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El mundo de Aurelio López se vino abajo en 2012. Su hijo, que sufría Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), falleció después de años y años buscando remedio. Fundó la Asociación TOC Granada, un referente terapéutico mundial, y acaba de publicar 'Señales de vida', donde lo cuenta todo.
–¿Ha llorado escribiendo el libro?
–He llorado en muchísimas ocasiones. Principalmente cuando tuve que sacar todas las historias clínicas de mi hijo para ver fechas, lugares donde habíamos estado... esas dos horas que tomé notas no paré de llorar.
–¿Quién es Aurelio López?
–Aurelio era una persona que se dedicaba a los negocios y en 2012 su hijo fallece. Tenía TOC. Muere y a partir de ahí su vida pierde sentido. Los negocios me necesitaban, pero yo ya no los necesitaba a ellos. Podemos decir que muere el Aurelio empresario y nace un Aurelio centrado en un proyecto que surgía de esos once años viajando por España para buscar soluciones para su hijo. No hallé nada. Entonces fue cuando fundé en Monachil un centro para personas con TOC.
–¿Por qué surge la idea de escribir este libro?
–Surge porque hace un año me lo propuso una periodista que era familiar de un afectado que habíamos recuperado. Inicialmente le dije que no, pero luego creé una empresa de inserción laboral, que es una línea de perfumes que se llama 'TOC and TOC', y para financiarla necesitábamos recursos. Entonces recordé aquellas palabras que me dijo la periodista y que ese libro podía generar beneficios si cedía los derechos de autor. Además podía ayudar a romper estigmas sociales. 'Señales de vida' no es la historia de mi vida, sino toda la vida que contiene mi historia.
–Supongo que el libro es también una manera de vomitar, permítame la expresión, demasiados momentos amargos...
–Cuando mi hijo muere, al ver que se había acabado todo, empiezo a pedirle que me haga alguna señal para estar en conexión. Esa señal yo la buscaba a través de una silla o una lámpara que se moviera, pero esas señales empezaron a llegar en forma de ayuda a la Asociación. El libro cuenta quince señales, por eso se llama 'Señales de vida', en las que es imposible que todo pueda ocurrir sin que haya algo más. Casos como que nos faltaban 3.000 euros en la Asociación para un proyecto urgente. Les «dije dejadme esta noche para pensar». Llegué a casa, abrí el ordenador y un señor de México me dijo que acababa de enviar 3.000 euros para lo que necesitéis. Sin conocernos y sin nada a cambio. Hay alguna conexión en que de alguna manera mi hijo está ayudando, ya que no pudo seguir por su gran TOC y al final murió.
–Explique qué es el TOC a partir de su experiencia...
–Son falsos mensajes y sensaciones que te envía el cerebro de una manera intrusiva y repetitiva. Esto marca la gravedad. No es lo mismo que te venga ese mensaje diez veces al día que doscientas o trescientas. Ante esos falsos mensajes la persona realiza una serie de rituales o compulsiones, físicas y mentales, generándole dudas y ansiedades. Principalmente el TOC es mucho miedo.
–El problema es que para terceras personas los TOC son normales, pero sin embargo esos estigmas pueden generar rechazo...
–Desgraciadamente muchos se lo toman a broma, cuando detrás de todo esto hay un sufrimiento increíble. Si el TOC está en un grado grave, es disfuncional. No te deja vivir. Estás atrapado en tu propia cárcel mental sin poder vivir el presente.
–Hay obras de teatro, películas... donde se hace chanza en torno al TOC. No se lo ponen nada fácil...
–Una película que nos hizo bastante daño fue la película 'Toc, toc'. Puesto que basar el sufrimiento de 600.000 personas en España, el 1,1% de la población según un último estudio de la Universidad de Granada, para hacer reír a la gente y ganar dinero nos parece un poco inhumano e injusto. Hemos de seguir luchando para que la sociedad vea que los TOC son gente maravillosa y sensible, pero que tienen un sufrimiento interior atroz.
–Su gran apuesta vital es la Asociación. Hábleme de ella.
–Surge a raíz de la muerte de mi hijo. Yo paso tres meses muy mal. Incluso anestesiándome entre alcohol y ansiolíticos porque no podía pensar en lo que había pasado. Yo siempre pensaba en pasado y me echaba la culpa de todo, pero un día mi mente piensa en presente y me pregunté ¿por qué no creas eso que durante once años pensaste para tu hijo? Es decir, un centro especializado en TOC. A partir de ahí, de esa gran depresión que padecía empecé a ilusionarme con ese nuevo proyecto. Lo diseñé. Y ya surge el proyecto. Empecé con un anuncio para que la gente se viniera a vivir a mi casa y yo les ayudaba. Pero fue creciendo y al final todo desembocó en la Asociación TOC Granada.
–Usted buscó soluciones desesperadamente para su hijo...
–Once años por Madrid, Valencia, Barcelona... las mejores clínicas psiquiátricas y sólo encontraba soledad. Ni siquiera podías hablar con otro afectado por la ley de protección de datos. Era una soledad profunda y muchísimo dinero. Cada clínica me costaba entre 7.000 y 10.000 euros mensuales.
–¿Qué tipo de terapias ofrecen en la Asociación? ¿Por qué TOC Granada es distinta?
–Ofrecemos lo que hemos denominado 'terapia integral intensiva'. Es decir, cuando la persona está mal, aislada de la sociedad, es el momento ideal para venir hasta nosotros. Tenemos seis horas de terapia semanales, treinta talleres para que el afectado siempre esté haciendo algo y 120 usuarios, de los cuales sesenta viven en Monachil. Entre ellos forman esos grupos de ayuda que contribuyen a acabar con la soledad. La Asociación es única en el mundo porque no hay ninguna que tenga una sede de 400 metros cuadrados, una casa de campo de 2.000 metros cuadrados para que viva la gente y porque trabajan 28 profesionales multidisciplinares.
–¿Cómo abordan inicialmente un caso de TOC desesperado?
–El primer mensaje para los que llaman desesperados, con lágrimas en los ojos, impotentes, es que esto si bien no tiene una cura definitiva, sí se puede gestionar y tener una calidad de vida más funcional. Lo segundo que vemos es la gravedad del TOC. Si es muy grave, necesitaría venir aquí. Y si es mediano y está en otra ciudad, le podemos recomendar un psicólogo que haya allí. Y luego, la valoración del equipo de doce psicólogas que se hace bien presencial bien por Skype, que son las que deciden y articulan el programa que se va a seguir.
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