José Vicente Pascual, escritor, con la portada de su libro. IDEAL
Entrevista con José Vicente Pascual, escritor

«La conciencia es una anomalía que nos impidió completar el proceso evolutivo»

El autor, tan vinculado a Granada, ha publicado su nueva novela 'El alma en la piedra' en torno a la vida de un clan en el Paleolítico cantábrico

Miércoles, 22 de abril 2020, 02:41

José Vicente Pascual es un autor clave en la literatura española reciente. Aunque reside en Tenerife en la actualidad, su relación con Granada no merma y siempre que puede aparece por la ciudad. Ahora ha tenido que aplazar la presentación de 'El alma en ... la piedra' (Pamies), su más reciente novela. Un texto que retrotrae al lector al Paleolítico y que muestra impresionantes concomitancias con la situación actual provocada por la pandemia. Las principales librerías digitales la tienen ya, y las físicas la tendrán en cuanto vuelvan a abrir

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Parece que este fuera el mejor momento para un libro así.

–No sé si es el mejor momento, pero es un buen momento para replantear muchos aspectos de nuestro entorno vivencial. Entendíamos el mundo como algo acabado, listo para ser disfrutado, y cuando la naturaleza ha creado este desastre, nos ha demostrado que la incertidumbre nunca va a abandonar nuestras vidas.

¿Cuál es la diferencia entre el Paleolítico y ahora, a este nivel?

–Que en el Paleolítico la raza humana vivía en un estado de alerta permanente, al que hoy nos hemos sustraído gracias al progreso y la sociedad del bienestar. Y no pensamos que habrá virus, catástrofes naturales, ni recordamos que la condición humana es bastante inestable.

¿Cuál fue la génesis de 'El alma en la piedra'?

–Comencé con el libro en agosto de 2018 y trabajé un año de forma continuada en él. Desde septiembre de 2019 entré en la fase de revisión, retoques y preparación para la publicación.

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Hay dos citas al principio del libro, de Harari y Sagan.

–La de Sagan, «Me gustaría saber qué es lo cierto. No me gusta no saber», es una de las ideas centrales que se manejan en la novela:la impotencia que ha tenido el ser humano para saber sobre sí mismo. Esa inmensa curiosidad ya se manifiesta en periodos tan lejanos como el Paleolítico. Queremos conocer por qué estamos aquí, sin que haya ninguna respuesta concluyente o plausible, más allá de las explicaciones mágico-religiosas de siempre. La ciencia puede dar muchas explicaciones, pero nunca va a dar respuesta al sentido de la existencia.

La de Harari habla del valor enorme de la ficción.

–Así es. La ficción es un factor de progreso humano. Organizar una sociedad requiere la utilización de conceptos abstractos. Sin la capacidad del ser humano para hacer ficción, no habría desarrollo. Antes, los billetes españoles ponían «El Banco de España pagará al portador», se supone que en oro, pero si tú te presentabas en una ventanilla del Banco de España con un billete de 10.000 pesetas, eras consciente de que no te iban a dar 10.000 pesetas en oro. Los grandes mitos fundacionales de la Humanidad son imprescindibles para organizarla:el paraíso perdido, la investidura divina de los reyes, Caín y Abel, el diluvio en la saga de Gilgamesh y la Biblia, los mitos homéricos… En función de esas abstracciones, hemos progresado como sociedad.

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–¿Cree que esta crisis nos revelará cómo somos en realidad?

De momento, saca al urbanita civilizado y cívico que llevamos dentro. Si las cosas se ponen duras, al final acabaremos sacando al ser humano primitivo que llevamos dentro. El 'sálvese quien pueda, primero para mí y luego para los demás'. Lo presencié en directo porque el inicio de la crisis me halló en una zona muy turística, en Altea. He visto a la gente en los supermercados acaparando de forma bestial. Si esto se prolonga, acabaremos sacando al hombre primitivo. Biológicamente, es nuestra obligación, velar por nuestra familia.

¿Nos hemos convertido en oseznos metidos en la cueva de la televisión y su realidad paralela, hibernando criterio y mente?

–Básicamente, de eso se trata. Como buenos ciudadanos que somos el 99%, lo estamos haciendo. Nos comportamos como oseznos, y hay mucha propaganda gazmoña. Para que las cosas las entendamos hay que hacerlas simples. Así, todos seremos oseznos obedientes de 'Mamá Estado'.

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La historia

¿Por qué contar esta historia en este momento?

–Siempre estoy contando la misma historia. Es el mismo argumento que 'Isla de lobos' o de 'Interregno'. En el fondo siempre hablo de las cosas que me inquietan y me estimulan, como la existencia de la conciencia humana, que nos impide acabar nuestro proceso evolutivo. Esa anomalía extraña y pintoresca que nos ha colocado en la cúspide de la pirámide de la existencia, sin ser los más listos ni los más fuertes. Me interrogo sobre estos temas:el sentido de pertenencia a la historia, el ejercicio del poder, los mitos fundamentales… Es el mismo proceso mental del protagonista, un pintor de cavernas en el Paleolítico.

Muestra una peculiar relación entre osos y hombres.

–Es la lucha por la hegemonía entre osos y hombres. Ambas especies nos parecemos mucho. Los osos son omnívoros como nosotros, y se retiran a sus cuarteles de invierno cuando hace frío, como hacían aquellos hombres. Tienen muy buena memoria, son plantígrados, son muy buenos cazadores, comen raíces, bayas y panales de miel. Son seres poderosos y muy inteligentes. Es normal que lucharan entre ellos por la hegemonía en su entorno.

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¿Qué le ha enseñado este tiempo tan convulso?

–Una nueva forma de lanzar un libro. Esta novela debería haber estado en las librerías el pasado 23 de marzo. De acuerdo con la editorial, llevamos 15 días buscando la forma de hacerla llegar a los lectores, lo que me ha provocado un cierto desasosiego porque estamos intentando minimizar los daños. Estoy viviendo cómo uno no acaba de escribir una novela cuando pone el punto final. Las circunstancias te obligan a seguir luchando por ella mucho tiempo. A pesar de todo, esta situación es estimulante, porque la acepto como un reto, y siempre me han gustado los retos. Ya tocará presentar 'El alma de la piedra' como siempre en Granada,

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