Alberto Martos y Myriam Sotelo, en el salón de su domicilio en la avenida de Cervantes de Granada. RAMÓN L. PÉREZ
Música

La casa de Granada donde vive Schumann

Myriam Sotelo y Alberto Martos, matrimonio y catedráticos en el Conservatorio, lanzan un disco de homenaje al compositor alemán y su esposa, con los que mantienen vidas paralelas con 200 años de diferencia

Jorge Pastor

Granada

Lunes, 11 de marzo 2024, 08:16

El salón de la casa de Myriam y Alberto, en la avenida de Cervantes, está pintado entero de blanco, el color de la pureza y la creatividad. La decoración es minimalista. Tan solo dos réplicas de cuadros de Marc Chagall, 'Promenade' y 'Sobrevolando la ciudad', ... y dos grandes ventanales con unas impresionantes vistas al Albaicín y Sierra Nevada. Ahí viven Myriam y Alberto, matrimonio y catedráticos del Conservatorio Superior Victoria Eugenia. ¡Ah! Y ahí también residen los Schumann. Robert, el gran maestro del romanticismo, y su esposa Clara, una de las grandes concertistas europeas del siglo XIX. Porque las biografías de Myriam y Alberto y las de Clara yRobert son caprichosamente paralelas con doscientos años de diferencia.

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Tanto es así que Myriam Sotelo (Granada, 1991) y Alberto Martos (Guadix, 1981) acaban de grabar un maravilloso disco con el sello granadino IBS Classical, el más importante de España especializado en clásica, que recopila toda la obra combinada para piano y chelo de Schumann. Porque, en efecto, Myriam es pianista y Alberto, chelista. Como lo fueron Clara y Robert –este último ha pasado a la historia como compositor, pero también era un gran aficionado al violonchelo–.

Ensayando en casa. JORGE PASTOR

«Este álbum es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos», reconoce Myriam enseñando la portada, ilustrada con una preciosa foto de la pareja con los ojos cerrados. «Estamos totalmente identificados con los Schumann», tercia Alberto. «Sentimos la misma pasión por la literatura; su hogar, donde ensayaban, componían y juntaban a los amigos en veladas de 'hausmusik', es musical como el nuestro; ellos se llevaban diez años de diferencia, como Myriam y yo; los dos compartieron profesor, Friedrich Wieck, igual que nosotros,Paco Moya; los dos, Clara y Robert, desarrollaron su formación en Alemania, otra similitud; y los dos estaban unidos por la música, como lo estamos nosotros», explica Alberto.

Repasando una partitura. RAMÓN L. PÉREZ

«Obviamente, este trabajo discográfico solo podía estar dedicado a los Schumann», asegura entre risas Myriam que, con 31 años, es la catedrática de Piano más joven de España –sacó la plaza en 2021–. «Yo era profesora de Secundaria, pero no me sentía completamente realizada y Alberto me animó para que me preparara las oposiciones». Fruto de esta relación es este primer 'hijo' en común, titulado 'Schumann, works for cello y piano'. Y fruto de su amor es también la pequeña Leonor que, con cinco añitos, ya asiste a clases de chelo. «No veas cómo se divierte», confiesa un orgulloso y babeante padre. Su profesora es Nati Álvarez-Ossorio, que utiliza la técnica Suzuki, basada en juegos.

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El cello de Alberto, construido a medida en Alemania, suena como si fuera un Stradivarius. RAMÓN L. PÉREZ

Pero volvamos al luminoso salón de Myriam y Alberto. Además de las pinturas de Chagall, unas estanterías repletas de libros y unos confortables sillones, hay un precioso piano de cola que para Myriam tiene una enorme importancia. «Es el Yamaha que me regalaron mis padres cuando tenía 19 años;he podido comprarme otro, pero a este le tengo un cariño enorme». «José MaríaLeonés, el gran José María Leonés, se encarga de afinarlo y mantenerlo en perfectas condiciones», sonríe. «Y aunque esté cerca de la ventana y al lado del radiador, nunca le da el sol directamente y la calefacción es radiante, por lo que en ningún momento se calienta la caja de resonancia», aclara Myriam para los no iniciados en el noble arte de la 'perfecta conservación de pianos'. El instrumento de Alberto también es un tesoro. «Lo construyeron igual que un Stradivarius, a mi medida y no lo cambio por nada del mundo», recalca el chelista.

Bajo el mismo techo

Por lo demás, el día a día de unos esposos que comparten la vida marital y la profesional se sustenta en dos pilares, entendimiento y admiración. No hay más que compartir unos segundo con ellos y observar cómo se miran. «Es que tenemos hasta los mismos alumnos en el Conservatorio», espeta Myriam. «Esto nos permite intercambiar opiniones y abordar nuestra actividad docente de forma complementaria;formamos un buen equipo».

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Tocando los mini instrumentos de Leonor. RAMÓN L. PÉREZ

Todo empezó en 2009. Alberto afrontaba su primer año dando clase y Myriam el último recibiéndola en el Conservatorio Ángel Barrios. «Aclaremos esto para que no haya malos entendidos», puntualiza Alberto con sorna. «Que quede claro que ella ya había cumplido los dieciocho y no empezamos a salir hasta dos años después». Risas. «Estábamos en aulas contiguas, la 19 y la 20, y a los dos nos fascinaba cómo tocábamos Chopin el uno y el otro». Risas nuevamente. En 2011 entrelazaron sus existencias... hasta hoy.

Myriam ensaya en casa con un piano de cola Yamaha que le regalaron sus padres cuando tenía 19 años. RAMÓN L. PÉREZ

Antes de la formación reglada, Myriam aprendió con Moni Herreros. «Ella me enseñó la técnica y la sensibilidad». Después alcanzó su independencia como pianista en Dresde.Y continuó su crecimiento de la mano de Alberto. Una evolución que le hizo acreedora del Premio Andalucía del Futuro. Alberto, por su parte, atesora una carrera igual de fulgurante.Ha formado parte de la Orquesta de Barenboim, alcanzó la excelencia con el solista de la Ópera de Berlín, Andreas Gregor, ha tocado en escenarios como en el Carnegie Hall de Nueva York o el Royal Albert Hall de Londres, ha estado en la órbita de Sony Classical y ganó la Cátedra en Granada en 2018.

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Robert Schumann dijo que «el deber de un artista era enviar luz al corazón».Luz como la que irradian sus almas gemelas de Granada, Myriam Sotelo y Alberto Martos.

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