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José Antonio Muñoz
Granada
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 00:53
Sean Connery (1930–2020)fue sin duda un gran amante del sur de España. Tuvo casa en Marbella durante muchos años y fue uno de los miembros más conspicuos de la 'jet set' durante años. Lo que quizá no sepan es que, ahora que se ... cumplen dos años de su muerte, su carrera cinematográfica comenzó prácticamente en Granada. Cuando contaba 27 años, hace 65, la provincia fue el escenario principal del rodaje de la película 'Action of the tiger', conocida como 'La frontera del terror'. Concretamente, el entorno de Guadix, Sierra Nevada, La Calahorra y Almuñécar –la playa del Tesorillo, sobre todo– sirvieron como marco natural para algunas de las escenas de este film, donde Sean Connery exhibe maneras, pero se muestra aún muy lejos del actor que, apenas cinco años después, se pondría el esmoquin para presentarse con su característica frase: «Bond, James Bond» en la primera de las películas de la serie del espía más famoso del cine. De hecho, aquí es un marinero borracho, que en un momento determinado intenta pasarse de la raya con la protagonista, siendo repelido por el héroe, Van Johnson.
Sin embargo, hay una conexión muy directa entre 'La frontera del terror', y James Bond: su director, Terence Young. En la película rodada en Granada, fue el británico quien estuvo tras la cámara, y aunque el actor nunca tuvo en gran estima este título, sí que le sirvió para entrar en el ojo del director, quien al serle propuesto el nombre del escocés para protagonizar la saga literaria creada por Ian Fleming, no puso pega alguna. De hecho, le dirigiría en tres de los cuatro primeros títulos de la serie: '007 contra el Dr. No' (1962), 'Desde Rusia con amor' (1963) y 'Operación trueno' (1965), y fue el responsable de que aquel grandote torpón que había lijado ataúdes y descargado leche adquiriera la elegancia que el personaje del agente secreto requería.
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Tras aquella primera experiencia, el Sean Connery que volvió a Granada era una estrella absoluta. Pasaron la friolera de 18 años. En 1975, La Calahorra fue el escenario del rodaje de 'El viento y el león', producida por un gran estudio, Metro Goldwyn Mayer, y dirigida por John Milius. Además de Connery, en el reparto estaban Candice Bergen, Brian Keith y el mismísimo John Huston. La película, basada en un hecho real, trata del secuestro de una viuda norteamericana y sus dos hijos, por parte de un caudillo berberisco, Al–Raisuli. El film mezcla los ingredientes aventureros con los políticos, los problemas derivados de lo colonial, etcétera.
En la película, el Castillo de la Calahorra se convierte en la fortaleza de Al–Raisuli, con lo cual aparece con sumo detalle en el metraje. Cabalgadas, conferencias y varios momentos culminantes de la trama se rodaron en las inmediaciones del castillo. Como curiosidad, la película tuvo una gran acogida en el mundo árabe, ya que fue muy respetuosa a la hora de mostrar las costumbres de los bereberes, con sus luces y sus sombras, hijas de un momento muy convulso.
Cuatro años más tarde, en 1979, Sean Connery volvió a Granada. Esta vez, a Motril. La única zona en la que había suficiente caña de azúcar plantada como para recrear Cuba. Así se llamó, precisamente, la película que vino a filmar: 'Cuba', dirigida por otro grande del celuloide: Richard Lester, artífice, entre muchas otras, de las películas de The Beatles y de dos de los tres 'Superman' clásicos. Lester regresaría luego a Granada para filmar otra superproducción, 'Los tres mosqueteros'. La imposibilidad de rodar en la isla caribeña esta historia ambientada en los días previos a la revolución que se había desencadenado 20 años antes hizo que la productora, de nuevo Metro Goldwyn Mayer, pusiera sus ojos en la capital de la costa.
A pesar de que la película ofrecía una imagen pérfida del régimen de Batista y de que, en cierta medida, la conversión del cínico protagonista –un mercenario llamado Robert Dapes, a quien encarnó Connery– hacia la causa revolucionaria era más o menos explícita, La Habana debió recrearse en lugares como la Fábrica del Pilar, los cañaverales del Camino del Canal –en la zona de Monte Castillo, la llamada Era del Maíz–, y en el entorno del Cuartel de Aviación E.V.A. 9. Tampoco estuvo contento el actor con el resultado de esta película, que llegó a calificar como «un error», pero sí recordó siempre la calidez con la que fue recibido en la ciudad costera. Él, y un reparto de campanillas: Brooke Adams –a quien persiguió por los cañaverales–, Delholm Elliot, Chris Sarandon y un largo etcétera de figuras.
Dejamos para el final, porque mucho se ha hablado de ella, la película que supuso el mayor éxito de los aquí narrados en la carrera del actor escocés: 'Indiana Jones y la última cruzada' (1989). La estación de tren de Guadix se convirtió en Iskenderun, lugar de parada para Indiana Jones –encarnado, cómo no, por Harrison Ford– y su padre, el doctor Jones a quien incorporó Connery. En el film, dirigido por Steven Spielberg adquirió un papel protagonista, además, la conocida locomotora Baldwin, elemento clave de los actos de homenaje a la película, que siguen repitiéndose periódicamente.
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