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Paseo por 14 lugares de Granada que una vez fueron un cine. JAVIER MARTÍN

Esto fue un cine: 14 lugares de Granada grabados en nuestra memoria

Recorremos lugares de Granada que fueron cines, hoy convertidos en supermercados, tiendas, cafeterías, edificios de viviendas o centros de día, como en el Albaicín. «Aquí veíamos las del Oeste, Lola Flores, Joselito... las de la época»

Lunes, 27 de enero 2025, 00:12

Las fichas del dominó estallan como disparos al mediodía bajo el reloj de la torre. ¡PAM! «Aquí veíamos las del Oeste, Lola Flores, Joselito...», dice Domingo, colocando un seis doble sobre la mesa. «Eran las de la época, y nos gustaban mucho», añade Paco, que tiene que pasar turno. «Pero todas las películas empezaban igual. ¿Os acordáis?», pregunta Pepe antes de tararear una musiquilla que hace que todos rían. «¡El Nodo!».

Es una mañana tranquila en el Centro de Mayores del Albaicín, en la Plaza Aliatar. Detrás de la partida de los amigos, hay una televisión colgada en la pared. «Justo ahí estaba la pantalla del cine, el Cine Albayzín, y aquí mismo las butacas –recuerda Jorge, golpeando su silla–. La puerta era muy grande y en verano la dejaban medio abierta y los niños nos asomábamos para ver media pantalla». Los miércoles había dos por uno y cuando llegaba el camión con las cáscaras de almendras, para la calefacción, los chaveas rebuscaban a ver si se podían comer alguna. «La taquillera era la Paca, la dueña del Bar Los Caracoles. Y la María y la Rosario vendían pipas y manís en la puerta...».

Paco, Domingo, Ángel, Pepe y Jorge, en el Centro de Mayores del Albaicín, que fue un cine.

Hubo un tiempo en que había cines en todos los barrios de Granada. Algunos todavía se recuerdan con facilidad, como el Vergeles, en el Zaidín. «La última que vi fue 'Guardianes de la Galaxia'. La siguiente vez que vine aquí, un año después, fue para trabajar en el supermercado», cuenta Adrián, uno de los dependientes del Aldi de la calle Palencia, esquina con Camino de la Zubia. Pero hay otros cines, la mayoría, que sería imposible recordar sin la memoria de nuestros mayores. El edificio Cervantes, por ejemplo, en la Plaza del Campillo, cuesta creer que fuera un cine. «¡Kit Carson! ¡Aquí venía a ver las de Kit Carson! ¡Me encantaban!», exclama Antonio, que cruza la plaza a toda velocidad. Elena, una de las vecinas del bloque de viviendas, señala los molinos que decoran la cristalera de la entrada: «Son un guiño a Cervantes, al escritor, porque, por lo visto, antes de ser cine esto ya era un teatro muy famoso».

Fernando toma un café en el Alameda, frente al Cervantes. «Yo era un crío cuando hicieron el edificio y claro que me acuerdo del cine, sobre todo del gallinero». Con el último sorbo de la taza, Fernando explica a su cuidadora, sorprendida al saber que eso era un cine, que antes había salas por todas partes. Le habla de la Sala Príncipe y del Teatro Alhambra, en Realejo; del Regio, al lado del ayuntamiento; del Astoria, en Caleta; del Granada 10, en Cárcel Baja; y del Aliatar, en Recogidas, que aunque ahora sea una discoteca con tiendas, sigue guardando su aspecto original. ¿Se acuerdan de la sala que tenía una columna en mitad de las filas?

El edificio Cervantes, en la Plaza del Campillo. JAVIER MARTÍN

Juan va camino del médico, que tiene cita y llega tarde. Al pasar por la puerta de la Asociación de jazz Ool Ya Koo, en Almona del Boquerón, se frena unos segundos para revivir la película. «¡El Gran Vía! Claro que sí, estaba aquí, era un cine muy grande. La de películas de vaqueros que vimos…». Muy cerca de allí, en el número 26 de Gran Vía, hay un bloque de pisos cuya portería de madera bien podría ser la taquilla del cine. «Esto era el Colón», indica María Luisa, vecina. «Y allí enfrente –prosigue– el Olympia».

El Coliseo Olympia era uno de los grandes, con sus enormes columnas de mármol, su deslumbrante escalinata y sus butacas de terciopelo rojo. «Esta cafetería la fundó mi padre, cuando se tiró el cine», recuerda Noelia, una de las seis hermanas que continúan con el negocio. En el salón del local hay una foto antigua, de cuando se proyectaba 'El Padrecito', de Cantinflas. «Mi padre contaba que cuando era niño se colaba en el cine para ver las películas de Cantinflas. Por eso le tenemos tanto cariño a esta foto».

Noelia muestra la fotografía del Olympia, cuando proyectaban la película de Cantinflas. Ahora es una cafetería. JAVIER MARTÍN

En mitad de Puentezuelas, Alberto abre las puertas de Linde, una tienda de artículos de decoración, mobiliario y regalos. «Esto era el Cine Goya, que estuvo más años cerrado que abierto, hasta que llegamos nosotros». Aunque duda, cree que de pequeño vio aquí alguna película de 'Herbie', el Volkswagen Escarabajo de Disney que tenía sentimientos.

En el cruce entre Recogidas y Pedro Antonio de Alarcón, los hermanos Celia y José Antonio, que rondan los 80 años, echan la vista atrás. «Sobre el banco Sabadell estaba el Capitol», dice él. «A mí me decían que me parecía a Romy Schneider en 'Sissi Emperatriz'… Yo tenía 16 años», sonríe ella.

«¿Aquí?¿Un cine?»

En esta esquina, entre las calles Julio Moreno Dávila y Fray Juan Sánchez Cotán, hubo un cine de verano. JAVIER MARTÍN

En Zona Norte nadie se cree que allí hubiera un cine. «¿Aquí? ¿Un cine? Qué va», responde una mujer en la esquina entre las calle Julio Moreno Dávila y Fray Juan Sánchez Cotán. «Pero vamos a preguntarle a Pepe». Pepe se acerca lamentando que se ha quedado sin ascensor porque se ha ido la luz otra vez. «Si alguien sabe si hubo un cine aquí, es Pedro», afirma. Pedro es el dueño de la cafetería Quesada, repleta de parroquianos que escuchan con gusto su relato. «Claro que sí. Era un cine de verano que estaba en la explanada del huerto. Yo me subía a la terraza del bloque que hay enfrente para ver las películas desde allí… Me acuerdo de las de Bud Spencer y Terence Hill. ¡Qué buenas!».

¡PAM! Las fichas del dominó caen una detrás de otra. Ángel entra en el centro de mayores del Albaicín y observa la partida. «Yo estaba dentro el día que se quemó el cine. Ponían 'Tarzán' y la pantalla ardió. Qué viejos somos...», resopla. Jorge, sin quitar los ojos de la mesa, termina: «Más que el cine».

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