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Julia Martín y Selena Pinel, madre e hija, junto al piano. PEPE MARÍN

La canción de Selena

Nació ciega en Granada e inspiró una aplicación para que niños como ella aprendieran a usar la tecnología. Aquel sistema le ayudó a descubrir su talento para la música y ahora escribe y compone sus propias melodías

Lunes, 7 de octubre 2019

Selena nació sin ojos y eso lo cambió todo. El piano del salón, por ejemplo, no estaría. Ni las pulseras que atesora en el joyero de su madre. Ni las carcajadas que explotan como fuegos artificiales en mitad de una noche de verano. Su llegada fue el dedo travieso que empuja la primera ficha del dominó, provocando consecuencias inesperadas. «A mí me gusta –la niña de 8 años se toma unos segundos, parece que busca una respuesta sesuda, trascendente, espiritual– ¡saltar en los charcos de barro!». De pronto, rápido pero con movimientos muy controlados, coloca sus manos sobre el piano y, en un completo silencio, deja los dedos flotar por encima de las teclas, como en esos sueños en los que echas a correr y saltas y de repente vuelas a ras del suelo. Una invisible y poderosísima atracción termina por aterrizar sus dedos sobre las teclas correctas. Suena una música nueva.

«¿Ya estás inventando?». Julia Martín, su madre, entra en el salón y le hace unas cosquillas que le atraviesan el alma. Ríen por un momento y, al fin, Selena escucha mi pregunta: ¿Me ayudas a entrevistar a tu madre? «¡Claro!», responde la niña. Y se pone a cantar: «¡Sancho, Quijote, Quijote, Sancho!». «Es que a su padre le gustan mucho las canciones de dibujos animados», dice Julia. «Me encanta dormir en la barriga de mi padre», aclara Selena. Sentadas las bases de la conversación, empezamos.

Una de las carcajadas de Selena, junto al piano.

«Selena tiene anoftalmia bilateral congénita, es decir, que nació ciega. No se formó retina ni iris ni nada. A los dos meses le nuclearon los ojos y ahora lleva una prótesis que tiene que cuidarse mucho, ¿verdad, Selena?». La niña, colocada frente a su madre, contesta: «Sí, con el doctor Gálvez, una vez al año». «Luego –sigue Julia–, con dos años, le dio epilepsia. Y más tarde le salió intolerancia alimenticia. Pero ella es una súper campeona, lo lleva muy bien». Selena, que tenía instrucciones de interrumpir cada vez que lo viera oportuno, para hacer mejor la entrevista, pregunta a su madre por sus alumnos. Julia es profesora de secundaria en el IES Diego de Siloé, en Íllora, pero antes de que pueda responder, Selena descubre que aún no ha nombrado a sus mejores amigos: «Del aula matinal, Oliver, Estela, Ana María y Carolina –aprovecha para cantar por M-Clan–. Y de clase, Alicia, Laura y Roberto, que es mi amigo novio», ríe.

La madre recuerda los primeros días, «el chaparrón», y cómo la ONCE les orientó desde el principio. «José Antonio Belmonte, el psícologo, nos acompañó desde que Selena tenía tres meses. Y ahora, en el cole, sin la ONCE sería imposible: los libros de textos, adaptar fichas, el seguimiento...». Selena vuelve con el piano y bromea un rato con él. Salta de una nota a otra, inventando, hasta que se da cuenta de que una de sus pulseras choca contra las teclas. «Esta –dice mientras recorre las cuentas con los dedos– me la ha regalado mi tita Mavi».

A Selena le encantan sus pulseras.
Imagen principal - A Selena le encantan sus pulseras.
Imagen secundaria 1 - A Selena le encantan sus pulseras.
Imagen secundaria 2 - A Selena le encantan sus pulseras.

La inspiración

María Visitación Hurtado es profesora del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática y de Telecomunicación de la Universidad de Granada. También es la responsable de Mydass, uno de los grupos de investigación más grandes de la UGR. Y tanto en casa como en el trabajo todo el mundo la conoce como Mavi. «Una de las líneas principales de nuestro grupo consiste en desarrollar aplicaciones educativas para personas con necesidades específicas. Hacemos apps enfocadas al espectro autista, sordera... y, en otros casos, para adultos que necesitan algún tipo de asistencia».

