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Rama y Paco Olmos, los hermanos acróbatas, realizan espectaculares saltos sobre la báscula. PEPE MARÍN

Del Circo del Sol a Granada, con todos ustedes, ¡los asombrosos hermanos Olmos!

Rafa dejó el mayor espectáculo de circo del mundo para montar su propia compañía aquí, en Granada, donde ya entrena a diario con su nuevo equipo

Domingo, 29 de noviembre 2020, 01:04

Aquí cabría una jirafa, así, con el cuello bien estiradito. Desde allí arriba le bastaría un lento parpadeo para recorrer de un vistazo todo el interior del Polideportivo de Dílar. La jirafa vería un pabellón vacío, en un silencio apenas roto por los pasos de tres minúsculos seres humanos. Las criaturas, que se mueven con la disciplina de unas hormigas, colocan un extraño aparato parecido al tablón de un barco pirata y, a su alrededor, un puñado de colchonetas que harán de mar. «Pues ya estaría», dice uno de los diminutos trabajadores, al tiempo que da una sonora palmada y se coloca en uno de los extremos de la tabla. Otro pequeño humano sube al lado contrario y, al momento, empiezan a saltar. Cada salto es un cañonazo: «¡PUM!», resuena una y otra vez. De haber una jirafa aquí, con el cuello bien estiradito, tendría que mirar hacia arriba para ver a Rafa y a Paco volar sobre su cabeza.

¡Asombroso!
Imagen - ¡Asombroso!

Lo bonito de saltar, decíamos, es que al pisar el suelo todo ha cambiado. Para alguien que consiguió saltar de los jardines del Neptuno hasta Las Vegas, al escenario del Circo del Sol, ¡el mayor espectáculo circense del mundo!, sólo hay un salto más difícil aún: regresar. Rafa Olmos (Granada, 1996) fue, hasta el verano de 2019, uno de los acróbatas de la famosa compañía canadiense. Y, donde otros verían una cima, él vio un trampolín: «Lo dejé porque estaba aburrido de hacer siempre lo mismo. Quería crecer con algo propio, algo que creáramos nosotros», explica conforme señala a Paco (Granada, 1999), su hermano.

Cuando a Rafa le ficharon en el Circo del Sol, dejó un hueco en su compañía, en Barcelona. «¿Por qué no te vienes aquí y me sustituyes?», propuso Rafa a Paco, que por aquel entonces ya empezaba en esto de las artes circenses. «¡Y lo hice! –sigue Paco, muy sonriente– Me fui a Barcelona y estuve allí dos años viviendo y entrenando. Conforme él volvió del Circo del Sol hicimos nuestro grupo». Ese grupo es 'Arte Algo', la compañía de los asombrosos hermanos Olmos, capaces de volar a ocho metros de altura. «En España sólo hay otras dos compañías que puedan hacer nuestra especialidad: el espectáculo con báscula».

Imagen. Una sesión de entrenamiento.

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Imagen. Una sesión de entrenamiento. PEPE MARÍN

200 kilos

Lo de la báscula es tan sencillo de explicar que puede parecer fácil. No lo es. Pero ni de cerca. Es una pasada. El aparato en sí pesa 200 kilos y está compuesto por una tabla y una estructura que le permite balancear. «Se llama la báscula –explica Rafa–. Sube y baja y nosotros saltamos, uno en cada lado, de manera que el peso de uno hace volar al otro. Cogemos una altura de siete u ocho metros. Y allí arriba hacemos acrobacias».

La báscula.
Imagen - La báscula.

En septiembre de 2019, los hermanos de 'Arte Algo' montaron un espectáculo de seis minutos que tardó un chasquido en encontrar espacio. Les contrataron para hacer una gira por España con 'Circlassica', un show dirigido por Emilio Aragón en el que funambulistas, trapecistas y malabaristas trasladan al espectador al mágico mundo de Nim y Margo: el circo. «Y todo fue genial hasta marzo, que llegó la pandemia y la gira se paró», recuerda Rafa. En la gira conocieron a Marcella Collares (Río de Janeiro, 1996), una acróbata espectacular que también tenía ganas de crear algo propio. «Y se unió al grupo. Fue la tercera. Y todavía nos queda el cuarto, aquél de allí, Carlos. ¿Carlos, puedes venir?».

