«¿Y si el encierro ayuda a descubrir a nuestros niños qué quieren ser de mayores»?

Enrique Bonet, además de dibujante, es uno de los grandes pegamentos del tebeo en Granada:le cae bien a todo el mundo. Y, encima, es insigne miembro fundador de la 'secreta' Romería del Meñique Incorruto, algo que, lamentablemente, no le ha salvado del aislamiento. «Mi casa es el lugar perfecto en el que pasar estos días. ¡Mi isla desierta particular, con la mejor compañía, llena de libros, películas y tebeos!». Echa de menos «la vida real», pero cree que es cuestión de paciencia. «Lo que llevo peor es pensar en la gente que lo está pasando realmente mal».

Y como lo suyo es dibujar, decidió dibujar de eso, de lo suyo, de lo que es tener una vocación clara: «Pensé en cómo hubiera vivido esta situación si yo fuera un chaval, obligado a permanecer en casa días sin entender por qué... Y ahí surgió la idea. Quise reflejar cómo el aburrimiento puede ayudar a despertar las inquietudes artísticas, pero preferí ampliar a cualquier tipo de descubrimiento de una vocación personal. ¿Y si el encierro ayuda a descubrir a nuestros niños qué quieren ser de mayores?».

Bonet, autor del formidable cómic 'La araña del olvido' (Astiberri, 2016), que trata sobre el intento de Agustín Peñón por esclarecer el asesinato de Federico García Lorca, está enfrascado en varios proyectos. El primero, una novela gráfica que está realizando con Joaquín López Cruces, ambientada en Las Alpujarras, en los años de la II República. Ha ilustrado un libro de cuentos que se publicará en breve y está recopilando en un tomo algunas de sus mejores historietas de humor. Que crezca Bonet. Y que crezcan las vocaciones.