Marisa Paredes (Madrid, 1946) ha tenido un flechazo con el fotógrafo. «Esto se da o no se da –ríe, divertida–. Te lo digo yo, que me han hecho fotos los más grandes. Los de aquí y los de allí». Este viernes, la actriz de 'Tacones ... lejanos', 'Tras el cristal' y 'El espinazo del diablo', entre otro centenar de títulos, se despertó a las siete de la mañana en la habitación del Hotel Meliá, en Ganivet. «Me he ido a la terraza. Estaba amaneciendo. Y lo primero que he visto ha sido una bandada de pájaros enorme, enfrente de mi ventana, que se perdía en el horizonte. Y he pensado: es Federico, que me saluda. Buenos días, Federico, he dicho. Granada es magia».
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Son cerca de las dos y la luz entra a bocajarro por la ventana. Marisa Paredes, ganadora del Goya de Honor en 2018, planea ir a comer un cocido con su hermana. Este sábado por la noche le entregan el premio Lorca de Honor dentro del Festival de Premios Lorca, en el centro García Lorca. «Mucho Lorca», repite la actriz mientras sigue posando para el fotógrafo. «Esto es lo mío», ríe.
–¿Cómo descubrió que lo suyo era el cine?
–Yo me descubrí como actriz de cine en 'Tras el cristal', de Agustí Villaronga. Luego vinieron Almodóvar, Ripstein, Guillermo del Toro… la verdad es que he tenido grandes amigos.
–¿Con quién se quedó con ganas de trabajar?
–Me quedé con muchas ganas de trabajar con Bernardo Bertolucci, por ejemplo. O con Buñuel, que no le conocí y se fue sin que tuviera la oportunidad de que hiciéramos algo juntos. Me hubiera llevado bien con él, estoy segura.
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–¿Qué le cuenta Granada?
–Granada me cuenta de todo, pero sobre todo me habla de Lorca. Cada rincón, cada puerta, cada calle, cada plaza, cada árbol, cada palmera... Federico no es una ausencia, es una presencia. Cuando hice 'Comedia sin título', con 22 años, en el Teatro María Guerrero de Madrid, yo te juro que vi a Federico. Que lo sentí. Que lo teníamos allí.
–¿Más allá de Lorca, qué le une con nuestra tierra?
–A mí me une a Granada la cultura, el andalusí, el flamenco y Enrique Morente.
–¿Amiga de Enrique Morente?
–Sí, por supuesto. Lo quise y lo amé. Te voy a contar una anécdota: en la capilla ardiente de Fernando Fernández Gómez, Emma Cohen y Juan Diego pusieron a Enrique Morente de música de fondo. La voz de Enrique Morente, su cante, su hondura y su grandeza acompañaron en la despedida de Fernando en el Teatro Español.
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–¿Qué tal los Premios Lorca?
–Estoy feliz porque anoche (el jueves), Iván Centenillo me dedicó 'La estrella', precisamente, de Enrique Morente. Le regalé una rosa y me dijo: «te admiro mucho desde 'Tacones lejanos'». Y le contesté que él era entonces muy pequeño. Y me respondió «no tanto, pero además la película está para la eternidad». Bonito, ¿no?
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–Sí que es usted flamenca.
–Me encanta. Yo nací en la Plaza de Santa Ana y allí se reunían los Vargas, la Terremoto Moreno, el Príncipe Gitano… Y yo estaba con cuatro o cinco años ¡ole, ole! Ay, a mí me hubiera encantado bailar flamenco y cantar.
–¿Y cómo le suena lo de los Goya en Granada?
–Nunca los Goya han tenido un marco tan maravilloso, y mira que han estado en sitios muy bonitos. Amo Granada. Tiene una magia y un poder que, bueno, en Granada está verdaderamente lo que debe ser un país como este, multirracial, lo que somos todos. Por eso el fascismo es mentira, porque no hay sangre limpia.
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–Cuando fue presidenta de la Academia, en 2003, dijo su famoso 'No a la guerra'. Lo mismo sigue haciendo falta.
–Pues sí... El domingo hay una manifestación contra la guerra en toda España y pienso ir. Espero que sea multitudinaria porque esto es una vergüenza para el ser humano. Sí, alguien debería repetir el 'No a la guerra' en los Goya de Granada. Yo no soy la presidenta este año, si lo fuera desde luego que lo diría.
–La gala tiene dos presentadoras por primera vez: Maribel Verdú y Leonor Watling.
–Las dos son fantásticas actrices y bellísimas. Dos mujeres hechas y derechas. Tiene mucho sentido puesto que estamos en un momento en que parece que se empieza a hacer casito a la mujer. Empezamos a ser reconocidas como lo que somos: la mitad de la humanidad.
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–El feminismo.
–El único carné que yo he tenido es el del feminismo. Soy feminista desde que nací. El feminismo es la cosa más importante que ha pasado en los últimos años a nivel político y social porque es lo que de verdad pone el acento y consigue, luchando día tras día, demostrar que la mujer necesita por lo menos la igualdad. No ser ni mejor ni peor:la igualdad.
–Recibe usted este sábado el Premio Lorca de Honor.
–Lorca siempre es un honor, pero que nadie le diga más lo de cabezón, que no me gusta… Sea como sea, he decidido que ya está bien de recibir premios. Me quiero quedar con el Lorca como el último premio de mi vida.
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–¿Y si la nominan a un Goya?
–Eso sí (ríe). Por una película, sí. Me refiero a premios a la carrera…
–Le queda mucha carrera.
–Sí, tengo mucha suerte. Hay personajes estupendos que a esta edad, además, sabes muy bien cómo hacerlos. El tiempo te va dando y quitando mucho. Y lo que te deja sobre todo es vida. Y esa vida para un actor es fundamental.
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