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Juan Jesús García
Granada
Viernes, 30 de julio 2021, 01:23
–Para los urbanitas: ¿Qué es una aliara?
–La 'aliara' es un conjunto de dos cuernos de vacuno vaciados, unidos entre sí por una cadena de hierro y cerrados por arriba con unos corchos de alcornoque a los que se les abre un orificio ... cubierto con tapones de madera, donde los pastores, gañanes y carreteros de estas tierras transportaban diferentes líquidos, como el vinagre y el aceite para el condimento de sus comidas, sobre todo el gazpacho blanco.
– Desde 1978… ya deben llevar alguna generación de 'aliares' ¿no?
–No exactamente, Aliara se compone de una base de cinco músicos desde su inicio, y hasta los ocho que nos subimos al escenario han ido cambiando a través de los años, sobre todo las voces femeninas. Así que no hay relevo generacional, pero tampoco lo pretendemos ni creemos que sea imprescindible.
–¡Teoría y práctica, que también hacen el veterano Folk Pozoblanco ¿verdad?
–La mayoría de los festivales folk, como también ocurre con el Parapanda Folk, son acontecimientos que se sustentan básicamente en el espíritu y trabajo de sus organizadores, aunque estén financiados por instituciones públicas, de ahí su longevidad. Mientras existan personas y colectivos que estén convencidos de que la cultura tradicional es indispensable para el desarrollo social, cultural y turístico de los pueblos, habrá festivales. Eso sí, en la práctica, tenemos que estar continuamente llamando a puertas de instituciones en las que muchas veces ni nos abren.
–¿Qué peculiaridades tiene el folclore del Valle de los Pedroches para que un grupo lleve toda la vida explorándolo ?
–El Valle de Los Pedroches fue una tierra «de paso» entre Andalucía, Castilla, Extremadura, antes de que se creara el paso por Despeñaperros. Por sus ricos pastos, encinares y olivares de sierra, ha sido transitado desde tiempos perdidos en la memoria por numerosos pastores que bajaban de la Extremadura y del norte de España, dejando tras de ellos un rico y basto folclore que era asumido como propio por las gentes del Valle, adoptándolo y transformándolo, en alguna medida, a sus formas de cantar y en definitiva de vivir, creando así una tradición musical peculiar y propia de sus gentes. El aislamiento geográfico que supuso el abandono de esta vía hacia el norte produjo que las costumbres y tradiciones se conservaran y transmitieran con gran pureza.
–¿Cómo han recogido las canciones?
–Todos los temas han sido recogidos directamente de los informantes (mujeres principalmente y hombres de estos pueblos de edades muy avanzadas) a través de grabaciones fonográficas efectuadas por algunos miembros del grupo entre los años 1978 y 2003.
–Tras tantos años buscando ¿quedan?
–Pues no deja de sorprender el que en alguna ocasión encuentres a alguna persona que aún recuerda viejas canciones de trabajo o de rituales, aunque en la actualidad tenemos ya muy avanzado el estudio y catalogación de la música tradicional de Los Pedroches e incluso con breves avanzadillas en la campiña y subbética cordobesas.
–Tienen discos de música navideña e infantil. ¿Por qué se ha fijado en estos motivos temáticos?
–Ciertamente la tradición navideña es uno de nuestros temas preferidos por ser nuestra música de navidad, la del pueblo, de una belleza singular y bien diferenciada del resto de Andalucía. De hecho nuestros conciertos de Navidad son muy solicitados y aplaudidos. El tema infantil creo que es ineludible y emblemático, y teniendo en cuenta que en la transmisión de las costumbres y tradiciones hay que comenzar por ellos, pues resulta más interesante.
–¿Son fieles a las fuentes o prefieren aportar puntos de vista de su cosecha?
–Generalmente somos bastante fieles a las melodías que nos han transmitido, mostrando en el escenario una forma de cantar y tocar conforme se hacía en nuestra tierra, sin querer navegar hacia otras orillas más actuales en la música, tanto en las formas como en los contenidos. Creo que eso le corresponde ya a las nuevas generaciones.
–¿Tienen vigencia todavía cancioneros con centenares de años más allá del valor museístico?
–¿Tienen vigencia los cuadros del Museo del Prado? Creo que es evidente, la cuestión está en que se quieran ejercer políticas culturales que le otorguen la importancia y el valor que realmente tienen. Si solo se incentivan los cancioneros flamencos y sus derivaciones, pues está claro que la música tradicional acabará en las estanterías de las bibliotecas como mucho.
–¿Qué opina el público de la era de internet de este tipo de material?
–Hasta hace pocos años pensaba que estábamos abocados al olvido entre tantos contenidos, pero para sorpresa de todos, el público de internet, quizás en su búsqueda de nuevos horizontes, ha ido descubriendo la música tradicional como un diamante en bruto y lo ha ido mirando de otras muchas formas, produciéndose un efecto llamada que ha tenido su resultado en las nuevas propuestas, no pocas, que circulan en la Red.
–Ahora que nos han colonizado los anglos ¿qué terminología prefieren: música folk, música étnica o 'world music'?
–Para nosotros será siempre 'música tradicional', aunque fuimos también convivientes con el nacimiento del folk, allá por los principios de los años 70 del siglo pasado, con el que también nos identificamos, escuchamos y cantamos como una forma de escapar de una época gris, hacia la claridad y la libertad.
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