Hace ocho años, Mavi decidió dar un paso en otra dirección: «La vida, a veces, te presenta circunstancias inesperadas. Mi sobrina nació ciega, Selena. Nos planteamos crear una app para que un niño invidente pudiera trabajar actividades iguales que sus compañeros de clase. Una herramienta accesible que permitiera al niño adquirir destrezas, como la coordinación oculo-manual, fundamental para que se manejen sin problemas con la tecnología». Así nació 'TouchVic'.

Mavi Hurtado usa la app TouchVic con Selena

El compromiso de Mydass

El grupo Mydass está formado por una veintena de investigadores y son especialistas en desarrollar tecnologías asistivas, labor por la que han sido premiados en numerosas ocasiones. Junto a expertos (psicólogos, pedagogos, médicos...), diseñan herramientas centradas en el usuario. Entre sus éxitos está 'Sc@ut', una app para mejorar la capacidad comunicativa del colectivo de personas con necesidades educativas especiales; 'Picaa', pensando para ayudar a los alumnos en situaciones similares; 'Sígueme', para potenciar la atención visual y entrenar la adquisición del significado en personas con TEA; e 'Infinitas Historias', un editor de historias orientado a la invervención en anticipación de acciones, entrenamiento de comportamiento y evaluación de acciones ocurridas.

También cuentan con una línea en temas de salud, entre las que destacan el proyecto 'PESCO', para prevenir e intervenir sobre el deterioro cognitivo y retrasar la dependencia de personas mayores; 'VIRTRAEL', con ejercicios de realidad virtual y aumentada para evaluar el estado cognitivo en mayores; y 'NuTelCare', un sistema de recomendación nutricional para personas mayores.

Mavi propone a Selena utilizar la app en su Ipad. Ya no la pone tanto como antes, pero le gusta. 'TouchVic' es una aplicación muy sencilla de usar pero que, al mismo tiempo, ofrece multitud de posibilidades. Una de las actividades consiste en llevar el dedo desde un lado del Ipad al otro para conseguir escuchar una divertida canción de piratas. «Así aprenden a mover cosas por la pantalla, por ejemplo», apunta Mavi. Aprovechamos que Selena juega, aprende y graba su propia voz en la aplicación, para viajar al otro lado de la ciudad, al Centro de Empresas TIC (CETIC), a espaldas de la Escuela de Informática. Allí, Álvaro Fernández nos abre las puertas de Everywear Technologies, una empresa spin-off de la UGR.

Un mundo de posibilidades

«Nos dedicamos a crear software a medida para entidades, fundaciones y empresas. Cosas muy específicas que requieren de un componente de I+D que podemos aportar gracias a nuestra experiencia previa en la UGR. Proyectos que van más allá de lo que hay en el mercado, bien en la línea de accesibilidad, en el ámbito educativo o innovando en temas de salud». Álvaro explica que el equipo fundador se conoció mientras hacían el doctorado en la universidad, dentro del grupo de investigación Mydass. «Nuestra relación directa con la UGR, esa transferencia de conocimiento, facilita trabajar en proyectos de investigación muy interesantes».

Trabajando en la spin-off de la UGR, Everywear
Imagen principal - Trabajando en la spin-off de la UGR, Everywear
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Imagen secundaria 2 - Trabajando en la spin-off de la UGR, Everywear

Proyectos como 'TouchVic', que, nada más ver la luz, fue seleccionado por Apple como una de sus aplicaciones destacadas en inclusión. De hecho, la empresa de la manzana mostró un vídeo durante una de sus grandes conferencias internacionales en el que Selena (que fue la 'testeadora' oficial de la app) utilizaba la aplicación. Hoy, 'TouchVic' se usa en cientos de centros educativos de todo el globo.

«Fue todo un reto –dice Fernández–. Estas aplicaciones cambian las reglas del juego. Ver los elementos de la pantalla como haría cualquier usuario gracias a componentes de accesibilidad abre un mundo de posibilidades. Y eso, contribuir en algo a la sociedad, ha sido nuestro fin desde que creamos la empresa».

