Arte Contemporáneo
El Centro Federico García Lorca, con las manos en la lanaArte Contemporáneo
El Centro Federico García Lorca, con las manos en la lanaHasta cierto punto aséptico y blanco, el laboratorio de ideas en el que paulatinamente se convierte el Centro Federico García Lorca en Granada huele a sierra, rebaño y campo. La lana de las ovejas de raza lojeña, con un color marón oscuro asalvajado, recién esquilada, se dispone sobre unas mesas largas en la sala de talleres del lugar, más llamado en principio a la lectura, investigación, pensamiento o interpretación.
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Pero todo concuerda. Las jornadas que se celebran en el Centro Lorca con las manos en la lana se han bautizado como 'Cancionero prada manos', y están organizadas por el colectivo artístico 'Paisanaje', que busca creara comunidad en este caso a través de la tradiciópn más rítimica.
La explicación de lo que aquí está pasando este martes y miércoles no es trivial. «Antiguamente, casi todos los trabajos consistían en largos y repetitivos procesos manuales. Era fundamental hacerlos en grupo mientras se cantaban canciones de juventud, de amor, de creencias, de deseos y de vida», se explica el argumento de la actividad.
«Estos cantos no sólo hacían el trabajo más llevadero, sino que también fortalecían el vínculo con las costumbres y la memoria colectiva. Hoy estas labores ya no son imprescindibles, pero sí el mantener espacios de creación comunitaria, donde conectarnos con los procesos de una manera viva», que es el objetivo que se busca en interacción aquí en el Centro Federico garcía Lorca de la mano del colectivo Paisanaje.
Ana Cortés, perteneciente al colectivo Paisanaje, comenta que son un colectivo que desde el arte contemporáneo trabajan sobre el territorio. Con lo que, ahora, 'Cancionero para manos' acaba de convertirse en una performance, imagen poética y trasunto de taller con lana y rima cuyo producto final es una experiencia en la que se triunfa cuando se convierte la ciudad en un lugar de acogida.
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«En esta forma de trabajar la lana, explica Ana Cortés, se recuperan los espacios pafra trabajar juntos». «Se trata de encontrarnos desde el hacer. Sin capa intelectual», matiza. Entonces, las canciones aparecen para combatir el tedio. «Lo bonito es cuando alguien empieza a cantar y nos sabemos la letra y cantamos todos juntos», comparte la experiencia.
El objetivo de estas jornadas es comprobar que cuando el canto aparece, «sostiene el trabajo. Da ánimo y crea comunidad. Se recupera el sentido y hay buen ambiente y de celebración».
Las canciones son múltiples y variadas. «Se ha escuchado Golpes Bajos y las míticas canciones recuperadas por el propio Federico García Lorca». Ahora suena porque la están cantando 'La Tarara'. Los participantes siguen con las manos en la lana y corean el estribillo. La sensación es entre mágica, rural, urbana e infinita.
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Paisanaje nace del trabajo del equipo de Campo Adentro en el CAR (Centro de Acercamiento a lo Rural) sumado a la unión de otras personas afines de procedencias muy distintas (artistas, comisarias, artesanas, activistas…) «Somos un grupo de exploración y acción que aborda la crisis ecosocial desde el arte, practicando modos alternativos de imaginación que se alejan del colapso y dibujan otros futuros posibles más esperanzadores».
«Nuestro objetivo es crear en la ciudad un espacio de acogida y convivencia participativa de todas las formas de vida. El trabajo de Paisanaje se articula en torno a distintas líneas de acción que abordan la crisis climática y se orientan hacia transiciones más justas. En torno a Comer y poder se agrupan todas las prácticas y debates orientados a fomentar la soberanía alimentaria; Ensayos situados aquellas que investigan las transiciones urbanas; En Hacer el saber recuperamos saberes tradicionales; y Lujo comunal, dedicada a la activación de imaginarios posibles de lo común y la celebración de lo colectivo».
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«Todas ellas están interrelacionadas en muchos de nuestros proyectos gracias a que siempre está aterrizada en la práctica de lo cotidiano. Por eso, nuestras acciones son tan diversas como: realizar paseos colectivos situados; la transformación de lácteos en yogures, quesos y otros derivados; nuestras comidas comunales; publicaciones; talleres; encuentros; celebraciones; o exposiciones», explican.
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