Era un niño y mi padre, profesor de Historia del Arte, nos explicaba la Alhambra. Antes de llegar a la Puerta de la Justicia, en mitad del bosque, nos paró a todos y pidió que guardáramos silencio. Escuchad, dijo, es el agua. Esta es la ... casa del agua. Luego, bajo la llave y la mano, nos contó lo del fin del mundo y nos invitó a acariciar la pared de la entrada así, igual que él, como si fuera el lomo de un perro perdido. Esta piedra es la misma piedra que tocaron otros antes, nos dijo. La misma hermosa piedra que un día tocó Federico, el mismo Federico que un día escribió que «el teatro es poesía que sale del libro para hacerse humana». Lo mismo que pensé yo al terminar 'Los constructores de la Alhambra', que era la poesía que sale de la piedra para hacerse nuestra.
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El documental de Isabel Fernández es un prodigioso ejercicio de sinestesia. Un viaje en el tiempo que mezcla en un único plano el presente, el pasado y el futuro. Un canto a lo inútil, a lo bello y a lo que realmente nos sobrevivirá. Una invitación genuina a un palacio que deja, sin duda, huella en el universo. «Nuestras obras son sublimes. Nuestras almas, solo humanas», anuncia Ibn al-Jatib -el de las dos vidas, el hombre que escribe por la noche junto a la ventana- al comienzo de la cinta. «Así debemos juzgar esta historia».
'Los constructores de la Alhambra' relata el proceso y la vida que rodeó al monumento durante creación de Comares y Leones, a la sombra de los sultanes Yusuf I y Muhammad V. Y lo hace forjando un paralelismo, un vínculo directo e infinito, entre los constructores de entonces y los de ahora: restauradores, estudiosos, expertos... Cuenta la construcción de una Alhambra que no existe desde una Alhambra que sí, tejiendo un momento eterno en el que todos somos fantasmas del otro.
El pasado, la ficción, corre a cuenta de Amr Waked ('La pesca del salmón en Yemen', 'Syriana', Wonder Woman 1984'), que interpreta a un Ibn al-Jatib de una hondura formidable. Y el presente, la realidad, se reparte entre los mayores expertos vivos de la Alhambra: Adela Fábregas, Julia María Carabaza, Antonio Malpica, Rafael Pérez Gómez, Antonio Orihuela, Jesús Bermúdez, Elena Correa... Aunque es José Miguel Puerta Vílchez, arabista y profesor de la UGR, el que da la clave sobre la que se escribe la película: «La Alhambra es la fortaleza de las palabras. El único palacio-poema del mundo».
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Y así, como los poemas que sustentan los muros de la Alhambra, 'Los constructores' funciona por el guion de Margarita Melgar, seudónimo de Montse Ganges y Ana Sanz-Magallón. Un texto brillante que Isabel Fernández eleva tras la cámara en una película que es, al tiempo, una visita imposible a la Alhambra y un despliegue sensorial, especialmente para nosotros, los granadinos. Rediós, es que reconozco hasta el canto de los pájaros.
«Hagamos que el mundo no lo olvide nunca», dice Yusuf I. Siete siglos después, siempre hay alguien tocando la piedra de la Alhambra. Ibn al-Jatib, Federico y un profesor de Historia del Arte. Todos a la vez, todos en el mismo tiempo: el tiempo de la Alhambra.
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(Posdata. Una película que en los créditos añade un agradecimiento a la Heladería Los Italianos tiene que ser buena. Y esta es buena. De Goya).
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