Parte del equipo de Everywear, en su oficina del CETIC

El futuro de Everywear Technologies

Everywear Technologies es una empresa joven formada por 6 personas, ingenieros y diseñadores, ubicada en una blanca, luminosa y agradable oficina del CETIC. Rodeados de guiños frikis -pósters y vinilos de películas, figuras de personajes míticos-, el equipo está enfrascado en varios proyectos muy interesantes: una aplicación para crear actividades para personas con el síndrome de Asperger, financiado por la Fundación Orange; un sistema para gestionar currículums en bolsas de trabajo; otro para gestión educativa específica de estudiantes de Medicina; y un sistema de análisis de datos, big data, con información de Andalucía y Europa. «Tienen componentes distintos, pero todos aportan algo a la sociedad», añade Álvaro Fernández.

Oído absoluto

Selena había inspirado una aplicación para niños como ella que, sin saberlo, estaba a punto de abrirle «un mundo de posibilidades». Resulta que uno de los objetivos principales de 'TouchVic' es generar una estimulación precoz en los niños. «Una de las cosas más interesantes de la app –explica Mavi Hurtado– es que las actividades se pueden personalizar. En el caso de Selena, que le llamaba la atención la música, empezó a distinguir instrumentos de cuerda de los de viento y cosas así. Juegos para ella pero que le hacían trabajar otras capacidades».

Selena busca las notas correctas.

Capacidades que estaban latentes, escondidas en algún hueco inesperado, aguardando su momento para salir a escena. Como Selena, que ya ha soltado el Ipad para volver con el piano; sin duda hay algo que los atrae. «¿Tocas la tuya, la del cielo?», le sugiere su madre. Ella, la niña, repite el proceso de los dedos sobre las teclas hasta encontrar la nota correcta. La melodía suena y se queda. Se queda en la cabeza. Se queda siempre, dispuesta al tarareo, en algún lugar del que escucha. Es un flechazo directo al alma.

«Utilizar 'TouchVic' –dice Julia, mientras observa a su hija tocar– y los instrumentos de música del programa, le ilusionó. Y con tres años empezó a dar clases en Iniciativas Musicales. A veces habla a través del piano con su profesor, Jesús. Uno toca algo y la otra responde. Yo no entiendo cómo, pero es alucinante. Tiene un don».

Vídeo. Jesús Gersol, profesor de Selena en Iniciativas musicales

Ese don se llama 'oído absoluto'. Jesús Gersol, su profesor de música, lo descubrió al poco de entrar en la academia. «Desde muy pequeña mostró que tenía muy buenas capacidades musicales en todos los ámbitos. Tenía buenísima afinación, reproducía los motivos musicales súper bien, los motivos rítmicos con una cuadratura perfecta, era capaz de medir... Y a los 6 años, cuando empezó a tocar el piano, demostró capacidades extraordinarias. Ella tiene oído absoluto, es capaz de escuchar en su cabeza las notas. Ella escucha un sonido y sabe qué nota es. Es flipante».

Pero, pese a todo, lo que más le gusta a Jesús de su alumna es su capacidad para crear. «La mayoría de canciones que tocamos aquí, en las audiciones, se las ha inventado ella. Y les salen unas canciones súper bonitas».

Imagen. Selena, Julia y Alberto, su hermano pequeño.

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Imagen. Selena, Julia y Alberto, su hermano pequeño.

Antes de salir al parque, a jugar con su hermano Alberto, de tres años, Selena soporta la típica pregunta que los adultos pesados le hacen a los niños para hacerse los simpáticos. ¿Qué quieres ser de mayor?. Ella abre sus ojos transparentes y mueve la cabeza hacia arriba, en busca de una respuesta sesuda, transcendente y espiritual: «A mí me gustaría cantar nanas». Y ríe. Pero ríe de verdad. Porque de verdad le gustaría hacer eso de mayor, cantar nanas.

«¿Te canto la canción del cielo?», pregunta. No tardó en empezar la música; quizás escuchó cómo el vello salía a responder.

Canto bajo el cielo de la terraza

Siento todas las nubes,

ya soy muy feliz

Noto la brisa, vuelan las flores

Canto bajo el cielo,

ya soy más feliz

Si lloran las nubes,

no te preocupes

porque vamos a cantar

Canto bajo el cielo de la terraza

Siento todas las nubes,

ya soy muy feliz.

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