Los 80 años de Enrique Morente
Los morentianos, lo recordamos a diario. No hay día que no escuchemos alguno de sus discos
jorge fernández bustos
Sábado, 24 de diciembre 2022, 00:52
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jorge fernández bustos
Sábado, 24 de diciembre 2022, 00:52
Este domingo, 25 de diciembre de 2022, Enrique Morente habría cumplido ochenta años. También, en este mes, el día 13, se cumplieron doce años de su desaparición. Pero siempre es preferible celebrar el aniversario de un nacimiento que no su defunción. Los morentianos, lo recordamos ... a diario. No hay día que no escuchemos alguno de sus discos. Los amigos, lo echamos de menos como el primer día y aún esperamos encontrarlo paseando por las calles de Granada con su chándal; comprando el pan en el quiosco de la plaza de la Mariana; o manejando, como dicen en Sudamérica, su pequeño coche. Son muchas las anécdotas de Enrique, anécdotas recurrentes que van saltando de vez en vez y siempre arrancan al menos una sonrisa, aunque las más de las veces hacen reflexionar hasta considerar al maestro, no solo un músico, no solo un flamenco, no solo un creador, sino también ese filósofo urbano que hilaba fino y sentenciaba entre líneas.
Hace poco, una plataforma, más bien desorganizada, se reunió en la sede del Gobierno de la Junta de Andalucía para pedir la Llave de Oro del Cante para Enrique Morente. Puede que se parara el recurso o puede que todavía esté en trámite. La verdad es que, con Llave o sin Llave, sabemos que el 'Ronco del Albaicín' es uno de los mejores cantaores de todos los tiempos, por muchos detractores que todavía tenga. Quizá la pega es que trasciende el flamenco y es un genio de la música en general. Era al mismo tiempo un gran ortodoxo y el mayor vanguardista. Hace algunos años se hizo un listado en Radio 3 sobre los cien discos que más influencia habían tenido en la música española, o sea, los cien discos imprescindibles del siglo XX. Entre estos, tan solo había dos trabajos exclusivamente flamencos: 'La leyenda del tiempo', de Camarón de la Isla, y 'Omega', de Enrique Morente.
A los diez años de su triste fallecimiento, la Universidad de Granada le dedicó unas jornadas minuciosas, tocando todos los aspectos, actitudes y aptitudes del maestro, de las cuales surgió un valiosísimo libro entorno a su figura. Otras instituciones, la Diputación, la peña de La Platería, etc., le dedicaron también parte del año. Y es que Enrique se ha convertido en uno de los hijos amados (y recordados) de la ciudad, como pueden ser García Lorca, Mariana Pineda o Ángel Ganivet. Pero no solo es un 'héroe' local; Morente se ha hecho mundial, o el mundo se ha hecho morentiano (parafraseándolo cuando decía que la humanidad era patrimonio del flamenco y no al revés). Los músicos de cualquier rincón de la tierra, de cualquier disciplina artística, se descubren ante él y reconocen la largura de su sombra. Desde la generación inmediatamente posterior a la suya (o la suya misma), Morente ha sido y sigue siendo un modelo a seguir y remedar: por su arte, por su apertura de miras, por su valentía. Cantaores como Carmen Linares, Arcángel, Miguel Poveda, Rocío Márquez e incluso Rosalía, reconocen su deuda con el maestro; por no hablar de los flamencos de Granada, de los que me atrevo a decir que en todos (o en la inmensa mayoría) se nota la mano de Morente. También ha influido en guitarristas, como Pepe Habichuela, Cañizares o Riqueni; y en bailaores como Eva Yerbabuena, Belén Maya o Israel Galván. Pero no solo flamencos, el genio granadino ha llegado, por ejemplo, a cantautores, como Javier Ruibal; a roqueros, como Jesús Arias; o a compositores, como Mauricio Sotelo (la lista es interminable).
Era un cantaor largo, cubría todo el abanico flamenco. No solo era capaz de interpretar cualquiera de los palos del flamenco, sino que los revestía de nuevas formas, tanto que dejó estilos personales en los tangos, en los fandangos y aún en las seguiriyas. Igualmente dignificó a cantaores desempolvando su memoria, como a don Antonio Chacón o a la Peñaranda. Fue el cantaor (el músico en general) que más poetas versionó, sumando un total de setenta voces de todos los tiempos, en general de habla hispana, aunque también en otras lenguas. Gamboa, refiriéndose a él, afirmó que «hay cantaores que cantan lo que saben y cantaores que saben lo que cantan».
Ochenta años habría cumplido Enrique, el gran Enrique, el amigo Morente, y siento, sentimos, después de tanto, que la ciudad de Granada todavía está en deuda con él. El Auditorio Municipal La Chumbera se llama, de manera oficiosa, Enrique Morente; hay un movimiento ciudadano que pide que la estación granadina del AVE lleve su nombre… Está bien, pero creo más acertado que se le dedique una plaza en su Albaicín, una calle, un mirador o una fuente, cerca de su casa y de su gente para que Morente siga soñando la Alhambra.
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