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Es un cuarto pequeño, en la Avenida de Cervantes. Junto a la ventana hay un sillón amarillo en el que podría sentarse Morfeo a repartir pastillas rojas y azules, con vistas al Albaicín. Varios ordenadores con pantallas de todos los tamaños reinan en tableros alargados. Al lado del teclado hay un curioso bodegón tecnológico formado por una cabeza de maniquí con gafas de realidad virtual, dos sencillos mandos blancos y dos manos de madera, de las que se usan para dibujar. En medio de todo está Luca, trabajando bajo un enorme y viejo mapa del mundo colgado en la pared que le recuerda que está aquí, en Granada, pero que también podría estar en Washington, en Los Ángeles, en Madrid o en Manchester. De hecho, virtualmente lo está.
–¿Luca Mefistófeles?
–Sí, sí, es mi nombre real. Todos me conocen como Luca Mefisto. Pero la historia de mi nombre no es para que salga en ningún periódico [ríe]. Sólo te diré que con 12 años me llegó una carta de un juzgado por si quería borrarlo. No quise.
Luca Mefistófeles Conesa Martín (Granada, 1988) colabora desde Granada con Meta, ya saben, la que hasta hace nada llamábamos Facebook. Su especialidad es la realidad virtual y ha creado una herramienta capaz de 'meter' unas manos reales, sin necesidad de mandos ni aparatos tecnológicos, en el mundo virtual. Así, si colocas las manos delante de las Oculus (las gafas con las que te introduces en el universo cibernético), el sistema es capaz de reconocerlas: si abres la mano real, se abre la virtual; si cierras el puño real, se cierra el virtual; si saludas, señalas, celebras o bailas, también lo haces en el mundo virtual. Una extensión literal de la realidad.
¿Cómo se convierte un granadino de 33 años en uno de los constructores del futuro metaverso de Facebook? Esa es la gran historia: tras licenciarse en Ingeniería Informática en la UGR, en 2011, centró su carrera profesional en la realidad aumentada. «Y como aquí no había nada, me fui a Inglaterra», dice. En los últimos diez años ha desarrollado sistemas innovadores con empresas punteras: desde Mercedes o Master Card hasta el grupo Gorillaz o la película 'Blade Runner'. «Empecé en Manchester, en una empresa que hacía proyectos de realidad virtual y realidad aumentada sobre temas militares y energéticos. Por ejemplo, el sistema de entrenamiento para turbinas eólicas en mitad del océano de General Electric. En vez de ir 100 veces en helicóptero, vas 200 en realidad virtual y una o dos veces en físico».
Hace unos años, Mefisto regresó a la UGR para dar una charla sobre su trabajo. Entre el público estaban José Torralba y Ana Ibáñez, dos neuropsicólogos granadinos que creían que la realidad virtual podía suponer un gran revolución para tratar a sus pacientes. «Me propusieron un proyecto apasionante: desarrollar una herramienta de realidad virtual para rehabilitar a gente que ha sufrido un ictus». Los tres se unieron en la asociación Neurolab y empezaron a colaborar con el Centro de Rehabilitación del Daño Cerebral (Agredace).
«La rehabilitación de un ictus pasa por ejercicios muy básicos –explica el ingeniero–: fregar platos, mover objetos por una mesa, cambiar cosas de sitio... Si tienes media hora por paciente y tienes que medir datos, pierdes mucho tiempo. Este tratamiento se puede hacer desde casa y con realidad virtual. Y puedes medir hacia donde gira la cabeza, en qué momento empieza a mover la mano o lo que sea. Podrías tratar a cinco pacientes a la vez. Y lo mejor es que hemos publicado tres artículos científicos que demuestran que la rehabilitación virtual funciona tanto como la real».
