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El armillero Dellafuente, que un buen día tuvo el sueño improbable de hacer música, compartirá esta tarde escenario en la Plaza de las Pasiegas junto a una leyenda de la guitarra flamenca como Raimundo Amador. Un show único en el que se presentará ... al menos una de las dos colaboraciones que ambos idearon durante una semana compartiendo estudio en Sevilla gracias al impulso que Red Bull aporta desde hace un tiempo a la carrera del cantante granadino, y que incluye un documental entre otras acciones. «Este concierto es el culmen del proyecto», admite Dellafuente a IDEAL, a quien dieron «carta blanca» para escoger al artista con el que quería trabajar. «Le di vueltas y elegí a Raimundo porque para mí es una de las pocas leyendas de la música en España que además ha conseguido ese reconocimiento en vida. Daba por hecho que no saldría, pero aceptó», cuenta. Un sueño que hará realidad, ya en sociedad, en pleno corazón de su Granada.
2.000 personas podrán acceder a partir de las siete de la tarde a un recinto habilitado en la Plaza de las Pasiegas con aforo limitado a través de una serie de invitaciones gratuitas que volaron en apenas dos minutos en Internet. «Me dio alegría y pena a la vez, es raro; fue increíble, pero también pienso que habrá quien quiera apuñalarme cuando me vea por la calle porque no pudo ir. Hubo gente que ni se enteró», reconoce Dellafuente. El espectáculo se dividirá en tres actos: primero el concierto de Raimundo Amador con sus habituales, luego Dellafuente con los suyos y por último de la mano, junto a la banda del flamenco, para presentar su colaboración.
Ambos realizaron sus primeros ensayos ayer en un cortijo de la provincia. El granadino, modesto, no disimula su felicidad. «Esto es como cuando tienes trece años y pides una moto por Reyes. Raimundo tiene historia como para hacerle una serie. Estamos hablando de un genio que ha colaborado con B. B. King o Camarón en 'La Leyenda del Tiempo', que podría decirse que es el disco más importante de la historia del flamenco por su carácter transgresor y todas las anécdotas que lo rodean», apunta Dellafuente. Es precisamente la veneración que le profesa lo que enamoró a Raimundo Amador a la hora de colaborar. «No lo había escuchado antes pero me di cuenta de que era un tío que controla y que me seguía desde la época de Pata Negra o Camarón. Le gusta el flamenco; era aficionado, y ahora artista. Se nota que se preocupa por quienes estuvieron antes que él, y tiene su mérito. Ver que es un fanático es un orgullo», agradece el músico.
El primer encuentro entre Dellafuente y Raimundo Amador después de que el flamenco aceptase la propuesta de Red Bull tuvo lugar en la casa de este en Sevilla. «Fui a comprobar si había 'feeling' y estuvo bien. Compartir estudio fue una experiencia muy bonita, junto a mi productor Antonio, Raimundo y su hijo que es percusionista y El Guincho –socio de Rosalía– como productor e hilo conductor de la colaboración», expone el cantante granadino, quien reconoce que su primera intención fue trabajar en el estudio en el que se grabó 'La Leyenda del Tiempo', ya desaparecido. «Era más un reto para él que para mí, pero a Raimundo le das una guitarra y puede estar tres días sin parar, le das un ritmo y se adapta a lo que sea. Es un culo inquieto y le mola complicarse la vida musicalmente. Me parece increíble que, siendo seis cuerdas y habiendo tantos guitarristas, escuches lo que hace y suene siempre a él», se rinde Dellafuente.
Ambos opinan que su espectáculo de esta tarde será «bastante especial» porque «no hay precedentes». «Se va a liar una buena con todo el dispositivo que lo va a rodear, con las calles cortadas. Será complicado que se vuelva a hacer y quien esté podrá decir que estuvo», remarca orgulloso Dellafuente. «Nos hemos compenetrado bien artísticamente, es un chaval llano y buena gente», le concede Raimundo Amador, quien guarda un cariño especial por Granada, por los preciosos zarcillos que aquí compró por veinte duros a la que todavía es su mujer cuando comenzaron a salir o por «el plan hippie» junto a Kiko Veneno en la Alhambra, de donde los terminarían echando. «El primer concierto que di después de salir de Pata Negra fue en el Teatro Isabel la Católica y sentí el cariño de la gente, fue muy grande para mí», rememora el músico.
A pocas horas de lo que será un antes y un después en su carrera, la persona tras el personaje define su presente como «la recta final para matar a Dellafuente». «No quiero ser un artista urbano más sacando canciones, quiero que tenga sentido. Me siento más lejos que nunca de esa escena. Dellafuente quería vivir de esto, salir de donde estaba y tener una vida mejor, y he superado mis propias expectativas con creces», refleja. «No sabría decir cuáles son mis límites, porque creo que los pasé hace ya tiempo», se encoge.
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