Carlos Salmerón (Granada, 1993) está tumbado boca arriba sobre una colchoneta, con los brazos en tensión, sosteniendo en el aire a Paco, con los pies apuntando al techo. «Perdona, que estaba calentando», dice. Carlos conoció a los hermanos Olmos hace años, cuando los tres daban sus primeras volteretas en el club Acróbatos, en Granada. «Allí empecé a hacer gimnasia acrobática y luego a competir hasta que hace pocos años me dio por el circo». Carlos estaba contratado en el imponente circo acuático de 'The House of Dancing Water', en Macao, China. Pero, otra vez, llegó la pandemia. «Me vine a Granada por el virus. Aquí nos juntamos, me comentaron la idea que tenían y me pareció un proyecto muy bonito. Así que me quedé».

A la espera de que Marcella pueda viajar a Granada, la compañía quedaría así: cuatro acróbatas en busca de un espectáculo propio, único y especial. «Queremos pasar de hacer un espectáculo de cinco o seis minutos para que otras empresas más grandes nos contraten, a ser nosotros la empresa grande y que entre los cuatro podamos hacer un espectáculo completo de entre 45 minutos y una hora», apunta Rafa.

Y en eso están, diseñando un show para el que entrenan todos los días durante más de cuatro agotadoras horas. Entrenar es un primer paso importantísimo, ya que no es nada fácil encontrar un lugar donde dar saltos de siete metros sin chocarse con el techo. «Tenemos que agradecer al Ayuntamiento de Dílar y al Club Titanes que nos haya cedido este espacio. Es una maravilla».

Rafa, Carlos y Paco. P. M.

Lo siguiente

«¡PUM!», Paco cae en picado, golpeando con fuerza la tabla y lanzando por los aires a su hermano. «Next», dice Rafa cuando está en la cresta del salto, con una tranquilidad pasmosa, como si envidara a grandes en el mus con cuatro cerdos en la mano. «Next» es la palabra que usan para avisar al otro de que van a hacer una acrobacia en el siguiente salto; una señal, como cuando Luke Skywalker miró a R2D2 en 'El Retorno del Jedi', también al filo de una tabla, para indicar al droide que le lanzara el sable láser. «¡PUM!» y Rafa vuela disparado con una telaraña invisible que le convierte en una suerte de Spider-Man capaz de doblegar su cuerpo a una postura tan alucinante como imposible.

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¿Qué se siente, Rafa?

–A veces miedo, a veces confort. Me encanta estar en el aire volando. Con algunas acrobacias que no tienes tan dominadas sientes respeto. Pero cuando tienes algo muy dominado da gusto sentirse volar.

¿Y cómo se cae desde tan alto?

–Parece mucho impacto, pero al tener a la otra persona al otro lado de la báscula, el recorrido que hace la tabla amortigua todo tu peso. Es una sensación mágica.

Rafa, Paco, Carlos y Marcella tienen un plan que ya sobrevuela empresas, escuelas y espacios de circo. Buscan brazos y manos que les ayuden a arrancar: «Cualquier apoyo es bueno, ya sea como inversión, para que no sea todo de nuestro bolsillo, o con material, instalaciones y ayuda artística», enumera el mayor de los Olmos. Ellos tienen un compromiso y lo piensan mantener. Y también tienen un sueño. Un sueño más grande. Un salto más grande: «Mi sueño –termina Rafa– es que de estos cuatro empecemos a crecer y a hacerlo más y más grande hasta que podamos tener nuestra propia carpa de circo, ¡nuestro gran espectáculo!, y podamos movernos por todo el mundo. Nuestra compañía». La compañía del chaval que saltó de los jardines del Neptuno al mayor circo del mundo para, después, despegar más allá del Sol. A Granada, concretamente. «¡Next!».

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