En 1926, un señor que se llamaba Antonio Arquellada abrió un taller de joyería en Peligros. Se especializó en broches con forma de granada. Fue un éxito. Ahora, en 2020, su bisnieta María Soto sigue al frente de este negocio casi centenario. Cuatro generaciones de ... artesanos y más de cuatro grandes crisis vividas. «Tanto es así –comenta María– que yo me hice cargo de esto en 2009, cuando estábamos entrando en la última recesión». Más de una década en la que María, que vivió el oficio desde cría, ha logrado que 'Las Granadas de María', la denominación comercial de sus joyas (pulseras, anillos, gargantillas, gemelos, pendientes…) sean todo un referente en la platería granadina.
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Pero el bicho llegó en febrero, el mundo se paralizó y la incertidumbre se apoderó de todo el tejido productivo, pero singularmente de sectores extremadamente atomizados como el de la artesanía, que dependen en gran medida del turismo y que se estima que en Granada da de comer a unas 1.500 familias. Sí, se 'estima' porque, aunque en Granada hay 243 altas en el Registro Oficial de Artesanos, se calcula que esta cifra se podría multiplicar por cinco, por seis e incluso por siete y, posiblemente, nos quedaríamos bastante cortos. Hay pueblos enteros en comarcas como la Alpujarra que subsisten en gran medida de esta actividad milenaria que hoy día aporta el 2,4% del Producto Interior Bruto de España.
María Soto ha tenido que cerrar eventualmente su local en el centro de Peligros. Trabaja en casa para compaginar su profesión con el cuidado de sus pequeños. Volverá. Es una mujer optimista a la que no le arredran los miedos y las dificultades. Mientras tanto ahí, en el sótano de su vivienda de Peligros, sigue produciendo. «He aprovechado estos tres meses de pandemia –explica– para volcarme en la web y preparar ya mi salto a la plataforma de venta on line». Y es que la Covid-19 ha tenido su mayor incidencia en Granada –y en toda Europa– coincidiendo precisamente en los meses en los que el tejido artesanal concentra el ochenta por ciento de la facturación, por lo que los estragos han sido aún mayores.
La primavera es 'temporada alta' para los artesanos. También para María. Es la época de mayor afluencia de visitantes a la capital –su marca está presente mediante vitrinas en multitud de tiendas–, pero también es la época de las bodas –sus granadas de plata con cristales de Swarovski se entregan en las ceremonias a manera de recordatorio–. Hasta que se recobre la normalidad, estos canales, al igual que los mercadillos, con muchas limitaciones, están seriamente tocados. «Mi principal proyecto es internet», asegura María que, a pesar de ello, seguirá volcada también en sus vías de negocio tradicionales. Todos los años presenta sus nuevos diseños y sus innovadoras presentaciones en la feria Belmoda, donde acuden sus clientes de toda la vida –hay quienes coleccionan cada una de sus creaciones– y los interesados en conocer sus nuevos muestrarios. «El panorama es complicado, pero yo no soy pesimista porque creo que se está produciendo un cambio de chip, y porque pienso, a tenor de todas las conversaciones que estoy teniendo, que la gente dará más valor a todo lo nuestro a partir de ahora; a nuestro arte y a nuestra artesanía, a lo que nos identifica».
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De todo ello, de presente, de pasado y de futuro, se está hablando en las II Jornadas ADA (Artesanía+Diseño+Arte) que se están celebrando entre el 8 de junio y el 2 de julio a través del canal Medialab de la Universidad de Granada, con la colaboración de instituciones como la Junta de Andalucía y la organización de la Facultad de Bellas Artes con el Centro Albayzín, en el marco de la investigación Maker Art, del que se ha lanzado también la encuesta nacional para ponderar el alcance de la crisis en el sector, donde han participado ya más de seiscientos profesionales.
243 En el Registro Oficial de Artesanos sólo hay 243 altas en Granada, pero se estima que ejercen la actividad unos 1.500.
2,4% La artesanía genera el 2,4% del PIB de España.
El título de la primera ponencia, 'Los artesanos en la era post Covid-19', atrajo a 1.500 profesionales. Allí se dijeron muchas cosas. Entre ellas, que la situación actual es de extrema complejidad por la dependencia del turismo y porque se ha registrado una notable reducción en el número de pedidos. Una caída que ha obligado al cierre de establecimientos –no hay más que darse una vuelta por el centro de Granada para comprobarlo– y también a un replanteamiento general de la artesanía para hacerla viable en el medio y largo plazo.
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Según las actas de estas jornadas, a las que ha tenido acceso este periódico, se impone una forma de entender la actividad más moderna y alejada de los cánones decimonónicos. Partiendo de la base de que también está cambiando el perfil de quienes consumen artesanía. Las ventas se están multiplicando entre la población joven, cuyas motivaciones para comprar son distintas. Por una parte, se busca diseño y por otra, un relato sostenible mediante la utilización de materiales naturales y reciclables. A lo que hay que sumar una proyección universal, pero desde la perspectiva local. Valores distintivos de autenticidad frente a la producción en serie e importada.
En esta primera charla –el jueves 18 de junio será la segunda– también se planteó la necesidad de poner en marcha medidas de apoyo desde las comunidades autónomas para afrontar la reconversión desde tres vertientes. En primer lugar, la digitalización. Con una mayor presencia en las redes sociales y con una web que sirva como punto de venta. En segundo término, acometiendo una modernización de infraestructuras y maquinaria que, sin perder ese marbete de 'artesanal', permita la introducción de herramientas que ya están siendo utilizadas en determinadas fases de los procesos productivos. En este sentido, también se abogó por fórmulas colaborativas con la industria –esto ya se hace con cierta frecuencia en el mundo de la moda–. Y tercero, respaldo económico para acometer relevos generacionales. En esta misma sesión se apuntó la conveniencia de que las administraciones públicas habilitaran una línea de ayudas específicas que vayan más allá de las que se han puesto en marcha para pymes –más del 95% de los artesanos son autónomos–,y el lanzamiento de campañas de promoción que incentiven la demanda.
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