![El coro que le abrió las puertas de Granada a Alejandro Sanz](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/2025/02/10/culturas-coro-sanz-kdxG-U2308144273910fC-1200x840@Ideal.jpeg)
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«Yo quise subir al cielo para ver». Las voces, elevadas por las cuerdas de los violines, interrumpen los aplausos en el Palacio de Congresos de Granada. Son las 22.50 horas del sábado y el público se queda quieto. Congelado. Esa sensación de cuando intuyes una estrella fugaz en el cielo y no quieres parpadear por si se esfuma. «Y bajar hasta el infierno para comprender». Con la segunda frase, el coro y la orquesta erizan el vello de cuatro millones de almas. La música sube. «Dentro de ti, dentro de ti, dentro de mí...». Las luces enfocan al centro del escenario y aparece él, Alejandro Sanz, con una guitarra y media sonrisa: «Abre la puerta, niña, que el día va a comenzar...».
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Laura Velasco
«¡Maestro, que te vimos en la tele!». Los alumnos del IES Juan XXIII del Zaidín alucinaron cuando su profesor, Nacho Rodrigo, apareció en la gala de los Goya. «¿A mí?». Rodrigo es el director del Coro Manuel de Falla de la Universidad de Granada, y se pasó la semana pasada con una cremallera en la boca. «Era usted, estamos seguros, no disimule. ¡Con Alejandro Sanz!». Sí, era él. El lunes pasado, cuando la Academia de Cine anunció que el Coro y la Orquesta de la UGR participarían en la gala, los compañeros de claustro empezaron a preguntarle. «Me decían: qué callado te lo tenías -ríe Nacho, en los pasillos del colegio-. No me sacaron palabra, entre otras cosas por que no supimos con quién íbamos a actuar ni qué íbamos a cantar hasta dos días antes».
Han sido dos semanas tremendas. El 1 de febrero, el coro y la orquesta ofrecieron un concierto maravilloso de melodías del cine español, en el Isabel la Católica. Y el pasado sábado, los Goya. «Nos lo propusieron diez antes de la gala. Nos dijeron que no nos preocupáramos, que era un tema muy sencillo... cuando el miércoles nos enteramos de que era 'Abre la puerta' de Triana, con Alejandro Sanz, descubrimos que no era tan sencilla». El trabajo fue intenso. Muy intenso. Primero tuvieron que seleccionar a los 18 miembros del coro que participarían. «En total somos 25, pero lo cierto es que fuimos todos los que podíamos ir, no se quedó nadie fuera -explica Rodrigo-. Fue peor en la orquesta, que solo seleccionaron a siete cuerdas de una orquesta de cincuenta personas».
El miércoles ensayaron solos, una y otra vez, para llegar bien preparados a la cita del viernes. «Desde las cuatro de la tarde, disponibilidad absoluta. Fue el ensayo con Alejandro Sanz y su equipo. Y fue un trabajo maravilloso». Rodrigo cuenta que lo primero que hizo Sanz al subir al escenario fue acercarse al coro a saludarles uno a uno y a felicitarles por lo bien que sonaban. A lo largo de hora y media repasaron el tema de Triana varias veces y, en cada pausa para hacer reajustes, los del coro charlaban con Sanz y se tomaban fotos. «Hubo muy buen 'feeling'. Nos contaba cosas, historias, fue muy agradable».
El día de la gala, el coro y la orquesta de la UGR estaban citados a las cuatro de la tarde. Maquillaje, vestuario, pruebas acústicas, catering... «Había cientos de personas trabajando dentro del Palacio, todos muy bien coordinados. A nosotros nos coordinaba Jordina, que fue fantástica, siempre atenta, llevándonos de un sitio a otro». En esas horas, pudieron ver a Maribel Verdú y Leonor Watling, Luis Tosar o el propio Miguel Ríos, con el que han actuado en otras ocasiones. Además, compartieron camerino con los bailarines de Rigoberta Bandini.
«Fueron muchas horas de espera, pero siempre estábamos haciendo algo. Se nos pasó muy rápido». Antes de la actuación, Rodrigo y los suyos pudieron ver desde el backstage a invitados y premiados. «Impresionaba ver las lágrimas fuera del escenario de personas que admiras como artistas. Cruzarte con Aitana Sánchez-Gijón, maravillosa. O Jorge Drexler con C. Tangana... Los más chicos del coro no se podían creer que estaban viviendo esto. Fue una experiencia inolvidable». Y eso que todavía quedaba el plato fuerte: la actuación.
«Yo quise subir al cielo para ver». A las 22.50 horas, los 18 miembros del coro y las 7 cuerdas de la orquesta aparecieron en el escenario del Palacio. «Salió muy bien. Nos felicitaron mucho, creo que los chicos estuvieron a un nivel excepcional», reflexiona Rodrigo. Y sigue: «Todos sabíamos donde debíamos estar y no hubo imprevistos. Cantar el temazo de Triana fue una suerte y Alejandro lo defendió muy bien, con una guitarra flamenca espectacular. Cuando acabó la actuación, en los camerinos, los móviles echaban humo. Fue un subidón».
A partir de ahí, tocó relajarse. Algunos se fueron a dar un paseo por el Palacio de Congresos y otros, la mayoría, se metieron en la sala García Lorca para ver el resto de la gala en directo. «Pero lo mejor de los Goya fue la fiesta de después -ríe Rodrigo-. Qué bien lo pasamos con Lagartija Nick y Carlos Areces pinchando... y vimos a muchos famosos. Allí estuvimos dándolo todo hasta las siete de la mañana... Todavía tengo resaca, emocional y no emocional», termina el director del coro, sonriente.
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Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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