Así fue como desarrolló su idea de 'introducir' las manos de cualquier persona en un espacio de realidad virtual. «Necesitaba algo que fuera muy fácil y muy intuitivo, así que busqué la manera de que las gafas detectaran las manos. Conseguí automatizar un proceso que suele requerir horas y horas de trabajo de un animador. Lo hice en código abierto y empezó a sonar por todo el mundo. Meta empezó a apoyarme, para que siguiera desarrollando el código. Hasta que, llegado el momento, me ofrecieron que trabajara con ellos. Y aquí estoy».
Actualmente, Mefisto colabora con Meta desarrollando un sistema de interacción con las manos para su metaverso. Aunque de eso, del metaverso y de su misión concreta, no puede decir más. «Mi trabajo consiste en programar código, ponerme las gafas, mirarme las manos y ver qué podría mejorar. Me quito las gafas y vuelvo a escribir código. Así una y otra vez, para conseguir que sea natural». Meta es su trabajo principal. Pero hay más.
Durante la pandemia desarrolló una herramienta de software para la empresa Supersphere, en Los Ángeles, que abrió la puerta a los conciertos virtuales. ¿El qué? Exactamente eso: un artista se sube a un escenario en el que no hay público, rodeado por cromas, y los asistentes se colocan en un palco a través de sus gafas de realidad virtual. «La herramienta permite hacer un control de mesa y de imagen similar al de un concierto real», sigue Mefisto. Aquí ya ha habido conciertos de Major Lazer, Steve Aoki, Kid Cudi, Jaden Smith... Todas auténticas estrellas internacionales. «Ahora sigo con los conciertos en un papel de consultor, pero el equipo lo lleva Miguel Hernández Olmo, que también es granadino».
También ha sido uno de los organizadores del metaverso creado por Vodafone, una plataforma que cuenta con experiencias de realidad virtual y aumentada. Y este curso, Mefisto se estrena como profesor del Master sobre Metaversos de la Universidad Complutense de Madrid. «No creo que yo sea un programador espectacular, pero la ventaja que tengo es que he estado desde el principio y lo he probado todo. Estoy creciendo con la realidad virtual», dice.
–¿Qué futuro nos espera?
–Creo en un futuro en el que todo el mundo tendrá gafas de realidad virtual en casa. Mucha gente piensa que es una manera de aislarse del mundo, pero lo más potente de la realidad virtual es la parte social. La semana pasada estuve jugando un minigolf con un amigo de Madrid con el que no podría hacer nada sin las gafas. Y el futuro de los que trabajamos en remoto es que la parte social sea a través de las gafas. No quiero decir que vayamos a estar enchufados sin salir, pero no es casualidad que las empresas que más fuerte están apostando por la realidad virtual son redes sociales.
Mefisto no ha pisado Meta en su vida, pero trata a diario con los compañeros de Washington. Sentado en la butaca amarilla, bajo el viejo mapa mundi, reflexiona sobre la nueva realidad, una que es tan real como virtual: «Yo estoy en Granada u eso no significa que no sea puntero. El tablero se ha roto». Y así, con el universo en sus manos, confiesa su gran sueño: «Seguir ahondando en el uso de la realidad virtual en la neurología. Conseguir ayudar a los neuropsicólogos y alcanzar una rehabilitación para los ictus mejor, más rápida y accesible». Eso es cambiar la realidad. Las dos.
Luca Mefistófeles regresó a Granada porque el talento ya no entiende de geografía. Quizás por eso mismo, él y unos amigos decidieron crear GR Interactiva, un grupo que pretende aglutinar a todos los profesionales de Granada del sector interactivo: realidad virtual, project mapping, videojuegos, efectos especiales, animación... «Organizamos charlas y demostraciones. Acabamos de empezar, pero las dos últimas citas, en el Liberia, se llenaron al completo –explica–. Lo que no puede ser es que en Granada haya gente con tanto talento y no se conozca». Si le interesa, tiene más información sobre el calendario y las propuestas del grupo en la cuenta de Twitter @GRInteractiva .
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