Fernando Jiménez, con el modelo del Centro Guerrero, en el mirador del museo José Antonio Muñoz

El arquitecto que diseña Granada en cartón

Arte ·

El jienense Fernando Jiménez, granadino de adopción, ha reproducido en maquetas recortables edificios como el Parque de las Ciencias, el Centro Guerrero y, ahora, el Auditorio Manuel de Falla

Martes, 22 de octubre 2024, 00:08

La arquitectura contemporánea española se nutre del genio de autores como José María García de Paredes, Ricardo Bofill, Rafael Moneo, Miguel Fisac, Alberto Campo Baeza o Carlos Ferrater, entre otros muchos. Algunos, con obras en Granada, y todos ellos, atractivos para cualquier amante del arte, ... como lo es el arquitecto, jienense de nacimiento pero granadino de adopción, Fernando Jiménez Parras (1976). Llegó a Granada con 17 años, y no se ha marchado desde entonces. Aquí tiene su vida y su familia. Tras finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Arquitectura de la UGR, inició una carrera profesional que ha compartido con la que es una de sus grandes pasiones: la divulgación.

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Más allá de observar las obras de sus maestros, un buen día decidió que las plasmaría en un formato económico y que proporciona grandes satisfacciones a quien se aficiona a él: el recortable. Desde entonces, primero con el proyecto Cortar y Pegar y ahora con Foldit, ha realizado una decena de proyectos de convertir en recortables de cartón edificios tan emblemáticos como 'La Pagoda' (Madrid), de Miguel Fisac; 'Viviendas en la Barceloneta', de José Antonio Coderch y Manuel Valls, y en Granada, el Parque de las Ciencias, de Carlos Ferrater, el Museo José Guerrero, de Antonio Jiménez Torrecillas, y ahora, el Auditorio Manuel de Falla, de José María García de Paredes, de quien este mismo año se conmemora el centenario de su nacimiento. Por cierto, para ayudar a la realización de este último proyecto, ha puesto en marcha una campaña en la plataforma de 'crowdfunding' que finaliza el próximo martes 22, y a la que se puede acceder en el enlace vkm.is/manueldefalla.

«La idea de poner en marcha esta colección surgió cuando, tras acabar la carrera, comencé a investigar sobre arquitectura moderna y contemporánea. Constaté que el recortable era un mecanismo de difusión de la arquitectura significativo –se habían realizado con anterioridad modelos de la Alhambra y la catedral de Burgos, por ejemplo–, pero que apenas había modelos de arquitectura contemporánea. Ycomencé este proyecto con una prueba piloto en un quiosquito de Jaén, donde comencé a vender los recortables. Me encontré con que la respuesta fue buena, y continué», recuerda.

Arriba, el Parque de las Ciencias. Abajo, el Centro Cultural Manuel de Falla. J.A.M

El primer recortable que formó parte de la colección Corta y Pega fue 'La Pagoda', un edificio emblemático por su arquitectura, pero muy difícil de reproducir en recortable, por sus muy particulares formas. Fue hace algo más de una década. A él se añadieron otros como 'Viviendas en la Barceloneta' o la central hidroeléctrica de Proaza, un interesante edificio situado en Asturias, y cuyo interior se ha reproducido de tal forma que es muy difícil diferenciar entre la foto original –incluida en el libro que acompaña al recortable– y la propia reproducción realizada con cartulina.

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Ocho referencias

La colección de recortables tenía ocho referencias, siendo la última la del Centro José Guerrero, a los que se añaden otros encargos independientes de esta, como el edificio Stella Maris, de Málaga, obra de José María García de Paredes, la casa que Matilde Ucelay, la primera arquitecta española, proyectó para su hermana Margarita en Nueva York, o el club náutico de Murcia, que ha sido utilizado por casi un millar de escolares de esa región para dar a conocer la arquitectura contemporánea.

Sobre el proceso de creación de los recortables, Jiménez señala que hasta que no se empieza a doblar el papel, la tercera dimensión no existe. Es ese el momento en que la arquitectura, que como en la vida real, solo existe en primera instancia en el plano, empieza a cobrar vida. Con ese espíritu, el de dar vida no solo a los edificios reproducidos, sino a quien los monta, ha nacido Foldit, la iniciativa que encabeza este arquitecto, y cuya primera realización es la ya comentada maqueta recortable del Centro Falla, donde no solo se incluye el auditorio, sino los jardines, la casa museo y el edificio del propio archivo de la Fundación Falla.

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Fernando Jiménez ha desarrollado con pasión esta actividad durante años. Le llena de satisfacción que haya personas apasionadas de este arte que dediquen horas a montar sus obras, a veces troqueladas y a veces sin troquelar, lo que requiere de un pulso muy específico por parte de quien las construye. En cuanto al tiempo propio que dedica a crearlas, prefiere no pensarlo. «Una vez puse un contador de horas que sumaba tiempo cada vez que me sentaba ante el ordenador o ante la cartulina. Dejé de usarlo porque comprendí que era demasiado», dice con humor. Muchas de sus realizaciones han sido encargos de instituciones como la Diputación, el Parque de las Ciencias o Colegios de Arquitectos. Ahora, pide mecenas para difundir la maqueta de la primera gran sala de conciertos moderna. El empeño vale la pena.

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