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David Yáñez, en uno de los comederos de ganado que hay en la sede de Armilla de la Estación Experimental del Zaidín. RAMÓN L. PÉREZ

Crean en Granada el primer aditivo que reduce las emisiones de metano en el ganado

Este hallazgo de la Estación Experimental del Zaidín supone una revolución internacional, ya que este gas es uno de los grandes culpables del cambio climático

Lunes, 11 de abril 2022, 11:15

Al final de la Avenida de las Palmeras, en Armilla, se escucha el tintineo de los cascabeles de un centenar de cabras y ovejas. Los animales corretean tranquilamente por los alrededores de dos grandes edificios repletos de laboratorios y científicos. Aquí está una de las sedes de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ), que comparte espacio con el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, ambos pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Un tipo llama la atención de las criaturas y silencia por completo los cascabeles. En una mano lleva un fino ordenador portátil. En la otra, un saco de pienso que termina depositando en unos comederos. Ese gesto, echar la comida, frena el cambio climático. Y lo hace con un aditivo que nació aquí, en Granada, y que ha revolucionado la ganadería mundial: el primer aditivo zootécnico aprobado para su uso en el mundo. Presten atención:

En la última Cumbre del Clima de Glasgow, un centenar de países, entre ellos España, se comprometieron a reducir las emisiones de metano en un 30%. ¿Por qué el metano? Porque es uno de los gases que provoca el efecto invernadero y acelera el cambio climático. La ganadería es una de las fuentes (como el petróleo, la gestión de residuos o la extracción de carbón) que generan altos niveles de metano, así que reducir estas emisiones es un objetivo global. «Hay distintas vías de conseguirlo. Una es mediante la alimentación de los animales, que es la nuestra». Habla David Yáñez (Córdoba, 1974), doctor en veterinaria, investigador de la EEZ desde 2007 y el tipo que hace un momento alimentaba al ganado. «Llevamos doce años trabajando en esto. Y ha sido una revolución».

Vayamos por orden. Yáñez coordina un grupo de investigación sobre nutrición de rumiantes, esto es, animales herbívoros con un sistema digestivo peculiar porque tienen microorganismos en su panza que son los que realmente digieren el alimento. «Para que nos entendamos –dice Yáñez–, en realidad el ganadero de rumiantes no alimenta a cabras u ovejas, alimenta a sus bacterias y son ellas las que alimentan al animal, por simplificarlo mucho».

Ovejas del CSIC. R. L. P.

Así, el equipo de Yáñez hace «microbiología pura y dura» para optimizar el proceso de digestión mediante intervenciones sobre esos microorganismos. Este proceso genera compuestos que el animal utiliza y otros que no y que, por tanto, expulsa de su cuerpo, como el gas metano. «A diferencia de lo que la mayoría de la gente piensa, el metano no sale por detrás, sale por delante, con eructos», apunta el científico. Entre todos esos microorganismos que habitan en la panza del ganado hay uno, las arqueas metanogénicas, que son las que producen este gas. «Hemos identificado una molécula, la 3-Nitroxipropanol, que inhibe la acción de la enzima que produce el metano sin perjudicar al resto del sistema». Es decir, una molécula capaz de reducir drásticamente, un 40% de media, los niveles de metano que cualquier ganadería del mundo expulsa a la atmósfera.

Para que un aditivo de este tipo pueda usarse en la cadena alimentaria tiene que pasar un filtro muy exigente de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. «Bovaer, que es el nombre comercial del aditivo, ha sido el primero aprobado por las autoridades europeas como aditivo zootécnico para mejorar el medio ambiente con la actividad ganadera. Y es el primero del mundo». El aditivo, un polvo que se mezcla con el alimento del animal, nació en Granada, pero ha sido desarrollado por la empresa suiza DSM. Doce años de trabajo que ahora encara su fase final: llegar al mercado. «A priori, el ganadero no tiene incentivos para usarlo más allá de la mejora medioambiental. Así que o bien se implementa con ayudas públicas o las empresas apuestan por el aditivo como estrategia comercial: nuestra leche se produce con un 40% menos de metano para frenar el cambio climático, por ejemplo».

De los 15 científicos que iniciaron este trabajo hace 12 años, algunos siguen en el EEZ y otros andan por Francia, Inglaterra, Estados Unidos... «La pandemia ha demostrado que las cosas se pueden lograr, pero hace falta, a parte del dinero, la voluntad», termina Yáñez.

El proceso

Sobre cómo capturar, estudiar y aprender de un gas

Yáñez, con el ganado, en la EEZ de Armilla. R. L. P.

¿Cómo se estudian los gases que emite el ganado para crear un aditivo que inhiba la emisión de metano? Este proceso se realiza, por completo, en la sede de Armilla de la Estación Experimental del Zaidín. El ganado se alimenta en la zona exterior, habilitada para que los animales estén en las mejores condiciones posibles (como curiosidad: tienen toboganes, piedras de escaladas y rascadores; elementos de enriquecimiento ambiental, se llaman). Pero cuando los investigadores necesitan controlar la alimentación exhaustivamente, los trasladan a un establo en el que están separados por carriles. Frente al establo están los almacenes de forraje y grano y, también, la zona de preparación de dietas.

Dentro del edificio científico, en la planta baja, está la sala de extracción, con una hilera de cámaras donde se mide el metano que produce el animal. Sobre la amplia jaula, hay un extractor que mete y saca aire y lo transporta a una habitación contigua, donde están las únicas cámaras de medición de metano que hay en España. A continuación, los científicos simplifican el proceso de digestión de los animales con un sistema in vitro, en pequeños botes de cristal que simulan el proceso real a una escala mucho más pequeña. Finalmente, se deja fermentar el contenido del bote, se extrae el gas que genera y se analiza de nuevo.

«Esta forma de trabajar nos permite probar miles de productos a dosis muy variadas sin tocar al animal», explica David Yáñez, jefe del grupo de investigación que ha desarrollado el aditivo para ganado.

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