Manuel Hidalgo, en un concierto ofrecido en una casa de Dúrcal. La Casa Amapola

El cantautor granadino que triunfa de patio en patio

Manuel Hidalgo se reinventa en tiempos de Covid con conciertos en casas para familias y amigos.La fórmula es un éxito: ocho actuaciones «más todas las que vengan»

Jorge Pastor

Granada

Sábado, 20 de junio 2020

Manuel Hidalgo es un tipo que se ha hundido en el fango en demasiadas ocasiones. Su vida nunca fue sencilla. Por eso la irrupción del bicho en nuestras vidas, que ha 'noqueado' al sector de la música en directo, su modus vivendi, «no fue ningún ... shock», como él mismo asegura. «Lo afronté como una adversidad, como las muchas que he tenido que afrontar en mis cuarenta y dos años». Y así fue como se puso a valorar cómo seguir tocando delante de público en tiempos de Covid y así fue como se inventó una fórmula que, por ahora, le está dando resultado. Dar conciertos en patios de casas particulares para familias o grupos de amigos y cobrar «un caché muy asequible» por ello. No va mal la cosa: ocho actuaciones ofrecidas o programadas, «y las que espero seguir concertando para los próximos meses».

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Un formato de mínimos que le permite alimentar su cuerpo –es un cantante profesional que vive con lo justo–, pero que sobre todo le permite alimentar el espíritu. «Son encuentros conmigo mismo», afirma. Las cuentas no pueden ser más sencillas. El radio de acción de sus desplazamientos desde Dúrcal, donde vive, son los diez euros de gasolina que le echa a su coche. «Si es más lejos, tenemos que hablarlo». No hay más gastos. Manuel sólo necesita su guitarra, su amplificador y su sombrero. Repertorio, desde luego, no le falta. Tiene dos álbumes de estudio. El primero, titulado 'Vida', fue grabado a 2.000 metros de altura en una pequeña cabaña perdida en las montañas de Sierra Nevada (otoño de 2017). Tras el éxito de este primer trabajo y cientos de discos vendidos en mano, volvió a repetir la experiencia en la Costa de Maro. Una segunda aventura discográfica con el mar como elemento inspirador. Se llama 'Volver a nacer', es una gozada y recopila las experiencias de un nuevo cambio personal.

Asistentes a uno de los conciertos de Manuel Hidalgo. La Casa Amapola.

Temas que va desgranando en la hora y media que duran sus espectáculos. Bolos en los que rasga con sentimiento las seis cuerdas de su guitarra, el mismo sentimiento con el que canta «letras profundas» –que hablan de volver a nacer, de dejarse llevar y de vidas sencillas como la suya– y recitas poemas. A partir de ahí todo fluye. «Todo encaja; noto mucho respeto», comenta Manuel. «Estoy muy contento porque esto funciona, y no tendría ningún problema en que otros lo copiaran, aunque la rentabilidad se complica en la medida que se requiere de más infraestructura y de todo el personal que necesita una banda».

En los bolos, que duran hora y media, repasa su repertorio de temas propios y recita poemas

La hora del comienzo de sus recitales la establece con el 'cliente', aunque reconoce una predilección por ese ambiente mágico que marca el tránsito entre la tarde y la noche, un momento en que se dan las condiciones lumínicas precisas y también se puede disfrutar de una temperatura más confortable, teniendo en cuenta que es una actividad a cielo abierto. «Pero me adapto a todo», aclara el bueno de Manuel. «Una de las cosas que más me gusta es que, al tratarse muchas veces de reuniones familiares, el abanico de edades es amplísimo, desde de los abuelos que tienen más de ochenta años hasta los adolescentes, en los que detecto interés en la medida que se meten en lo que están viendo y escuchando, aunque mi estilo diste bastante de las modas para los jóvenes», explica.

Un cantautor que emociona

Manuel Hidalgo es un cantautor que emociona. Inspirado por artistas como Facundo Cabral, Silvio Rodríguez o Atahualpa Yupanqui, no deja de sorprender con cada una de sus creaciones –ahora prepara también un libro con sus vivencias–. Su recorrido se remonta al verano de 2016, cuando abandona su participación en otras formaciones para comenzar una nueva etapa en solitario usando su voz como materia prima y su guitarra como compañera. En directo, Hidalgo muestra su polivalencia.

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Hidalgo tiene dos álbumes de estudio. La Casa Amapola

Ha actuado en ciudades como Valencia, Zaragoza, Cáceres y Madrid. También ha sido galardonado y finalista en varios concursos como el Certamen de Cantautores por la Libertad (Trebujena 2019). Y como cita ineludible, suele poner punto y final a sus giras en el pueblo que lo vio crecer, El Padul. Cientos de personas de éste y otros municipios colindantes se congregan para acompañar a Manuel en una mágica noche de verano al pie de alguno de los monumentos históricos de la localidad.

Manuel Hidalgo lleva vinculado a la música desde los quince años. Fede Arcos

Un artista de la calle, los escenarios y los patios particulares

Con su guitarra, Fede Arcos

Manuel Hidalgo empezó en el mundo de la música con quince años. Ahora tiene cuarenta y dos. Casi tres décadas haciendo lo que da sentido a su vida. Una pasión que compaginó durante veinte años con el oficio de ferrallista. Desde hace siete se gana la vida tocando la guitarra y cantando. Lo ha hecho en diferentes formaciones: flamenco, reggae, bandas de tributo… y también en las calles del Albaicín. «La calle es un callo», asegura. «Una experiencia satisfactoria por la cercanía y el buen ambiente que genera el estar rodeado de gente, pero también complicada porque en alguna ocasión me robaron el dinero, hay vecinos que se quejan y la policía se persona para pedirte la autorización», dice Hidalgo.

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