El día que Granada volvió al cine «por primera vez»

Dos niños corren sobre la moqueta como astronautas en la Luna. Mueven el aire con las manos bien abiertas y, a su paso, dejan una estela que huele a palomitas. Por fin, aterrizan en el suelo y, de rodillas, se quedan mirando la cartelera. «Me pido a Godzilla», dice uno. «No, me toca a mí Godzilla», responde el otro. «Seremos dos Godzillas y papá será King Kong», y entonces vuelan otra vez fuera, a la zona de los bares, hasta chocar con las piernas de un gorila gigante que bebe a sorbos un café con leche. Si los pósters de la vitrina fueran como las figuras de 'Noche en el museo' o los juguetes de 'Toy Story', ahora se mirarían unos a otros y susurrarían con una ingenua sonrisa en la cara: «Han vuelto».

El domingo 10 de enero, los títulos de crédito no querían terminar. Sabían que era la última sesión de Granada, hasta nueva orden. Una orden que ha tardado dos meses y medio en llegar –olas, terremotos y temporales mediante–. A las 15.20 horas, en las taquillas del Kinepolis de Pulianas, no hay nadie. Reina un zumbido silencioso que, de repente, se interrumpe por completo: «¡Alejandro!», grita una madre. «Alejandro, ¡¿dónde estás!?», insiste, cabreada. La mujer, Bea, camina mirando donde pisa, como Indiana Jones en aquel templo maldito. «¡Bu!» Alejandro, agazapado detrás de una máquina de venta de entradas, salta detrás de su madre y le da un repullo que le deja sin aire. Luego, ambos recorren arriba y abajo la fila de las taquillas, sin saber muy bien qué hacer. Por fin, a las 15.30 horas, aparece Jesús, el taquillero, y les vende dos entradas para 'Godzilla vs Kong'.

–¿Qué se siente al volver al cine después de tanto tiempo?

–Yo es que es la primera vez que vengo –responde Bea.

–Claro, es que han abierto hoy después de dos meses.

–No, no. Que digo que es la primera vez que vengo al cine. No había venido antes. Vengo más que nada por el niño, para que vea los monos, que le gustan.

Óscar y Julia han comido en una terraza del centro comercial y ahora van a ver una peli, «como antiguamente», bromean. Ella repasa algunos de los títulos y los horarios que se proyectan hoy: 'Libertad', 'Inmune', 'Monster Hunter', 'Pequeños Detalles', 'Historia de mi familia', 'El padre'... Irónicamente, todas podrían ser el título de una película sobre el coronavirus. «La de la familia, que es la favorita a los Oscar, ¿vale?», propone ella. «¿De Godzilla no hablamos?», responde él. «Otro día eliges tú».

Víctor y sus hijos sí que van a ver Godzilla. «Hemos venido a retomar, es un respiro a lo que estamos viviendo». Conforme la taquilla se anima, Bibiana, responsable de la tienda del cine, corre la enorme cortina como Charlie el día que invitó a los niños a su fábrica de chocolate. «Estoy nerviosilla, la verdad –dice–, como si fuera la primera vez. Son dos meses y medio sin abrir las cortinas y hay un poco de expectación –mira a ambos lados y sonríe– ¡Hay gentecilla!». El hilo musical arranca por donde lo dejó y Jesús, el taquillero, da todas las explicaciones que le piden: «No tendrá a nadie ni a izquierda ni a derecha ni delante ni detrás; es una medida de seguridad».

Josué viene con sus padres a ver «la de Godzilla, por supuesto». Su madre, además, asegura que ellos vendrán «mientras el cine esté abierto». «Pensamos que esto es muy seguro y somos muy cinéfilos. No es lo mismo verlo en casa que en una pantalla grande», zanja el padre. Candela y Erica, de siete y cuatro años, miran la cartelera con asombro. «¡Queremos ver 'Tom y Jerry'!», piden. Álvaro, como ellas, también tiene muchas ganas de entrar, pero no es el plan para hoy: «Hemos comido en el Burger y vamos a elegir película para otro día de Semana Santa, que hoy ya llevan un día completito», explica Luis, el padre. «Vinimos en Navidad y fue perfecto –sigue–. Estamos encantados de volver».

La primera sesión no tiene mucha gente, pero a las seis de la tarde las salas están bastante llenas. Y luego hay gente como Carlos Antonio, que llevaba sin venir al cine desde marzo del año pasado y hoy se va a desquitar por completo: «Voy a empezar viendo Godzilla a las cuatro y, cuando acabe, voy directo a 'Monster Hunter'. Doble sesión de monstruos, que ya tocaba». Una ocasión tan especial merecía un buen cubo de palomitas que, ahora, vienen ya preparados y cubiertos con una tapa de cartón.

Gabriela y Carmen, madre e hija, salen corriendo del baño en dirección a su sala. Carmen, de nueve años, tiene «muchísimas ganas de ver la película». No venía desde 'Zapatitos Rojos' y se muere de ganas de ver a Tom y a Jerry en la gran pantalla. «¡Por fin!», grita emocionada, antes de salir corriendo otra vez en busca de sus butacas.

Son las cuatro de la tarde y la sesión va a empezar. La luz se apaga y algunas mascarillas empiezan a bajar, para poder tomar las palomitas a gusto. Los espectadores parecen barcos escondidos en una partida de 'Hundir la flota' pero, después de casi tres meses, la pantalla refleja una pequeña sonrisa. Empieza la película y, fuera, otros deciden qué van a ver, como Manuel y Lourdes, parados frente al cartel de 'Inmune' igual que un turista analizando Las Meninas. «Como abrían hoy hemos venido a elegir película para otro día. Hemos visto esta, que parece de actualidad –dice Manuel, levantando las cejas–. ¿Ganas? Sí, la verdad es que sí. Es una cosa que entretiene y es otra salida más, forma parte de nosotros, igual que la hostelería y la restauración. Echábamos de menos el cine».

Antonio le confirma a su hijo que van a ver Godzilla, que es la que los dos querían ver. Le explica que en el cine la verán mejor que en casa, como en los meses de confinamiento, cuando arrasaron con todo lo que había en las plataformas digitales. «Pero, papá –pregunta intrigado el niño–, ¿por qué no esperamos a que la pongan en la tele?». El padre, derrumbado, vuelve a empezar. «Verás como es mejor...».