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De izquierda a derecha, Myriam Carrascosa (Adela), Lucía Casado (Amelia), Inmaculada González (Magdalena), Mónica Madrid (Angustias), Carmen Hernández, de blanco (María Josefa), Paula Ruiz de Almodóvar (Martirio), Carmen Ruiz-Mingorance (Bernarda), Paca Molina (La Criada) y Ana Olmedo (Poncia) JORGE PASTOR

Bernarda vive en Valderrubio

La casa donde se inspiró Federico para concebir su obra más universal cobra vida para representar el mundo opresivo de la España profunda de principios del siglo XX

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 3 de marzo 2019, 01:02

Fuera, en la calle Real, el sol ilumina las fachadas blancas de las casas y hace calor. Dentro, nada más traspasar la puerta del número 1, el mundo se oscurece y hace frío. En el sentido literal y en el figurado. Un viaje al pasado. Un viaje a la España profunda y represiva de principios del siglo XX. Un viaje hacia la obra más apasionante, más dramática y más universal de Federico García Lorca, la que escribió en la primavera de 1936, unos meses antes de morir fusilado en el barranco de Víznar –hay investigadores que consideran que fue el detonante de que fueran a por él–. 'La Casa de Bernarda Alba' vuelve a estar habitada. Allí residen Bernarda con sus hijas Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela, con su madre loca María Josefa, con las sirvientas Poncia y la Criada. Todas de negro. Todas de luto. Bernarda vive. Vive en Valderrubio. Y usted tan sólo tiene que tocar a la puerta para pasar y adentrarse en el mismo corazón del universo de Federico. Una experiencia única.

La finca en la que se inspiró Federico para escribir 'La Casa de Bernarda Alba', propiedad de doña Francisca Alba Sierra, conserva ahora su aspecto y fisonomía originales, con cuatro habitaciones en la planta baja y una cocina muy espaciosa, un granero en la superior y un patio con el pozo medianero en el que un jovencísimo Federico ponía el oído para escuchar qué sucedía dentro de la casa de 'Frasquita', una de las más antiguas de Valderrubio. También significa el culmen de un largo proceso de más de quince años que supuso primero la adquisición del inmueble por parte del Consorcio de la Vega Sierra Elvira en 2014 y posteriormente su rehabilitación. Todo un hito para Granada, pero sobre todo para Valderrubio, uno de los pueblos más ligados a la biografía de Federico.

Arriba, la abuela María Josefa. Debajo, Bernarda flanqueda por sus hijas Martirio y Adela. La última foto es un retrato de Bernarda, encarnada por la actriz Carmen Ruiz-Mingorance. JORGE PASTOR
Imagen principal - Arriba, la abuela María Josefa. Debajo, Bernarda flanqueda por sus hijas Martirio y Adela. La última foto es un retrato de Bernarda, encarnada por la actriz Carmen Ruiz-Mingorance.
Imagen secundaria 1 - Arriba, la abuela María Josefa. Debajo, Bernarda flanqueda por sus hijas Martirio y Adela. La última foto es un retrato de Bernarda, encarnada por la actriz Carmen Ruiz-Mingorance.
Imagen secundaria 2 - Arriba, la abuela María Josefa. Debajo, Bernarda flanqueda por sus hijas Martirio y Adela. La última foto es un retrato de Bernarda, encarnada por la actriz Carmen Ruiz-Mingorance.

Pero volvamos a las moradoras de esta emblemática vivienda. Desde que se produjo su reapertura con fines museísticos, el 18 de diciembre de 2018, un impresionante cuadro de actrices encarna todos los miércoles y todos los sábados los nueve papeles principales de 'La Casa de Bernarda Alba', todos femeninos –por algo Federico subtituló su obra como 'el drama de las mujeres en los pueblos de España'–. Allí mismo. Donde sucedió todo. Donde se confunden realidad y ficción. ¿Cómo pensaban? ¿Cómo pensarían ahora? «Desde este universo lorquiano la vida es un drama; vivimos angustiadas, inmersas en una ira contenida producida por el tedio», asegura Paula Ruiz de Almodóvar, que representa el papel de 'Martirio', la hija de 24 años depresiva y pesimista de Bernarda. «Somos mujeres –prosigue– a las que no nos dejan expresarnos ni decidir». «Para mí, como actriz, es emocionante poner mi expresividad, emociones y voz a 'Martirio'». En este sentido, Carmen Hernández, metida en la piel de la abuela 'María Josefa', confiesa que este reto de interpretar a Federico en la mismísima casa de Frasquita Alba le produce «mucho vértigo». «Vértigo a no transmitir toda la fuerza y sensibilidad que plasmó Federico en personajes tan carismáticos; es un honor ceder nuestro cuerpo para dar vida a estas mujeres que gritaban en silencio entre paredes blancas».

