
Juan José Montijano | Profesor e investigador
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Juan José Montijano | Profesor e investigador
«Mi cruz perfecta es de claveles rojos, alta y con objetos de artesanía local»El profesor e investigador Juan José Montijano (Granada, 1977), no para. Tras haber desvelado la historia de personajes del mundo del espectáculo tales como Manolita ... Chen o Ángel de Andrés, y la intrahistoria de la Tarasca, ahora ha lanzado el libro definitivo sobre la festividad del Día de la Cruz. Su obra 'La Cruz de Mayo en Granada' (Almuzara), aporta datos muy desconocidos, anécdotas y un riguroso estudio histórico sobre esta tradición tan granadina.
–¿Por qué publica este libro precisamente ahora?
–Porque la historiografía granadina adolece de escritos y documentación que recopile, estudie, investigue y se adentre a fondo en buena parte de sus tradiciones. Este es el cuarto libro de mi serie sobre estas tradiciones, tras los dos primeros sobre la Tarasca y el tercero sobre el Corpus. También le digo que no será el último. Creo que es el mejor momento para que el Día de la Cruz renazca, después de haberse convertido en una montaña rusa emocional, festiva, donde ha faltado cierta sensibilidad tanto por parte de las instituciones como por parte de muchos granadinos, quienes a veces han caído en la abulia.
–¿Cómo se recuperó la fiesta?
–Fue en 1908, gracias a la labor del Centro Artístico. Desde entonces, se ha mantenido con altibajos en este algo más de un siglo.
–¿Dónde enraiza esta tradición?
–Fundamentalmente, tiene su origen en la tradición pagano–religiosa del advenimiento de la primavera. Es heredera de los rituales agrícolas asociados a ese advenimiento. El 3 de mayo era la fiesta de la Invención de la Cruz hasta 1960, cuando Juan XXIII unificó dicha fiesta con la de la Exaltación, que se celebra el 14 de septiembre, en esta segunda fecha. Desde esa fecha, pierde el sentido litúrgico. En cuanto a las raíces paganas, estas se hunden, nunca mejor dicho, en ese árbol denominado 'mayo', en torno al cual se celebraban las Mayas, fiestas donde se danzaba y cuyas participantes, vírgenes, recogían dinero para diversas obras sociales y culturales de la vecindad en que se encontraban.
–Hemos llegado a tener cruces sin cruz.
–Y barras sin cruz, y cruces sin barra. De hecho, la barra nunca formó parte del Día de la Cruz, sino que es un invento que se transfiere de otras celebraciones andaluzas a finales de los 70, hasta mediados de la primera década de este siglo, cuando el desorden que generó el consumo indiscriminado de alcohol echaron por tierra, de forma lamentable, la festividad.
–¿Qué le falta y qué le sobra al Día de la Cruz, hoy?
–Le falta sensibilidad, y no sólo a la corporación municipal de turno, sino a los que estuvieron, están y vendrán. Es una tradición sobre la que no se ha entrado a fondo, en detrimento del Corpus. Le sobra el hecho de que nos fijemos en otras ciudades como Córdoba o algunos pueblos de Sevilla, a la hora de celebrarlas. Granada tiene su propia idiosincrasia, no tiene que mirarse en el espejo de nadie, porque esta festividad se remonta 450 años atrás.
–¿Cómo pueden colaborar las autoridades eclesiásticas a ensalzarla?
–No debemos olvidar nunca que la cruz es un altar, donde se exalta la cruz de Cristo, y que su origen es el descubrimiento por Santa Elena de los maderos donde fue clavado el Salvador. La Iglesia se ha desmarcado del ritual pagano en que se ha convertido la fiesta, pero no sería mala idea que se abrieran las puertas de los templos y se adorara la cruz ese día, teniendo, además, tantas y tan buenas manifestaciones artísticas sobre el tema.
–¿Qué opina sobre los carteles que anuncian la fiesta?
–Al revés que ha ocurrido con los del Corpus, donde este año, por ejemplo, desaparece cualquier referencia a la fiesta y así ocurre desde 2015, los de la Cruz sí que han preservado algunos de sus elementos más característicos, como el pero, la cerámica, las tijeras, o las propias cruces. El estilo es algo diferente y opinable. El de este año, por ejemplo, es colonial, pero tiene todos los elementos.
–¿Cómo sería para usted la cruz perfecta?
–De claveles rojos, bien alta, grande, y con todos los elementos típicos de la artesanía granadina: la cerámica de Fajalauza, el cobre sacromontano, las mantas alpujarreñas, la taracea, e imágenes religiosas de gloria, porque a veces se comete el error de colocar imágenes de pasión. Tampoco debe faltar una referencia a la Patrona.
–¿Quién soporta hoy la responsabilidad de mantener el 'canon' en esta celebración?
–Dado que muchas cofradías no acometen el esfuerzo de hacer un monumento este día, la festividad se sostiene básicamente gracias al Ayuntamiento y las distintas entidades:hermandades, asociaciones, colegios... que deciden poner su granito de arena para mantener esta tradición.En 1939 fue el año en que más cruces se montaron: 150, y en 1992, casi 100. Han sido los años donde más monumentos hubo. Echo de menos algunas celebraciones antiguas, como el Día del Clavel, el Día del Turista, los recitales poéticos y flamencos que a veces acompañan esta fiesta.
–La música y la gastronomía también se han contaminado.
–Desde luego. El hecho de que se bailen sevillanas –algo que se introdujo tras la eclosión de este género en los 80– es algo impostado. Recuperar los bailes tradicionales granadinos, como 'La reja', 'El candil' o 'La cachucha' sería deseable. Y que falten las habas crudas, las salaíllas y las jayuyas, es algo que debiera cambiarse, como los trajes, que ahora son de flamenca, y podrían ser los típicos granadinos, cuya recuperación sería una gran noticia.
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