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Fumata blanca para el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza de Barcelona. La baronesa ha alcanzado un un principio de acuerdo con el fondo de inversión Stoneweg y los propietarios del histórico cine Comedia, situado en el corazón de la Ciudad Condal, para transformar el elegante edificio de fachada neoclásica en en museo y centro cultural. Será el cuarto museo de la aristócrata, que hará caja alquilando parte de su formidable colección.
Según adelantó el viernes el digital 'On Economia' y confirmaron después distintas fuentes conocedoras del proceso, las familias Pla y Planàs, propietarias del histórico edificio, tienen un acuerdo con la baronesa y el fondo de inversión Stoneweg para transformar el uso del cine. La colección de pintura catalana de los tres últimos siglos de la baronesa ocuparía un lugar privilegiado en el nuevo complejo cultural. La inversión ascendería a 65 millones de euros y se estima que generará unos 300 empleos directos e indirectos.
El preacuerdo fija en 25 años la duración del alquiler del espacio y contempla que la baronesa ceda en alquiler parte de su colección privada. Se trata de las obras que no se exhiben o que circulan por galerías y museos de todo el mundo. Los inversores sufragarían el alquiler de las instalaciones de la colección de la baronesa.
Carmen Cervera había expresado hace dos semanas su voluntad de retomar el proyecto de abrir un nuevo espacio para el arte en Barcelona, su ciudad natal. «Un museo importante de algunas de las mejores obras del arte catalán sería el mejor legado que podía dejar a las futuras generaciones», anticipó al diario La Vanguardia.
Los propietarios del cine insinuaron entonces que la cosa iría para largo, pero todo se ha precipitado y el Museo Carmen Thyssen-Bornemisza Barcelona se perfila como una realidad. Sería el cuarto de la colección de la baronesa, sumándose al Thyssen-Bornemisza que acoge el grueso de su colección en Madrid, -junto a la de su marido, que es propiedad del Estado español desde 1992- el de Málaga -dedicado a la pintura española de los siglos XIX y XX- y el de Andorra -con exposiciones temporales de fondos de la colección-.
Sería el quinto si el museo barcelonés no paraliza el que Carmen Cervera había proyectado en Sant Feliu de Guíxols, en la Costa Brava. Ya se desvaneció a principios de este año la opción de abrir otro museo en Alicante.
'OnEconomia' asegura que la baronesa tenía una oferta multimillonaria para exponer parte de su colección privada en un museo de nueva planta en Dubái, pero que ha preferido que se exhiban en su ciudad natal.
El sueño de Tita Cervera de tener su propio museo en Barcelona viene de lejos. Ya en 2012 se dio por hecho el traslado de un un centenar de obras de su colección al pabellón de la Reina Victoria Eugenia de Montjuïc, cuando Tita Cervera amenazó con sacar sus cuarto del Thyssen madrileño. El proyecto se frustró y la baronesa acabó refugiándose en Sant Feliu de Guíxols, donde estaba construyendo, a trompicones, un museo para la colección de pintura catalana de los siglos XIX y XX.
El futuro museo barcelonés se sitúa en el cruce de Gran Vía con el Paseo de Gracia, las dos vías más nobles de Barcelona. Un carísimo y codiciado enclave, un diamante en el mercado inmobiliario, que ha albergado un cine durante más de seis décadas. Gestionado por el Grupo Yelmo, echó el cierre a sus cinco salas el pasado 14 de febrero. Antes de ser un cine el edificio, conocido como Palau Marcet, fue residencia particular desde 1887 hasta 1934. Pasó luego a ser el Teatro de la Comedia y se convirtió en cine 1960.
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