Borja Niso: «Lo que distingue a los humanos del resto de seres vivos es nuestra capacidad de crear y amar»

–San Pablo vio la luz y se cayó del caballo… ¿Algo así parece que le pasó a usted, no?

–(risas) Interesante pregunta. Podría considerarse así, aunque prefiero calificarlo como una causalidad que provocó mi despertar. Una causalidad que sucedió a finales de 2015, sentado con mi hijo en el sofá viendo la televisión. Eran cerca de las 21 horas cuando estrenaron el anuncio de la lotería Justino y la Fábrica de Maniquíes. Vi el anuncio en silencio, absorto escuchando su banda sonora: Nuvole Bianche. Esa pieza me marcó de tal forma que en ese preciso instante se desencadenó en mí un proceso de transformación vital absolutamente complejo. Cambiando mi vida por completo, pasando de ser ingeniero informático a pianista en tan solo 4 años.

–¿Por qué Ludovico, y no Merterns, Sakamoto, Jarrett, Nyman etc…?

–En realidad, no fue el compositor, sino la música lo que impactó en mí. Al escuchar la banda sonora de ese anuncio busqué quién la había compuesto y así fue como llegué al gran Ludovico Einaudi. Ludovico era totalmente desconocido para mí hasta aquella noche de finales de noviembre de 2015. Desde ese momento no he dejado de escuchar su música ni un solo día durante los últimos 5 años. Soy consciente que es una historia curiosa y que muchas personas que han asistido a mis conciertos me han transmitido que les ha emocionado y ha despertado algo en ellas. Y eso es lo más maravilloso que me ha sucedido y me está sucediendo.

–En una entrevista Einaudi, recuerdo que decía que uno de sus primeros propósitos fue trasladar en vuelo en formación de una bandada de pájaros a las partituras ¿dónde se inspira Borja Niso?

–Para explicar la fuente de mi inspiración, desglosaré mi papel de compositor y de intérprete de la música de Einaudi. Considero que son dos cuestiones diferenciadas y a la par conectadas. En cuanto a interpretar la música de Ludovico Einaudi, por una parte, defino los diferentes programas conforme al mensaje que me inspira la secuencia de las piezas, hilado con el que quiero transmitir a los espectadores. Por otra parte, respecto a la forma de interpretarlos, me conecto de una forma casi irracional tanto en el plano musical como el emocional, dejándome llevar por mi alma y por la energía que siento en cada nota y en cada melodía. No tengo una fuente específica de inspiración, quizás es inexplicable, emanan notas de mis dedos acariciando el piano, dirigidas directamente por mi alma y una conexión mágica que se despertó en mí aquel día. Y con esas dos vertientes, construyo ese mensaje que quiero transmitir, pero en lugar de usar palabras, lo hago a través de la música que brota de mis manos. Esa combinación única y particular transmite un mensaje poderoso y continuado, donde el espectador saldrá con una nueva manera de ver e interpretar su propia vida y la de sus seres queridos.

–Es un auténtico 'adulto prodigio': a los 35 años se puso a tocar piano… ¡y poco después está llenando ya auditorios!

–Me ruborizas… Honestamente me incomodan las etiquetas y me considero una persona más, con la suerte de haber descubierto mi propósito de vida aquel día gracias a escuchar a mi voz interior. Ella y mi alma hicieron el resto, me guiaron para lograr cumplir mi sueño: aprender a tocar el piano comenzando de cero. Si bien es cierto que tan solo 2 años después de ese día de despertar, decidí subirme a un escenario y he tenido el privilegio de tocar para más de 40.000 personas.

–Miguel Ríos decía hace poco que se había puesto a tocar la guitarra a través de tutoriales ¡será verdad que se aprende en YouTube!

–(carcajada) La verdad es que hoy en día en internet podemos encontrar las respuestas a casi todas nuestras preguntas. Pero por sorprendente que parezca, así ha sido conmigo. He logrado aprender a tocar el piano e interpretar al gran Ludovico exclusivamente con tutoriales de YouTube, y viendo una y otra vez sus conciertos. Sentándome junto a mi piano de cola y dejándome llevar por mi corazón. Sin tener ningún conocimiento previo de solfeo o música. De hecho, continúo sin saber leer partituras. Creo que he logrado demostrar empíricamente que el refrán «querer es poder».

–Dedicarse a piano acústico con todo un pasado conectado a un ordenador parece un ajuste de cuentas vital… ¿o el plan B es enchufarlos ambos en algún momento?

–(Risas) Nunca me habían hecho esta pregunta. Es un buen apunte el que acabas de plantearme y no sé qué responderte ahora mismo, porque todo es posible y creo en las causalidades. Así que no descartemos el plan B (risas). En verdad, jamás me habría imaginado hace tan sólo unos años que dejaría mi carrera como empresario y directivo del sector informático para dedicarme a ofrecer conciertos y emocionar a miles de personas. Y racionalizando la respuesta a tu maravillosa pregunta, siento que el destino tenía una sorpresa preparada para mí, pero no podía abrir el regalo hasta estar preparado.

–Usted tiene una alta formación técnica y se ha volcado tardíamente en la artística y emocional. En la enseñanza se acentúa cada vez más la vertiente técnica y práctica que la creativa. ¿Piensa ahora que es un error seguir así?

–Creo que ambas cosas son importantes y necesarias. Diría que complementarias. De hecho, lo que nos distingue a los seres humanos del resto de seres vivos, es precisamente nuestra componente creativa, nuestra capacidad de crear y amar. Nuestra inteligencia reside en nuestra capacidad de innovar. Todo avance de la técnica, desde el fuego, la rueda, la pólvora o el conocimiento del universo y la cuántica, surgió de nuestro afán y ansias por descubrir, por crear algo nuevo, por explicar algo insólito, y en todo proceso de descubrimiento la parte creativa es la clave de la innovación. Para mí la creatividad y el arte en toda su extensión, debería ser el centro de atención desde la infancia, al igual que las matemáticas. En realidad, lo uno no existiría sin lo otro.