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Los Bellido despiertan de la pesadilla
Guitarreros de Granada ·
El taller, clausurado tras la declaración en ruina del edificio que lo albergó durante 54 años, se ha instalado en un bajo de la misma calle ParrillaSecciones
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Guitarreros de Granada ·
El taller, clausurado tras la declaración en ruina del edificio que lo albergó durante 54 años, se ha instalado en un bajo de la misma calle ParrillaImagínese que un mal día suena su móvil y le informan de que el edificio donde reside desde hace cincuenta y cuatro años se está derrumbando y tiene que salir a la carrera. Pues bien, esta fue la 'trepidante' experiencia que vivieron los residentes del número 11 de la calle Parrilla el pasado 15 de agosto. Se les cayó el tejado encima y tuvieron que huir con lo puesto. Entre ellos, Manuel Bellido y sus hijos Jesús y Mauricio. El pasado, el presente y futuro de la construcción de guitarras en Granada. Ahí empezó una pesadilla de la que no han despertado hasta hace unas semanas. Hasta que por fin, después de tres meses y medio de inactividad, pudieron inaugurar su nuevo taller unos metros más arriba del antiguo, en los bajos de su domicilio familiar.
Pero no, no piensen que aquello fue una mudanza convencional. Aquello fue una verdadera aventura. El 19 de septiembre les permitieron entrar para rescatar todo lo que pudieran. «Puse un mensaje en mi estado de guasap y a los pocos minutos ya tenía amigos preparados para acarrear con lo que hiciera falta», recuerda Bellido emocionado. «Pero tuvimos que suspenderlo todo a las dos horas –añade– porque, según los técnicos, corríamos peligro porque no se pudo apuntalar el local debido al volumen de material que teníamos almacenado». Tuvieron que esperar hasta el 3 octubre para, ya sí, garantizada la integridad de las personas, retirar todo durante dos días. Un despliegue logístico para el que los Bellido precisaron dos furgonetas, dos transpaletas y contratar a dieciséis operarios.
Momentos de angustia que, afortunadamente, ya son pasado para la Guitarrería Bellido. «Durante todo este tiempo que hemos tenido que parar forzosamente hemos dejado de entregar más de veinte instrumentos», lamenta Mauricio, «a lo que hay que sumar todos los clientes que no hemos podido atender y todos los retrasos para ellos y para nosotros». «Pero ahora –afirma– ya vamos a tope». «Aquí estamos bien, las nuevas instalaciones le gustan a todo el mundo, pero a nosotros aún nos quedan unos meses para adaptarnos plenamente», reflexiona. «Es distinto cuando te vas de un sitio de 'motu proprio' que cuando los cambios son impuestos». «También nos queda pendiente llegar a un acuerdo de indemnización con la propiedad del anterior edificio;mientras tanto, seguimos pagando la renta», confiesa Mauricio.
Y es que la herida todavía supura.«Mi padre aún está deprimido», reconoce Mauricio.No es para menos. Fueron cinco décadas. Cinco décadas de preciosos recuerdos para una estirpe imprescindible para entender la historia de la guitarra no solo en Granada, sino también en Andalucía y España. Por aquel estudio de la calle Parrilla 11 han pasado verdaderas leyendas de las seis cuerdas. Como Paco de Lucía, como Manolo Sanlúcar o como Tomatito. Y maestros que siguen pasando ahora por la nueva casa de los Bellido como José Fermín Fernández, uno de los grandes intérpretes del panorama nacional –el de Iznalloz logró la gran gesta de ganar el mismo año el Bordón Minero de La Unión y el ConcursoNacional de Arte Flamenco, los dos más prestigiosos que se celebran en España–. José Fermín toca una Bellido.
Lo primero que se encuentran quienes visitan ahora a los Bellido es la estancia donde se aplica el barniz, una pátina elaborada con una secreción resinosa natural que asegura la protección. Los Bellido usan la misma técnica que se empleaba en el siglo XVI. «El pulido francés –comenta Mauricio– se realiza con algodón absorbente envuelto en un trapo de trama muy fina». Es, en realidad, la última fase de un proceso de fabricación que se prolonga durante meses y que es el resultado de años y años de oficio y del desarrollo de una utillería exclusiva –exclusiva porque la han diseñado ellos mismos–.Herramientas únicas que no se pueden comprar en ningún establecimiento y que son uno de los grandes tesoros de la marca.
La siguiente dependencia es la de recepción. Es decir, donde los interesados tienen la oportunidad de 'catar' una Bellido, bien realizada por encargo –lo habitual– bien del muestrario que tienen en una vitrina. Un espacio donde también, puntualmente, se celebran pequeños conciertos. Las sala está decorada con un mural de 'El hombre de Ditruvio', de Leonardo da Vinci, realizado por un amigo de la casa, el Niño de las Pinturas. En las paredes, varios cuadros referentes a la 'guitarra áurea'.
Y es que todos los instrumentos que salen de la factoría Bellido están realizados a partir de un modelo cuyo diseño está basado en la famosa proporción, la que más se repite en la naturaleza –y en muchos de los objetos que usamos en nuestra cotidianeidad–. Para hallar los cálculos exactos, los Bellido llevaron a cabo hace unos años un interesante proyecto con el profesor José Miguel Contreras, del departamento de Didáctica de las Matemáticas de la Universidad de Granada. Se ha demostrado que el sonido de la 'áurea' es totalmente equilibrado.
El corazón de la Guitarrería Bellido es la sala de montaje, donde Manuel, Jesús y Mauricio pasan la mayor parte de la jornada laboral ensamblando las diferentes piezas –la pala, la roseta, los mástiles, el cuerpo, las clavijas...–. Ahí, en dos mesas, los Bellido convierten madera secada durante décadas en obras de arte que luego suenan en los principales auditorios nacionales e internacionales. La temperatura de esta habitación siempre oscila en torno a los veinte grados y la humedad relativa no supera el treinta y cinco por ciento. La última estancia es la que los Bellido llaman 'sala de máquinas', donde calibran los grosores y recortan tapas y fondos.
Granada sigue siendo uno de los grandes referentes en la construcción de la guitarra clásica en España. Un marbete ganado a pulso gracias a la excelencia de artesanos como los Bellido, convertidos en herederos de una tradición centenaria que miran al mañana en clave de innovación.
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