La familia García Lorca se trasladó a Asquerosa, hoy Valderrubio, sobre 1905. Allí Federico, que por entonces sumaba siete años (nació en 1898), asistió a la escuela primaria y conoció el primer teatrillo ambulante que algunos investigadores consideran el germen de su vocación creativa. De niño, los juegos de Federico se desarrollaron en el entorno de casa de Frasquita Alba. Detrás de este inmueble y del de la familia Delgado García quedaba una especie de plazoleta donde se juntaban los críos del pueblo. La residencia de los García Lorca no lindaba directamente con la de Frasquita, sino la de Matilde García Rodríguez, tía de Federico, quien mantenía una estrecha relación con sus primos.

Magdalena, Adela, Angustias, Martirio y Amelia, de pie, junto a Bernarda. JORGE PASTOR

«Mi madre Bernarda actúa por el poder y el ansia de dominar»

También resulta revelador la concepción de sí mismas y de 'Bernarda' que tienen 'Martirio' y 'Angustias', esta última hija del primer matrimonio de Bernarda y heredera de una fortuna que atrae a 'Pepe el Romano', oscuro objeto del deseo que también enamora a 'Adela'. «La maldad no tiene límite, pero no pienso que este concepto se pueda atribuir a 'Bernarda', que actúa impulsada por el poder, el ansia de dominar, los convencionalismos, por el qué dirán, por preservar el tesoro de la virginidad», refiere 'Martirio', encarnada por Paula Ruiz de Almodóvar, respecto a 'Bernarda'. «Martirio sí es malvada, intensa, envidiosa, resentida y celosa».

'Angustias', representada por Mónica Madrid, entiende que ella nunca ofrecería nada a sus hermanas para ganarse su amor. «Angustias no busca ser querida. Sólo piensa en su beneficio».

Ahí, entre la casa de Matilde y la de Francisca, se halla el famoso pozo medianero, excavado en el ese lugar 'ex profeso' para que surtiera a los dos hogares. Federico contaría que a través de ese hueco, su tía Matilde y él mismo escuchaban las conversaciones del otro lado. Federico mantuvo una estrecha relación con Alejandro, nacido en 1897 del segundo matrimonio de Francisca Alba con Alejandro Rodríguez. Siempre estuvieron en contacto. Tanto es así que hicieron juntos la confirmación junto a las hermanas de Alejandro (hijas de Francisca), como queda corroborado en el acta de confirmación de Federico en la parroquia de Asquerosa el 23 de julio de 1907.

Federico García Lorca vivía en lo que hoy día es Casa Museo, una finca de labor con dos plantas construidas en 1915 sobre los cimientos de una antigua vivienda que el padre de Federico transformó en domicilio rural entre 1905 y 1909. Hasta 1925 también era el lugar de veraneo de los García Lorca.

Las sirvientas Poncia y la Criada. JORGE PASTOR

Tradicionalismo

La experimentada Carmen Ruiz-Mingorance es Bernarda Alba, la representación hiperbólica del tradicionalismo más opresor al someter a sus cinco hijas a una reclusión de ocho años en su propia casa, convertida en una suerte de presidio tras el fallecimiento de su segundo marido. Carmen opina que «en pleno siglo XXI sigue habiendo muchas bernardas», aunque le preocupan «mucho más los bernardos». Pero ¿cómo ve 'Bernarda' a su creador, Federico? Cuando contesta la actriz, lo ve como «un buen yerno, si tiene posibles y es de buena familia». Cuando responde Carmen, habla de «un alma pura, bella; un hombre bueno, inteligente y, por supuesto, un artista». «Un genio muy divertido».

«Es un honor ceder nuestro cuerpo para dar vida a mujeres que gritaban en silencio»

Carmen Hernández | Abuela María Josefa

Resulta interesante hacer un ejercicio de extrapolación entre la España profunda de principios del siglo XX, la que refleja fielmente Federico en 'La Casa de Bernarda Alba', y la España profunda de principios del siglo XXI. Según Paula Ruiz de Almodóvar, 'Martirio', aquella España «era muy oscura y esta familia es su reflejo: el sometimiento de las mujeres, la negación de las individualidades, la represión social… Impensable en estos tiempos un hogar como el de Bernarda; las mujeres hemos bebido los aires de libertad».

A pesar de ello, el machismo y el patriarcado, algunos de los pilares temáticos sobre los que García Lorca construye 'La Casa de Bernarda Alba', siguen estando plenamente vigentes. Al menos así lo estima Paca Molina, 'la Criada' sumisa y rencorosa en 'La Casa de Bernarda Alba'. «Podría pensarse –comenta– que la falta de libertad, el encierro o el sometimiento son situaciones que sufrían las mujeres hace cien años, pero lo cierto es que se sigue padeciendo en el mundo actual, en países donde nuestros derechos son simplemente inexistentes y donde aquellas frases entre 'Amelia' y 'Magdalena' cobran sentido. «Ser mujer es el mayor castigo», se dicen la una a la otra. «Y ni nuestros ojos siquiera nos pertenecen», se vuelven a decir la una a la otra.

