmudecieron los órganos de Granada. Era día rojo en el calendario y la carrera de Darro se teñía de crepúsculo. La donostiarra Alize Mendizábal ... había derrochado colores nuevos en el antiguo y muy altero órgano del monasterio de Santa Catalina. Tecleaba un colofón, ahíto de sentido y destreza, para esta vigésimo segunda Academia Internacional de Órgano que cada septiembre organiza la Real Academia de Bellas Artes.
Anoche aún resonaban en la memoria los órganos alentados este año: el muy soso del Auditorio, el pequeño gigante de San Jerónimo, el aspirante a histórico del Salvador, el rutilante de los santos Justo y Pastor y el singular 'palomarico' de Santa Catalina. Ellos encabezan el catálogo que podría convertir a la ciudad en miembro destacado de la red de ciudades europeas del órgano. Aunque para ello habría que desempolvar y afinar más de una docena de instrumentos cuya mudez de décadas nos sonroja. En ella el de San Juan de Dios, el de las Angustias, el del Corazón de Jesús, el de San José, los dos de Santo Domingo… Y emprender un trabajo como el que el jueves comentará Joaquín Lois, en la Curia, que está haciendo con el órgano barroco de la catedral.
Mucho público en todos los conciertos. Unos introvertidos, otros tomando imágenes del singular espacio en el que reverbera un programa por muy pocos seguido al detalle. Porque esta música es más para sentir que para comprender y discurrir. Unos pocos, ajenos a ambos quehaceres, entraron a ver y fueron abandonando el templo quedamente y con un átomo de contrición.
Por eso el espectáculo del lugar es pintiparado para compensar la abstracta llaneza de esta música. Que lo es solo en apariencia. Porque, sin querer, la comparamos con otras más ornadas y estamos mal acostumbrados a ver siempre al ser humano que la interpreta, cosa que en el órgano casi nunca pasa. Fue una pena que, durante el magnífico concierto de Luca Scandali en la excolegiata, un derroche de ecos y fiesta rococó, no se tramoyase su retablo. Nos queda el otro espectáculo, el sonoro.
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