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La Granada arquitectónica contemporánea es incomprensible sin la figura del arquitecto José María García de Paredes (1924-1990), sevillano que amó a Granada tanto como amó a su esposa, Maribel Falla, sobrina del maestro y compañera en el inicialmente quijotesco empeño de que la figura del compositor tuviera el lugar del que hoy la ciudad se enorgullece. Un lugar encarnado en el plano físico por el Auditorio Manuel de Falla, su magna obra, en cuyo edificio se encuentra ubicado el otro gran proyecto de la pareja, el Archivo donde se custodia y desde el que se divulga el legado del más granadino de los músicos gaditanos. En el espacio expositivo situado bajo la entrada del Auditorio se encuentra ubicada la muestra 'José María García de Paredes. 1924-2024. Un arte tan fuerte como esencial', comisariada por el experto José Vallejo. Un recorrido por las tres dimensiones de quien fue el artífice del complejo: el ser humano, el marido y padre, y el arquitecto, las tres en un mismo nivel de importancia y con frutos igualmente interesantes.
Vallejo afirma que la muestra arranca en los años 50, cuando García de Paredes llegó a Roma pensionado por la Real Academia de España; un periodo clave, pues en él se produjo el encuentro con el artista plástico granadino Miguel Rodríguez-Acosta, quien se convirtió desde ese momento en 'clienteamigo' del sevillano. Sus primeros proyectos se exhiben en este rincón donde también están retratados ambos. Son el Panteón de los Españoles y el pabellón español en la undécima Trienale di Arte de Milán. En ambos ya está presente esa muy especial sensibilidad para crear volúmenes que se integran en el espacio dotándolo de belleza sin violentar su esencia. Rodríguez-Acosta proporcionó a García de Paredes su primera exposición en la capital granadina, donde vino procedente del Círculo de Bellas Artes, como parte de las obras de los pensionados de aquel año en la Real Academia romana.
En la muestra tiene también un lugar primordial la histórica exposición en torno a Manuel de Falla que tuvo lugar en el refectorio del Monasterio de San Jerónimo en 1963, un evento adelantado a su tiempo por varios factores. El primero, porque fue la piedra de toque del reconocimiento de Falla por parte de la ciudad donde vivió. Ymás allá de lo conceptual, porque las vitrinas donde se presentaron las piezas eran claraboyas de metacrilato de las que se usan habitualmente en la construcción. Una foto da testimonio de aquel espectacular montaje. Lástima que el pavoroso incendio que consumió el Auditorio el 11 de agosto de 1986 destruyó, entre otros muchos objetos, esas piezas intervenidas por el propio arquitecto para otorgarles luz. Con todo, la Fundación encargó una réplica de una de ellas, que el visitante puede observar –otra curiosidad– en la exposición permanente de la vida y obra del músico. La claraboya alberga en su interior algunas piezas relacionadas fundamentalmente con la salud del autor de 'El amor brujo'.
Otra de las curiosidades derivadas del discurso expositivo es que pensamiento, biografía y obras de García de Paredes aparecen escritas y descritas en páginas de periódico. En concreto, de este periódico. La presencia de IDEAL como testigo de la vida cultural granadina y de los eventos que llevaron a la creación del Auditorio –tanto como de su ya citado incendio y reconstrucción– se puede observar, por ejemplo, en vitrinas que toman el pulso a las intenciones de los herederos de Falla para que Granada, la ciudad que más amó, convirtiera la casa que habitó en museo y creara el mejor auditorio construido hasta la fecha con su nombre. El visitante es testigo del celo con que García de Paredes mimó cada aspecto de la construcción, desde los propios cimientos hasta la joya de la sala, su excepcional acústica, de la que tiene buena culpa el uso exclusivo de estructuras convexas en el techo, como se puede apreciar en la maqueta de corte vertical que es otra de las curiosidades de la muestra.
Empero, quizá uno de los rincones más entrañables de la exposición sea el integrado por dos piezas. Arriba, la histórica fotografía de Javier Algarra con el interior de la sala destruido. Inmediatamente debajo, un resto carbonizado –rescatado y guardado por Maribel Falla– de esa estructura de madera que en su día diseñara García de Paredes para el techo, luego de un estudio comparativo de la acústica de las grandes salas de conciertos europeas y norteamericanas, en colaboración con el ingeniero Lothar Cremer. Destaca la envoltura: páginas de IDEAL correspondientes al día siguiente del incendio, el 12 de agosto de 1986.
Más allá de las curiosidades, la muestra brinda al visitante innumerables testimonios del genio de García de Paredes. Desde dibujos previos a la escenografía de 'Atlántida' –demostración de su habilidad para concebir espacios escénicos multifuncionales y practicables– hasta diseños previos del monumento a Colón que, con muy leves variaciones, se materializó en la homónima plaza madrileña. La exposición, que permanecerá abierta hasta el 10 de diciembre, acerca al amante del arte a una figura excepcional, clave para entender el paisaje granadino de las últimas décadas.
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