Magdalena cose junto a la abuela María Josefa. JORGE PASTOR

«Afortunadamente, en el denominado 'mundo desarrollado', se ha avanzado mucho, y en España también, respecto a los derechos de las mujeres, pero aún queda lo más importante, el avance en educación y en conciencia en igualdad real», afirma Paca, 'la Criada'. «Todavía somos nosotras, las mujeres, las que asumen mayoritariamente el cuidado de la casa, las que ocupan menos cargos directivos, las que sienten miedo cuando van solas por la calle o las que son víctimas de violencia». Así es. No hace falta más que ver el telediario o leer los periódicos para darse cuenta de que gran parte de la actualidad está teñida de negro.

Un interesante ejercicio de extrapolación, cien años antes, cien años después, que también hace Myriam Carrascosa, 'Adela', la hija que intenta rebelarse y no lo consigue: «¡Mi cuerpo será de quien yo quiera!», reivindica. «Estoy segura de que ahora, en el siglo XXI, 'Adela' no haría las maletas; lucharía desde dentro». «Ella ya sentía, pensaba e intentaba vivir como una mujer más libre y plena, desde el punto de vista erótico y emocional, que el paradigma vendido para las de su época y su 'clase'». Y así fue como 'Adela' se puso el vestido verde, el color de la rebeldía en Federico, «la misma rebeldía que mantendría hoy día para enfrentarse a los corsés o las injusticias». «Adela ostentaría sin duda, en cualquier ámbito, el más puro y esencial feminismo».

«Federico era un alma pura, bella; un hombre bueno e inteligente y por supuesto un artista»

Carmen Ruiz-Mingorance | Bernarda Alba

Lucía Casado, que da vida a 'Amelia', 27 años, medrosa y tímida, entiende que Valderrubio es un lugar trascendental en la vida y obra del poeta. «Es un lugar lleno de inspiración, las calles, las casas, las choperas… una historia que debe contarse», explica. «A pesar de que Federico se inspiró en las gentes de Valderrubio, la antigua Asquerosa, muchos desconocen su paso por aquí», manifiesta Lucía. En cualquier caso, Ana Olmedo, 'Poncia' en 'La Casa de Bernarda Alba', cree que Granada tiene muy presente a Federico «y lo lleva a gala». «Ningún otro autor granadino se oye y admira tanto como a Federico, y eso que tenemos nombres importantes en nuestra tierra como Ganivet o Martín Recuerda». «Las obras de García Lorca son universales, se conocen en todas partes y siguen llenando teatros».

Amelia, Bernarda y Angustias observan desde la ventana que da al patio interior. JORGE PASTOR

Bernarda, un papel a la medida de Xirgú

Una de las personas que más ha indagado sobre la realidad y los personajes que aparecen en la trama de 'La Casa de Bernarda Alba' es Eduardo Ruiz, investigador y biógrafo de Federico García Lorca en su juventud. Todo quedará plasmado en un libro que se publicará en los próximos meses. Ruiz considera que si doña Francisca Alba «era autoritaria o no, no puede ser objeto de estudio porque, como es lógico, no hay escritura pública o documento que históricamente así lo afirme o desmienta». Eduardo Ruiz alude al escritor García Posada, «quien establece una similitud entre el carácter tiránico de Bernarda con Doña Perfecta de Benito Pérez Galdós». «Por otro lado –agrega– parece ser que el perfil irascible de Bernarda, y el trato dispensado hacia las criadas, le era achacable a una oriunda del Padul». Dato este último que aportan Miguel Caballero y Pilar Góngora, dice Ruiz.

Y en este punto entra en escena Margarita Xirgú, actriz y amiga de Federico con la que estrenó buena parte de sus grandes obras teatrales. Según cuenta Eduardo Ruiz, fue Xirgú «quien le pediría a Federico que le escribiera un papel de mala; de mujer con fuerza y carácter y el poeta no faltó al compromiso creando un personaje iracundo y dictatorial que en absoluto tenía que ver con Francisca Alba» pese a los muchos reveses que le dio la vida.

En cualquier caso, diferentes autores, según Eduardo Ruiz, solventes amigos y contemporáneos a Federico «nos vienen a confirmar algo que ya es sabido por los conocedores de la obra teatral de Lorca: su tendencia a transmutar una realidad y a transformarla en ficción». «Lo cual –apostilla Ruiz– es sobradamente lógico puesto que Federico era un poeta y no un periodista». Así, Ruiz defiende la teoría de que el hecho de que en esta tragedia se detalle cómo era la sociedad rural de la época, intransigente y opresiva, no implica que los personajes mencionados fueran en la realidad como Federico los describe. «Hay que reconocer que el uso concreto del apellido Alba, el apodo de 'Pepe el Romano' y algún que otro nombre unido a la dramática historia matrimonial de doña Francisca circunscriben físicamente la obra a este enclave», apunta Eduardo Ruiz, quien añade que «si Federico no hubiera sido fusilado y hubiera seguido los consejos de su padre, el cambio del apellido Alba por Abad, Alcázar o Arráez habría supuesto que la acción se trasladara geográficamente al Penedés o La Rioja, por citar otros lugares».

En cualquier caso, Francisco García Lorca, hermano de Federico, hizo referencia ex profeso aclarando que se trataba de una ficción. «Se proyecta en la obra una trama enteramente inventada… Ninguno de los personajes creados es fiel a su remoto modelo».

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